7

175 9 22
                                    

Esa noche fue un éxito. Sofía y Raúl lograron meterse en la fábrica y encontraron la pieza final que necesitaban, y el chico de la beanie los guió a ella y a Javier justo a donde sospechaban, confirmando la teoría de Sofía y, por ende, todo el modus operandi de estas personas. Después de todo es tiempo, al fin, los tenían.  

Y eso era todo lo que le importaba a Natalia. No Javier ni el beso que habían tenido que fingir esa noche, por supuesto que no. No habían habido miradas de parte de ninguno de los dos, ni tampoco actuaban como si no hubiera pasado cada vez que dichas miradas se cruzaban. 

Okey, las cosas sí estaban un poco raras. Pero eso era de esperarse, considerando lo que pasó. Ninguno de los dos había querido hacer eso, así que ahora era incómodo. 

(Recordaba sus manos agarrándola más fuerte mientras más se besaban.)

(Recordaba su aliento cálido en su cuello.)

(Recordaba no saber si los latidos que podía sentir eran de ella o de él.)

Pero aparte de eso, las cosas seguían igual. Los dos apenas y hablaban, solo cuando era necesario. Javier todavía la trataba con frialdad, quizás incluso más que antes, y se pegaba a Sofía constantemente como diciendo 'Esto es lo que quiero, no te hagas otra idea.'

Era molesto e innecesario. A Natalia ya no le importaba Javier; podía hacer lo que quisiera.

(No se asustó horriblemente cuando los malos intentaron lastimarlo.)

(No se preocupó tanto cuando notó a un hombre siguiendo a Javier fuera de la escuela que lo noqueó con un palito selfie, solo para enterarse después que era el papá de Sofía.) 

El papá de Sofía tenía que dejar de ser tan sospechoso si no quería ser atacado por niñas de prepa.

Como fuera. El punto era que todo esto al fin estaba por terminar. Ya habían conseguido todo lo que necesitaban— Lo único que faltaba hacer era un último movimiento. Solo una última jugada, y todo este desmadre podría llegar a su fin. 

Estaban listos. El plan era bastante sencillo, si se ignoraba lo ridículamente peligroso que era y la gran cantidad de cosas que podrían salir mal. 

Pero tenían que hacer esto— Ya habían llegado hasta aquí. Solo un último riesgo mañana y por fin las amenazas, los ataques, las muertes, llegarían a su fin. 

"Tú no vas a ir."

Natalia se calló y volteó para mirar a Javier, confundida. 

"...¿Cómo?"

Raúl había sido el primero en irse de la casa de Javier. Tenía mucho que preparar para mañana y quería empezar lo antes posible. Sofía se había ido poco después, alentada por Javier con el argumento de que necesitaba dormir algo para el gran día mañana. 

Natalia dudaba que ninguno de ellos fuera a dormir mucho esta noche. Habían demasiadas cosas en qué pensar, demasiada ansiedad. Ella había querido quedarse un poquito más precisamente por eso, para repasar el plan una última vez, observar todo en el mural de evidencias hasta que estuviera impreso en sus retinas— Cada plan B, cada forma de contrarrestar los problemas hipotéticos que se les había ocurrido que podrían aparecer. Probablemente sonaba medio loca recapitulando cosas en voz alta, pero necesitaba recordarlo todo.

Nunca estarían preparados para todas las eventualidades, sin embargo, y lo sabía. 

Esta, por ejemplo, era una situación que Natalia no se esperaba.

Javier estaba de pie al lado de su escritorio al otro lado de la habitación, mirándola con expresión en blanco. "Sofía, Raúl y yo podemos encargarnos de todo mañana, tú ya hiciste tu parte", él dijo, y caminó hacia su closet de pared completa, hurgando y sacando cosas. "Quédate en tu casa, y si ninguno de nosotros se contacta contigo en dos horas, llamas a la policía."

Empuje & Gravedad | NAVIERWhere stories live. Discover now