Lo que suceda en Caiyi, se queda en Caiyi (Preludio del desastre)

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Jiang Mao ya se había imaginado que ser el primer discípulo sería difícil.

Ser el primer discípulo de un líder con un temperamento "especial" sería difícil. Ser el primer discípulo teniendo al temible Sandu Senshou como líder iba a ser una tarea titánica para sus nervios.

Bueno, más o menos.

En realidad estaba exagerado un poco, como toda la reputación que rodeaba al supuesto irascible Sandu Senshou. Su líder solo estaba rodeado de arpías, gente sin mucho qué hacer más que inventar mitos, cada uno más ridículo que el anterior. Aunque, un par de las historias de su líder SI eran reales, su propia naturaleza sanguinaria era comparable con los cuentos que usaban las madres para espantar a sus hijos; pero claro, las guerras e invasiones no se ganan con el diálogo, por más que el clan Gusu Lan quiera pregonarlo hasta el cansancio.

Él sabía de los sacrificios que su líder había hecho por su gente, había visto en primera fila cómo su líder empuñaba su espada cortando miembros y cabezas, mientras que con zidian torturaba al punto de que su víctima enloquecía por el dolor. Su líder se había manchado las manos de tanta sangre, con tal de que ellos no lo hicieran, con tal de recuperar la orden de su propia nación, ya que después de la invasión fantasma y del asesinato de los antiguos líderes, tribus bárbaras se habían hecho de los territorios, causando miseria y agonía para la gente inocente. 

Podría decirse que Jiang Mao acompañó al joven líder desde la recuperación y reconstrucción de Yunmeng Jiang, por ende, era quien conocía mejor a Sandu Senshou, incluso un poco más que la araña Yu Zhu. Había visto las emociones de ese hombre a flor de piel y cómo las ocultaba para que otros no la vieran como debilidad para usarlas en su contra. Y eso no estaba resultando bien para alguien que sufría de desviaciones de qi de forma constante; el hombre era una bomba de tiempo que sólo necesitaba de una cosa minúscula para explotar:

La sola existencia del clan Gusu Lan.

Por eso ahora, andaba un poco asustado. Porque no había nadie, por lo menos en su clan, que no supiera de la casi tóxica aversión que Sandu Senshou tenía por los cultivadores vestidos de blanco. En realidad, su líder tenía resentimiento por todos los clanes: desde el opulento clan Jin, hasta el casi invisible clan Yao; Jiang Mao sospechaba que se debía a ciertos préstamos que su líder tuvo que pedir en el pasado (tema del que no se iba a hablar) y que su hermana se había escapado con el heredero Jin dejándolo desamparado y con un clan destruido (tema del que MENOS se iba a hablar); PERO, definitivamente el clan de las nubes siempre era merecedor del veneno corrosivo de Sandu Senshou.

Y ya dicho lo dicho, Jiang Mao se preguntaba cómo rayos su líder dormitaba en su asiento cerca del sol luciendo tranquilo, casi pacífico, mientras iba en una barca finamente ornamentada con banderas y símbolos portando orgullosos el loto, yendo directamente al cochino clan que, en un no tan remoto pasado, le provocaba al hombre tanta ira que Zidian chispeaba amenazante y su luz podía verse a lo lejos.

¿Por qué ahora parecía que estaba vacacionando? No, esa no era la pregunta ¿por qué no estaba escupiendo veneno? ¿por qué no estaba teniendo una desviación de qi como la que le provocó ver la invitación a esa maldita conferencia de cultivación? Jiang Mao se sentía algo rencoroso, no sabía en realidad que podía provocar tanta ira y odio, pero confiaba ciegamente en su líder, y si ese hombre vivía con ese resentimiento en el corazón, el discípulo principal lo entendería; por ello, también sentiría una aversión hacia el clan que mató por unos minutos a su líder.

Y ahora que lo pensaba, ese cambio tan radical, había sido cuando su líder sobrevivió a la muerte de puro milagro, sólo para toparse con que había perdido varios recuerdos importantes. Incluso había perdido la habilidad para pelear: no recordaba ninguna pose de lucha, ni los movimientos más básicos, con los que prácticamente había crecido. Y que sus discípulos más jóvenes le hubiesen ganado cuando se enfrentó a ellos a manera de juego, sólo eran alertas rojas que le indicaban que su líder estaba grave. Porque estar tranquilo, casi indiferente de su condición, no era algo normal en él.

De enfermo terminal a un villano escoria que protege a su hijo precioso.Where stories live. Discover now