>>Aquí hay un poco de nieve<< eso pensé al momento de undir mis pequeños pies en ella, en el pequeño espacio con nieve; Fría y blanca como ninguna otra, para ese momento apenas y había alcanzado ver la nieve en programas de TV, por eso me sentí emocionada, pero al mismo tiempo no me sentía cómoda para jugar de inmediato. Era extraño estar en este lugar, con este frío, con estas personas usando cascos y llevando tablas de madera dentro de la casa frente a nosotros, papá está feliz, demasiado. Sus ojos miran la casa como lo hizo cuando se compró su carro.

—¡Es hermosa! —exclamó papá, lleno de juventud y entusiasmo digno de él —¡Aquí pasaremos las vacaciones desde ahora! —apuntó sonriente a la casa. Aunque no todos eran tan entusiatas.

—Claro... —mamá no parecía muy convencida mientras miraba a su alrededor; Bosque y frío en todas direcciones —por que cuando piensas en pasar unas buenas vacaciones te llega automáticamente este paisaje.

El sacamos casi no alcanza a papá.

—Ay amor, no seas pesimista —le pidió papá en lo que se ponía en frente de ella para besarla en la comisura de los labios — Tu solo imaginate navegar por ese hermoso lago —apuntó al lago detrás de nosotros —Tu, Yo y Lara flotando suavemente sobre las aguas.

—Las muy frías aguas —soltó mamá.

—Tu solo dale una oportunidad —le pidió mientras tomaba sus manos frente a ella, luego las besó suavemente —porfiiiiis.

Entonces papá puso ojos de perrito, esos de los que me dan risa, entonces mamá comenzó a mirarlo feo, pero como siempre su mirada se va aflojando hasta que ya ni siquiera parece molesta. Luego de un largo suspiro mamá dijo:

—Esta bien —soltó mamá por fin —Pero conste que dije que es un pésimo lugar para vacacionar.

—¡No te arrepentirás amor! —entonces papá volteó a verme —¿¡Lista para jugar en la nueva casa, chiquitita!?

Recuerdo que sonreí de inmediato.

#

Nos quedamos en esa casa, lo recuerdo vagamente, el frío a diario aumentando cada día un poquito más, nuestra casa de madera blanca, mi habitación en el segundo piso. Todo está borroso, la sonrisa de papá, la sonrisa de mamá, la cara de ese hombre... Nuestro vecino...

Recuerdo que fuimos de picnic, ese señor nos llevó a un bonito lugar, con un gran presipicio. Desde lo alto de la montaña se veía una gran ciudad, con grandes edificios grises alcanzando el cielo, desde allí parecían pequeños juguetes. Daba miedo solo estar cerca de la orilla. La caída se veía casi infinita. El señor es muy amable, eso creo, me dijo que si voy en línea recta por detrás de mi casa terminaré llegando hasta allí. Me pareció emocionante pensar eso. Yo subiendo la montaña. Como una aventurera.

Para cuando nos dimos cuenta otoño ya había terminado, y la tormenta de nieve llegó. Azotó el lugar con fuerza, papá dijo que nos iríamos en una semana de vuelta a casa. Y que volveríamos el próximo año.

Me sentía mal por el señor vecino, me lo imaginaba quedandoce solo en esa cabaña, con la fuerte tormenta y la soledad. Era algo triste.

Entonces un día, no recuerdo muy bien cual. Yo salí de casa, el cielo estaba tapado completamente por nubes grises, el viento movía las hojas en los árboles como si quisiera arrancarles, con fuerza. Yo decidí salir, a algún lugar a jugar con la nieve. Supongo que me adentré mucho en el bosque.

Let Somebody GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora