𝗗𝗔𝗥𝗞 𝗣𝗛𝗢𝗘𝗡𝗜𝗫 ━ 𝔞𝔫𝔞𝔨𝔦𝔫 𝔰𝔨𝔶𝔴𝔞𝔩𝔨𝔢𝔯

━━━ 𝐈

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Oscuridad. Había oscuridad y un molesto pitido que ensordecía sus oídos, también, podía sentir los enloquecidos latidos que daba su corazón cada segundo que transcurría.

Los nervios la asfixiaban, no estaba lista para quedarse sola, menos ahora que debía dar su conferencia anual. Temía por lo que podría ocurrir.

Ahí venía. Un pesado calor comenzaba a formársele en el interior, iba aumentando y necesitaba dejarlo salir antes de que todo empeorara, pero, ¿cómo no hacerlo? ¿Cómo hacerlo sin dañar a los demás?

—Oye —su voz la trajo de vuelta—, ¿estás bien?

Negó en un gesto y cuando su amiga estuvo lo suficientemente cerca se le abalanzó en un abrazo. Uno muy fuerte.

—Vas a romperme —bromeó.

—¿Por qué no te quedas conmigo hasta que acabe la reunión? —sugirió—. No te pido que hables por mí, yo puedo hacerlo, solo no me dejes sola.

Al tomar cierta distancia, la ex-reina pudo divisar un atisbo de pánico en los ojos mieles de la castaña.

—Quisiera quedarme, de verdad, pero tengo un deber en Coruscant —respondió con pesar—. Confía en ti, yo lo hago, hazlo como lo practicamos.

—Contar hasta diez, respirar hondo y pensar en todas esas personas que nos necesitan.

—Así se habla, niña —sonrió—. Escucha, te conozco bien y puedo asegurarte que eres capaz de encargarte de ellos —le acarició los antebrazos—. Tú sabes que sí.

—Lo sé, es que muero de nervios.

Dejó salir el aire contenido, apretó los puños y se armó de valor, así como Padmé ella tenía un deber por cumplir.

—R2 se quedará contigo, ambos no pueden vivir sin el otro —rieron en contraste—. Tienes que irte.

Asintió indicándole a su compañero droide regresar a las instalaciones donde se llevaría a cabo el evento. Allí dentro saludó a varios Senadores y se reunió con el representante de la comunidad de esclavos en Tatooine.

—Señorita Nix, le agradezco por esto —apresó sus manos con las suyas—. Sin usted, los esclavos seguiríamos tan sometidos como antes, gracias también por la oportunidad de representarnos entre nosotros.

—Tansy —lo llamó—. Sin dar muchos detalles, puedo decir que, extrañamente, los entiendo, y que no permitiré que sigan siendo abusados —puso una mano bajo el mentón del encanecido hombre y levantó su cabeza—. Cuando menos lo esperas el reaparece y todo vuelve a estar bien. Ninguna tormenta es eterna.