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N/A: No voy ni a intentar inventarme un nuevo misterio para que ellos resuelvan, eso se los dejo a los guionistas; yo solo estoy aquí por el romance. Por ende, son libres de imaginarse lo que quieran para rellenar el contexto de este fic. Que lo disfruten.  

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Natalia supo, desde el momento en que Pablo llegó a buscarla donde los dealers con un bolso lleno de billetes, que algo raro estaba pasando. Ella todavía estaba algo ida por el químico que le habían puesto cuando se la llevaron, pero solo el hecho de que Pablo, de todas las posibles personas, estaba ahí fue suficiente para despertar su cabeza nublada.

Pablo estuvo blanco como una sábana durante todo el intercambio, lo cual Natalia tomó como normal considerando que estaba tratando con dealers muy peligrosos. De seguro ella se veía igual de mal o peor. Pero él siguió tiritando, incluso mucho después cuando ya iban en el auto de vuelta, incluso cuando ella ya había dejado de llorar por el dejo de miedo de casi perder su vida, y fue entonces, cuando le siguió preguntando cómo consiguió el dinero y él siguió evitando el tema, que Natalia confirmó sus sospechas de que algo grande estaba pasando. 

Los dos llegaron a su casa y Pablo la acompañó hasta adentro, todavía luciendo como si hubiera visto un fantasma. Parecía desconectado de la realidad, y al mismo tiempo demasiado saltón como para que su mente anduviera en otra parte. Natalia estaba empezando a pensar que él nunca le diría nada cuando, de pronto, se quebró y se puso a llorar. 

Natalia no sabía qué hacer. Pablo estaba de rodillas en el piso de su casa, y sin importar qué le dijera ella, cómo intentara calmarlo con toques de sus manos, sus sollozos no paraban. Él seguía balbuceando cosas como de que "no fue su intención" y "ellos nunca quisieron nada de esto", y perdón, perdón, perdón... 

A Natalia le costó mucho entender algo de ello. 

Y luego lo supo. 


Y luego todos lo supieron.


No era como si la muerte de una directora pudiera permanecer escondida por mucho tiempo. 


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Se sintió como si meses enteros hubieran pasado para cuando las cosas se calmaron un poco, pero Natalia sabía, objetivamente, que había sido mucho menos que eso. 

Aquellos involucrados en lo que pasó finalmente volvieron a la escuela. Y ahí es donde Natalia esperaba ahora, justo afuera de la entrada, checando de un lado para otro buscando una cara. 

Y entonces lo vio. 

Javier se veía tan como siempre lo hacía que, por un momento, fue fácil imaginar que todo el inferno por el que habían pasado las últimas semanas no había sido nada más que un mal sueño. Su cabello peinado hacia el lado, sus playeras ajustadas, su mochila... Todo se veía tan normal. Él se veía super normal, no como alguien que había estado envuelto en cosas oscuras y traumáticas. 

Pero entonces él la vio, y el cambio en su cara, de expresión casual a odio y asco, le probó a Natalia que todo efectivamente había ocurrido.

Javier intentó ignorarla y pasar por su lado, pero Natalia se le cruzó inmediatamente. 

"Solo te pido cinco minutos", le rogó. "Cinco minutos nada más, por favor no me ignores."

"Voy a llegar tarde a clases", él dijo sin inflexión. 

Empuje & Gravedad | NAVIERWhere stories live. Discover now