De enfermo terminal a un villano escoria que protege a su hijo precioso.

Sólo he tenido a Jiang Jingyi conmigo por un día y medio...

Pero Si algo le llegara a pasar, asesinaré a todos en esta habitación y luego me suicidaré.

💙💜

Jiang Cheng había jurado que, sí lidiar con dos semestres de finanzas, y encima, las clases intensivas de Yu Ziyuan de economía habían sido pan comido en su primera vida; podría lograr sin problemas entender el funcionamiento de un clan ficticio en menos de una semana.

Ha, inocente pobre amigo.

Lo cierto era que en su mundo, todo dato, documento, toda su maldita vida, podía guardarla en un pequeño aparato; y si querías consultar cualquier información, podías abrir el archivo virtual con dos o tres clic a lo mucho. Pero ahora, tenía como más de 10 años de libros y pergaminos de contabilidad empolvados y apilados frente al jodido escritorio de Sandu Senshou...es decir, frente a su jodido escritorio. Y ni hablar de los demás reportes previos al reinado del producto original.

Jiang Cheng tenía su cabeza dura recostada en ese mismo escritorio, cuestionando sus últimas decisiones y sintiendo amarga la victoria de humillar al eunuco Lan y más tarde, el convencer a la vieja Yu Zhan de dejarlo hacer, por lo menos, trabajo de escritorio mientras llegaba el día que debía partir a la conferencia... "... mi mente debe recordar ciertas cosas para la conferencia... lo tengo todo controlado, vieja Yu..."

Era una burla andante.

El joven que era en su primer vida podía buscar, recopilar y analizar datos a la velocidad de un rayo al tiempo que una buena conexión de Wifi podía conectarse a la nube y tener ahí su información para consultarla de forma rápida; pero Sandu Senshou, por lo menos el real, debía recordar todo el contenido de esos pergaminos, si bien, no para recitarlos de memoria, si para recordar en qué maldito pergamino estaba cada maldita moneda anotada. Ahora entendía las expresiones algo atónitas de los discípulos y arañas que se encargaron de ayudarle a cargar los libros de contabilidad a su oficina, y si querían decirle que eso era una mala idea, se contuvieron por el respeto (miedo, tal vez) que le tenían.

Estaba agotado y aún no había acabado el día.

Se había levantado temprano para despachar lo más pronto posible a los mensajeros Lan para empezar con su trabajo. Había descubierto la noche anterior que podía entender los antiguos caracteres escritos, también pudo enterarse de la fecha de esa conferencia, quedándole así un par de semanas para familiarizarse de las noticias que rondaban para no quedar como un ignorante; y tan pronto como escribió una misiva con sello y firma incluido, personalmente fue a despedir a sus invitados no tan deseados en el muelle, y al tiempo que los veía desaparecer en sus espadas, ya tenía su plan trazado.

Decidió retroceder diez años de reportes y pergaminos, de forma específica, en la época del ascenso del producto original al poder. De acuerdo a la novela, Sandu Senshou tomó el trono del clan cuando su pequeña nación fue azotada por una invasión donde los perpetradores fueron llamados fantasmas, ya que, nadie los vio llegar y efectuaron su matanza con brutalidad y sigilo; especulaciones decían que habían sido el equipo especial del heredero del clan Wen, con el fin de tener bajo su poder los secretos de los Jiang. Sin embargo, Sandu Senshou se antepuso de forma implacable y logró recuperar a su clan y a varias ciudades que tenía bajo su mando.

Por desgracia, al ser una nación destruida, se tuvieron que tomar medidas drásticas para regresar a la antigua gloria. Claro que, eso no era lo que contaban los demás clanes; al menos en la novela, decían que la tierra antes fértil de Yunmeng Jiang se había convertido en un páramo desolado, donde el suelo se alimentaba de la sangre de todo aquél que osaba importunar a ese maestro de los tres venenos.

...

Estaba comenzando a creer que todos los demás clanes no eran diferentes a las viejas chismosas que se decían amigas de su madre.