12 - "Un nuevo amigo"

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[ "¿Será que al dejarte sola encuentras un nuevo amigo?" ]

     Recordarán que hace unos días Megumi Fernández envió una carta a (Tn) Infante tras un arranque de valentía, y posterior a eso; la misma mujer llegó al establo acompañada de Adrián Alvarán. Ahí fue donde nos quedamos.

«Un error, fue un error. Cada vez estoy más bruto.» se decía el pelinegro con angustia.

Habían pasado tres días desde que le mandó aquella notita mediante Junpei. Ya sé lo que están pensando: "Megumi, calma. No hay motivo para angustiarse". Sinceramente pienso lo mismo, pero el joven Fernández suele ser muy inseguro cuando se trata de... Esperen, esto no lo tengo que decir yo. Sigamos.

—¡Megumi! —llamó Chuy. —Te estaba llamando y te quedaste todo engarrotado, ¿'tas bien?

—Ah sí, ¿qué quieres mi chavo? —parpadeó un par de veces.

—Nada. Esto es para ti. —le entregó un sobre cuadrado.

Frunció aún más el entrecejo recibiendo el dichoso sobre, dándole vueltas para ojearlo.

—Ahora soy el puerquito de los recados. Piedad. —alegó Junpei haciendo unos gestos con las manos alzadas, para luego retirarse de regreso a la casa Infante.

Curioso, observó el sobre con detallada atención. ¿Qué era eso? Uy no, ¿acaso es lo que cree que es? ¡Su carta de despido!

Ahora, en lugar de curioso, abrió rápida y angustiadamente el sobre. Las manos le temblaban y ese desagradable vacío llenó su estómago, si era eso posible.

Vaya sorpresa y alivio se llevó al observar primeramente el contenido. Quedó atónito un par de segundos, paseando sus ojos entre palabra y trazos. Bonita letra, legible... Muy ella la verdad.

Con el corazón a mil, la sorpresa apoderándose de su expresión y sus océanos que leían las letras de aquella chica, se sintió; como un adolescente...

Con el corazón a mil, la sorpresa apoderándose de su expresión y sus océanos que leían las letras de aquella chica, se sintió; como un adolescente

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Sonrió de labios inmediatamente. "No me ha molestado, en lo más mínimo", tan formal como siempre. Sus mejillas, se tiñeron de ligeros pigmentos rosa al leer la invitación al pueblo. No lo esperaba, para nada esperaba recibir respuesta, más invitación.

El resto de aquel jueves culminó, sin más que esa incontrolable emoción y ansiedad.

Esa misma noche, conciliar el sueño fue dificultoso. Por más vueltas y vueltas que diera sobre la cama no conseguía sacudirse las incógnitas que en él rondaban, comenzando con el rubio del día anterior y de la reciente invitación al pueblo.

¿Por qué lo invitaba a él cuando podía ser cualquier otro?

Ahora que lo pensaba; no tenía mucho dinero en sus ahorros, ¿qué pasaría si la señorita Infante deseaba desayunar? Es decir, sí tenía unos cuantos centavos, es solo que no esperaba gastarlos tan pronto.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora