11. Quemar el mítico árbol

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Adam

Estaba sin palabras por lo que Francis me había contado. Ya ni siquiera sabía qué hacer al respecto porque no quería incomodar a Emily. Si yo era su padre en su dimensión, entonces significa que morí. Me preguntaba cuán duro ha sido para ella convivir conmigo estas pocas horas desde que nos conocimos.

Cuando íbamos de vuelta a Alana, por suerte fue Blas quien mantuvo una conversación con ella porque yo claramente no podía. Miles de preguntas divagaban en mi mente y para ninguna tenía respuesta. ¿Por qué ella existe solo en su dimensión? ¿Por qué era yo su padre? ¿Quién era su madre? ¿Por qué todos murieron allá?

No ponía en duda lo que me había dicho mi hijo ni por un segundo, pero de todos modos debía preguntarle a Emily. Tenía algo de miedo por cómo iba a reaccionar, pero debía intentarlo. Sin embargo, esperaría un poco más hasta hacerlo.

Una vez de vuelta en las academias, nos dirigimos los tres de inmediato a la de los Black para ver si Kenneth estaba allá y si había aceptado en ayudarnos que era lo más importante. Él y Cristal se encontraban en el salón de la academia, sentados en uno de los sofás. Discutían de lo que supongo es a lo que vinimos, pero se quedaron en silencio en cuanto nos vieron entrar.

—Al fin llegan. Pensé que nunca volverían —dijo Cristal riendo.

—Blas estaba en Atalana —dije encogiéndome de hombros.

—Hola —dijo Emily de pronto dirigiéndose a Kenneth—. Soy Emily Evans.

—Un gusto, Emily. Soy Kenneth Walker.

—¿Y bien? —dije mirando a mi amiga.

—Claro que Kenneth nos ayudará, pero tiene sus dudas.

—¿Por qué? —preguntó Blas—. ¿Qué podría salir mal?

—No sé si los tres seamos lo suficientemente fuertes como para contener poderes como los de Camille o Emily, mucho menos si se trata de ambos —explicó el rubio.

—Pero no sé trata de fuerza o quien tiene más poder —mencionó Emily—. Se trata de concentración.

—Aún así, Emily. Tus poderes son desconocidos para nosotros y los de Camille también.—Kenneth hizo una mueca y se encogió de hombros—. Estoy seguro de que ustedes dos son las únicas que pueden incluso cerrar el portal. Es un portal después de todo.

—Me siento un poco débil —dijo ella— y Camille está inconsciente. No sé para cuándo vamos a estar listas y el portal hay que contenerlo cuánto antes porque no sabemos qué puede ocurrir.

Todos nos quedamos en silencio sin saber qué decir, tan solo pensando en alguna otra solución. Era en momentos como aquellos en que deseaba tener toda la información del mundo en mi cabeza, tan solo para idear un plan que sí funcionase.

—¡Llegué! —dijo alguien entrando al salón.

Eric entró rápido mientras nos saludaba a todos con un gesto de mano y se acercó hasta estar a un lado de su hermano. Estaba sonriente, pero algo me decía que en realidad estaba más nervioso de lo que aparentaba.

—No hay necesidad de introducciones ni explicaciones —dijo—. Kenneth ya me contó todo y también por qué piensa que no es una buena idea.

—¿Tienes algún otro plan? —preguntó Kenneth mirando a su hermano.

—Lo tengo, claro que sí. ¿Por quién me tomas? —respondió el castaño.

—¿Qué clase de plan? —preguntó Blas.

—De cierto modo, el plan de Emily puede funcionar, pero no debemos contener el portal específicamente, sino destruirlo.

—¿Cerrarlo? —pregunté.

—No, destruirlo.

—¿Cómo diablos vamos a hacer eso, Eric? —preguntó Cristal—. Es casi imposible competir con un poder como el de las chicas.

—Cristal, llevas en esta tierra por mucho tiempo y sabes de antemano cómo funciona la naturaleza. El balance para ser específicos. —Eric nos miró a todos, pero no dijimos nada para que continuara con su explicación—. El fuego y Mia son la clave.

—¿Fuego? ¿Mia? —dijo Blas confundido.

—¿Por qué siempre Mia? —pregunté.

—¿Acaso olvidan dónde hicieron el portal? —preguntó él.

Todos nos miramos entre sí y luego a Eric para que ya fuera al grano de una vez.

—Elabora y en español si puedes —dijo Cristal.

—Es el árbol de la comunidad sobrenatural. Mítico y muy poderoso. Básicamente hicieron un portal sobre un árbol ancestral que nadie puede destruir a excepción de los elementales.

—¿Cómo? ¿Por qué? —dije yo incrédulo.

—Hay una leyenda —dijo Eric sacando un libro que traía en la mochila.

Lo dejó sobre una pequeña mesa que estaba frente al sofá y buscó la página que necesitaba. Lo miré por unos segundos, pero estaba en un idioma que no entendía.

—¿Qué idioma es ese?

—El idioma de las brujas y uno muy ancestral —explicó Kenneth—. Es complicado de entender.

—Ya me di cuenta.

—Según el libro, solo los elementales de fuego más poderosos pueden destruir el árbol —explicó Eric—. Se dice que aquellos que dominan más de un elemento tienen más posibilidades de hacerlo. Sin embargo, esta medida es solo para una situación extrema que concierne totalmente a la comunidad sobrenatural. Hasta donde todos sabemos a la comunidad sobrenatural no le importa mucho qué pase con los nefilim y si quemamos el árbol, nos matarán, de seguro.

—Pero ¿de qué serviría quemar el árbol? —pregunté.

—Quema el árbol y todo lo que hay en él desaparece. El portal es ya parte de él —explicó Kenneth.

—No podemos hacerlo —dijo esta vez Emily—. Es muy peligroso. Pondremos la vida de todos en peligro de ser así.

—Sí, Emily tiene razón. No me gustaría ver a cientos de criaturas tras nosotros —dijo Blas haciendo una mueca.

—Entonces podemos dejar el portal tal como está y rezar para que nada malo suceda —dijo Eric—. No se me ocurre otra solución.

—No debí venir así. Lo siento mucho, chicos —mencionó Emily.

Toqué ligeramente su hombro para darle a entender que todo estaría bien aunque todos sabíamos que no era así. Nada era certero. No sabíamos si aquel portal solo conectaba a nuestras dimensiones o a muchas otras, entre ellas infiernos de los que podrían venir demonios.



***

Ya es tarde aquí, pero espero que les guste <3.  

LOS CAÍDOS #7 - DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora