Charlotte

390 25 9
                                    

- ¡Adam! - En un susurro gritado, llamo a mi mejor amigo, toco su hombro pero intuyo estará en el séptimo cielo - ¡Adam joder! ¡Cazadores! - me levanto y mentalmente me maldigo por lo que estaba a punto de hacer, aunque, si ellos llegaban a donde estábamos, el agua derramada por el rostro de Adam, no es que hubiera sido una gran pérdida.

- Joder Lotte ¿Qué coño haces? - Espero un par de segundos para que reaccione y se dé cuenta - por los alaridos que se escuchan en la calle - de la situación en la que está. Mientras dejo que procese el terrible destino que estaba a punto de depararnos, mi mente no cesa. - Inquieta, como humana estúpida que soy -. Me acerco lentamente a la única barrera que nos separa de los Cazadores, ahora me parece lamentablemente ridícula. Incorporo mi cuerpo a la puerta y cierro mis ojos para centrarme en cualquier sonido fuera de lo normal. Me sobresalto al escuchar los cristales de la zona baja del edificio - han entrado-.

- Mierda, están aquí - musito mientras trastabillo hacia atrás, cayendo de culo sobre el mugriento colchón. Aprieto mis dientes intentando pensar rápido una forma de escapar de esa jaula maldita.

- Charlotte, no voy a dejar que te pase nada. - Adam se acerca a mí con voz nerviosa pero firme, acariciando mi hombro de forma fraternal. Lo miro con una expresión ininteligible. - ¿Pretende salvarme de la muerte? Eso es imposible -. Mi cara está girada hacia donde sus ojos deben estar, pero mi mirada abarca toda la estancia y junto a mi mente, buscan tentativamente algo para sobrevivir, algo inútil. Sujeto la Glock que tengo aferrada en el muslo con una correa de cuero. Estoy decidida a usarla, decidida a terminar con un año entero de sufrimiento y dolor, decidida a poner fin a esta pesadilla interminable. Comienzo a sacarla lentamente de su posición, estoy intentando no mirar a Adam a los ojos, creo que va a dolerme más a mí que a él, pero no pienso ver como destrozan a mi amigo esos malditos cazadores, si alguien tiene que volarle los sesos, esa seré yo. Suelto el seguro y el ruido hace que Adam entienda la situación. Me mira vacilante, su nuez baja mientras traga, está nervioso, sabe que es el final. Asiente mientras se arrodilla junto a mí y pega el cañón de mi pistola a su empapada frente. Los alaridos de los cazadores se escuchan más cerca de nuestra posición, aparto mi mirada, estoy a punto de estallar la cabeza de mi mejor amigo, de la única persona en la que confié mi plena vida. Vacilo por un momento y dirijo mi mente a la playa, donde tomábamos unos refrescos riéndonos de la vida. Mi recuerdo es tan real que siento la verdadera brisa en mi rostro, aunque no es tan fresca como me gustaría, es caliente y pesada como el aire acondicionado en pleno mes de agosto. Mi cabeza en ese justo momento hace "click" y bajo lentamente la pistola que apunta a mi amigo.

- ¿Charlotte, qué haces? Vamos, dijiste que si este momento llegaba tú serías quién lo haría - Adam desliza su aliento pesado y dirige sucesivamente su mirada de la puerta hacia mí.

- Cállate, tengo una idea. - Empiezo a amontonar mierdas variadas que había por la pequeña oficina. Cualquier cosa me valía en ese mismo momento. Debía actuar rápido, no tenía tiempo de explicaciones.

- ¡Charlotte, para joder! ¡Se acabó! - Miro con ira a Adam. Su pecho sube y baja con brusquedad. Estoy a punto de gritarle, pero noto el miedo que emana de su mirada, así que decido desperdiciar unos valiosos segundos de vida en explicarle brevemente lo que me ha hecho retroceder. Me acerco y apunto hacia el techo.

- Los conductos de ventilación Adam, los putos conductos. Sube tu primero, puedes auparme rápidamente a mí.

Adam se queda dubitativo por un momento, pero los cristales desquebrajándose a pocos metros de distancia - en la misma planta donde nosotros estábamos - lo obligan a regresar de su limbo privado. Ambos amontonamos un par de casilleros que había esparcidos por la diminuta estancia y Adam, de un solo puñetazo, consigue abrir la rejilla atascada de cenizas. Meto en la mochila la linterna, algunos papeles y un trozo de cristal para hacer fuego. Vuelvo a sujetar bien la Glock de mi padre en mi muslo y confirmo haber metido lo poco que llevábamos en nuestro viaje a ningún lugar en la mochila. Miro con nostalgia la botella de agua vacía, ahora sí que me arrepiento de haberla desperdiciado tirándola al rostro de Adam. La cuerda que sujeta el pomo no vale de nada para los Cazadores, así que le hago un corte limpio con mi cuchillo y la amarro a mi cinturón. En el otro extremo, la anudo con la rejilla polvorienta del conducto y alzo mis manos hacia Adam, dejando que me introduzca en el respiradero y pateando las cajas que nos hicieron subir. Una vez dentro del conducto y con la rejilla volviendo a cubrir la cavidad, ambos esperamos quietos a que aparezcan Los Cazadores. La puerta se zarandea violentamente y termina hecha pedazos dejando entrar al menos a cinco Cazadores. Tapo mi boca entre mis manos, el más mínimo movimiento puede matarnos. Estos muertos eran los más letales. Tenían una inteligencia por encima del resto de mutantes, aparte de unas cualidades físicas que no tiene ni siquiera un humano que ejercita diariamente. Corren sin descanso, su agudeza visual y auditiva están al mismo nivel que el de un perro. Lo único que nos estaba salvando de estos criminales era su disminuida capacidad olfativa. Me gustaba mirar de cerca - al menos lo más cerca permitido por mi propia vida - a estos seres. Quizás de lejos no puedes diferenciarlo de uno de nosotros. Huelen mal, nosotros también. Están manchados de sangre, nosotros tenemos sangre seca en el cuerpo de hace semanas. No presentan ningún signo de violencia extrema en sus cuerpos. No tienen mordiscos, no tienen nada que pudiera haberlos infectado. Sin embargo había dos diferencias enormes entre ellos y nosotros. Sus ojos están muertos, sin vida. Ellos viven para matar y nosotros matamos para vivir.

