13. Puedo oler la ironía

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Cuando pude ver la cocina con total claridad, solo me llegó una palabra a la mente. "Vacío" todo está jodidamente vacío.

Es como si hubieran saqueado todo. No hay platos ni utensilios de cocina. Ni siquiera hay comida.

—Esto... Es extraño —comencé a caminar hasta la sala en donde me costó recordar donde estaba el interruptor.

Luego de conseguirlo pude ver como los muebles estaban tapados con sábanas, al igual que el pequeño estante en la pared, estante lleno de libros polvorientos. También puedo ver el televisor dañado.

Todo está sucio... Con polvo e incluso algunas telarañas.

—¡Serena! —comencé a gritar su nombre mientras corría hasta el segundo piso. Subí rápidamente los escalones solo para darme cuenta de que todo el lugar se encontraba desalojado. Una vez entré en su habitación me di cuenta de que su cama se encontraba sin sábanas, sus paredes sin posters de bandas de rock que no conozco y su armario sin ropa. No había ni rastro de ella o su desorden.

Corrí de habitacion en habitación en su busca pero no la encontré en ningún lugar. En mi desesperación volví a la mitad de la sala. Fije la mirada al lugar en el piso donde ella acostumbraba a tirarse.

Justo entre el sofá y la TV.

>>Esto no puede ser.. —me repetía angustiado —Ella... Ella estaba aquí... Ella no pudo simplemente.... Desaparecer<<

—¡Serena, Serena, donde estas! —grité al aire sin saber que hacer o a donde ir. Estaba confundido, asustado de pensar que ella se halla simplemente esfumado.

>>Ella suele ser así, impredecible, terca, cobarde y bonita<<

—¡Serena, dime dond___

—Aquí estoy.

Sentí sus brazos rodearme la cintura desde atrás. Me hizo revivir ese momento en el festival. El momento en donde se perdió en la multitud y me pidió que no la dejara desaparecer.

Su olor a fresas tan peculiar y dulce que jamás combinó con ella, atravesó mi nariz en un segundo.

—Donde est..

—No lo sé —respondió tajante. —Solo sé que ahora estoy aquí —El silencio nos invadió. no sabía cómo responder. Aún estaba confundido, pero debía hablar. Así que tomé aire y dije:

—Creo que ya sé lo que te pasa.

...

—¿Encerio? —dijo sin mucha confianza. —Yo también creo saber. Pero dime.

—Pues... Estuve investigando.

—¿Encerio? —oí su tono burlon detrás de mí. Casi pude visualizar su sonrisa torcida.

—Si —respondí —Sé por qué te sientes desaparecer —dije seriamente —Creo que sufres de una especie rara de Disociación. No me complicare mucho. Solo te diré que hay tipos de Disociación en los que, él que lo padese se siente desparecer por breves lapsos de tiempo en donde no recuerda en donde estuvo o que hizo. Creo que padeces algo así.

—Ah... —dijo Serena no muy convencida.

—Nada de "Ahs.." —me volteé para estar frente a ella y poner mis manos sobre sus hombros con seriedad —Hablo encerio, creo que debemos ir por algún psicólogo o algo así, alguien que te recete alguna medicación o..

—Ya... —me alejó de ella.

Serena se veía diferente, estaba más pálida y sus ojos estaban inchados y rojos. Como pr llorar. Su maquillaje estába corrido y sólo tenía puesta esa camisa blanca que tanto le vi llevar.

Continuó —Ya hablaremos de eso, por ahora solo vete.

—Pero..

—¡Después! —gritó fuertemente eh hizo una pausa para respirar antes de seguir —Primero... Eh, debo completar la canción.

—¡No seas estúpida eso puede esperar!

—¡No, no puede esperar! —su cabello negro se veía bastante desordenado y sus ojos con dificultad miraban a los míos —Creo que estoy muy cerca de terminarla. Solo tengo que estar sola unos días más —su voz se hizo distante por un momento, solo podía ver sus labios con labial negro mate moverse de forma ignotica —Lo siento por no ayudarte con tu libro... Pero en este momento debo estar sola.

Quiero saber lo que le pasa...

Tenía tantas preguntas, quería hacerle tantas preguntas.

No pude preguntar nada.

—Cuántos.. —la interrumpí.

—No sé.

—Dime cuantos. Cuantos jodidos días voy a tener que esperar —persegui sus ojos verdes con los míos marrones, pero sus ojos escapaban de los míos.

—No lo sé... Dame hasta el Domingo, Luego haremos lo que tu quieras —me lanzó una pequeña sonrisa forzada. Creo que vio la preocupación en mi rostro por que no pudo evitar volver a hablar —Tranquilo, estaré bien. Siempre estoy bien. Siempre eh estado un poquito loca así que este disociación o noseque no me dará gran problema. Ven el domingo, aqui estaré —dijo. Luego se dirigió hasta las escaleras y subió. Pude notar su figura con esa camisa blanca y grande subiendo por las escaleras con rapidez.

Yo me quedé allí, pensado en muchas cosas.

Preguntándome por qué su casa se veía así.

Por qué ella se veía así.

Por qué nunca me cuenta lo que pasa.

Y por qué finge...

Es obvio que ella no está bien, es obvio que se encuentra mal. Aún así, no puedo ayudarla.

No se nada de ella.

Nunca supe nada de ella...

¿Como podría ayudarla?

Lo único que puedo hacer es esperar hasta el domingo.

Let Somebody GoWhere stories live. Discover now