Tengo los músculos tensados de evitar respirar con la suficiente fuerza como para delatar nuestro improvisado refugio. No sé cuánto se quedarán merodeando, intentando cazar su presa. Miro por el rabillo del ojo a Adam. Se tapa la nariz para no estornudar, y yo rezo para que no lo haga. Los disparos al otro lado de la calle vuelven y un grito de guerra hace eco en el edificio, provocando la incrementable atención de Los Cazadores; éstos, en un alarido como de guerra, salen a trompicones de la estancia con la misma fiereza que entraron. Mentalmente cuento cinco minutos hacia atrás y entonces dejo a mis pulmones inflarse del aire suministrado a cuentagotas.

- Hemos estado cerca - Adam susurra y un atisbo de sonrisa hace que mi seguridad vuelva a estabilizarse.

- Si llegas a estornudar, date por muerto - Entrecierro mis ojos para enfatizar mi amenaza y me dispongo a buscar la linterna para salir de esa pocilga por el conducto de ventilación.

El túnel es lo suficientemente grande para que ambos podamos cruzar sin problemas, pero lo suficientemente estrecho como para llenarnos de la mugre residente desde antes de la generación Zero. Mientras nos desplazamos por el conducto, mi mente divaga sobre qué haremos ahora. Nos hemos quitado de encima al menos a cinco Cazadores, pero la ciudad sigue sin ser segura. Cuando tuvimos la oportunidad de alejarnos de toda esta mierda, no lo hicimos. Nuestra parte humana nos arrinconó y nos hizo presa de esta jungla nueva. Recuerdo que la hermana pequeña de Adam, ese día - ese maldito día - tuvo clases de violonchelo. Su madre fue de compras al centro comercial y mis padres estaban en casa, como siempre. Mi tío Frank llegó con la furgoneta preparada para coger la carretera y huir del caos, pero no pudimos dejar a Adam sólo, buscando a su familia. Toda acción, conlleva una consecuencia y ese día, la consecuencia fue más dura de lo jamás imaginado.

Un destello de luz hace que aterrice en el ahora, en la realidad nueva, hemos llegado a la azotea. Le doy señas a Adam y él pasa por delante de mí para avisar de algún peligro, asegurando la zona. Pasan dos largos minutos, mientras él está fuera y el miedo empieza a instaurarse dentro de mí, pensando en que quizás la parte de arriba no esté tan sola como nosotros creíamos. Empiezo a moverme con alarma, cuando los brazos de Adam deciden asomarse por el conducto y llevarme fuera. El aire espeso, plagado de un aroma a muerte y descomposición me marea levemente. Echo un vistazo a la azotea, aunque Adam haya hecho su trabajo, cuatro ojos vigilan mejor que dos. Desde este edificio puedo divisar las llamas que se propagan a lo lejos, si las miro fijamente, puedo notar su calor en mi piel. No tengo ni idea de qué ha causado ese incendio, y tampoco voy a interesarme en saberlo.

- Charlotte, he estado mirando y hay al menos cinco edificios interconectados por las azoteas - Adam señala la hilera que tendremos que pasar. - Si en alguno no te atreves a saltar, podemos utilizar la cuerda ¿La cogiste verdad?

- Sí, la cogí, pero no creas que la cuerda tiene demasiada resistencia. Ha trabajado duro para nosotros durante un par de meses. Las cosas se rompen si no se reponen Adam. - Avanzo hacia la primera cornisa y me giro con una sonrisa traviesa - Además ¿Piensas que no soy capaz de saltar esta mierda?

Sujeto mi mochila, doy unos pasos hacia atrás y en una carrera corta, impulso mi cuerpo hacia el otro edificio. Primer salto conseguido y sin muertos a la vista. La adrenalina me incita a saltar aún más alto, a correr aún más deprisa, a bajar el control y la guardia - y ahí se encuentra el craso error -.

__________________
Hola a todos que tal!?. Sé que ando muy Perdida últimamente, pero es que he estado demasiado liada con la publicación de mi primera novela. Creo que hoy o mañana como muy tarde, subiré el siguiente capítulo de esta novela.
Y para los que os encanta "Perdida", no os preocupéis que ya tengo casi listo un capítulo especial que publicaré en breves.
Mil gracias a todos por las acogidas que le dais a mis novelas. No tendré nunca palabras suficientes para agradecer todo el apoyo, cada lectura, cada voto, cada comentario.
Besos infinitos

_______ _______________________________________

Puedes comprar mi novela aquí :
ENVÍOS A ESPAÑA ➡ http://www.amazon.es/Perdida-historia-c%C3%B3mo-perd%C3%AD-misma/dp/8490959862

ENVÍO INTERNACIONAL ➡ http://www.librolibro.mobi/verLibro.php?isbn=9788490959862

ENVÍO ESPAÑA, COMPRA DIRECTA A MÍ Y FIRMADO ➡ Maite.g.camacho@gmail.com

ZERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora