Capítulo 1: Un día con la Familia Ichinose

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Era una hermosa mañana. El día estaba soleado.

Abrió los ojos y se giró hacia la derecha en su cama. Miró a su acompañante, mejor dicho a su esposo, Itokki Otoya. De repente, una leve sonrisa se formó en sus labios.

Aún recuerda el día de su boda como si hubiera sido ayer. Recuerda que estaba muy nervioso...

"Ese día se había despertado temprano, demasiado para su gusto, ¡todo por sus malditos nervios!

¿Pero cómo no estarlo? Si ese día contraería matrimonio con Otoya. Su Otoya. Aquel quien le había hecho el hombre más feliz al corresponder sus sentimientos y ahora, al casarse con él.

No podía ver a Otoya, cosa del pelirrojo que decía que los novios no debían verse hasta la boda. Los preparativos estaban en su mayoría listos, solo faltaban una que otra cosa. Por suerte, Haruka se había ofrecido a organizar la boda y, con insistencia del pelirrojo, había terminado cediendo a la petición.

La ceremonia comenzó, él se posicionó en frente del altar. Posteriormente, escuchó la marcha nupcial y vio entrar a Otoya de mano de Jinguji.

Si bien Otoya era hermoso, ese día estaba más hermoso, estaba más radiante que nunca.

Ren entregó a Otoya a Tokiya.

- Todo tuyo, Ichi-le guiñe un ojo.

- Gracias -recibe a Otoya.

En ese momento, sus miradas se conectaron como la primera vez que se conocieron, sin saberlo sus destinos ya estaban entrecruzados.

Todo salió como lo había planeado, sin ningún contratiempo. Jamás olvidaría ese día en que sus vidas se unieron para siempre."

Notó como Otoya comenzaba a despertarse

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Notó como Otoya comenzaba a despertarse. Ambos se miraron.

- Buenos días, Otoya.-

- Buenas, Amor. ¿Cómo dormiste?-

Antes de que el peliazul pudiera contestar, escucharon un llanto proveniente de alguna habitación.

Sonrieron al adivinar qué, o mejor dicho, quién había originado aquel ruido. Se dispusieron a levantarse para ir hacía la habitación de donde provenía aquel ruido.

Entraron en una habitación de color celeste donde había una cuna del lado de la ventana, un gran armario y otros muebles para bebé.

Se acercaron a la cuna y vieron a un hermoso bebé peliazul y de ojos carmesí.

Otoya lo tomó en brazos y el bebé cesó de llorar.

- Buenos días, mi hermoso Syu-chan.- saludó el pelirrojo.

- Buenos días, Syusuke.- depósito un casto beso en la frente del bebé.

- Ne~, ¿Syu-chan, no tienes hambre?-

Todos los habitantes del hogar se dirigieron a la cocina para darle de comer al más pequeño de ellos.

Syusuke Ichinose Itokki era el nombre del hermoso hijo del pelirrojo y el peliazul. El pequeño tenía tan sólo una semana de edad.

¿Cómo había sucedido?

Después de la boda, y de disolver ST☆RISH -ya que todos estuvieron de acuerdo porque tenían otros proyectos en mente-, más precisamente en la luna de miel en París, habían hecho el amor sin protección.

Confiados de que nada pasaría por ser hombres, dejaron el tiempo pasar.

Tras haber pasado dos semanas Otoya comenzó a sentir una serie de malestares. Esto causó gran preocupación en Tokiya. Así que decidieron ir al hospital donde le dieron la más grande sorpresa de sus vidas.

- Señor Itokki, hemos descubierto que es lo que causa los síntomas que usted nos describió- dicho lo siguiente, tomó entre sus manos unos papeles.- ¡Felicidades! ¡Usted está embarazado!-

Luego de analizar los que dijo el doctor, la cara de Otoya era un poema y Tokiya estaba de piedra, ambos no podían digerir la situación.

- P-Pero, ¿Cómo...?-

- ...sucedió?- Otoya terminó de formular la pregunta.

- Es que el señorito Otoya nació con los órganos internos de reproducción femenina pero con los genitales externos masculinos, lo que dio posibilidad a este embarazo-informó el doctor.

Ante esas palabras, ambos sabían que sus vidas cambiarían, pero...¿Qué tan difícil podría llegar a ser?

¿Qué tan difícil podría llegar a ser?

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ACTUALIDAD

Mientras Tokiya calentaba la leche, Otoya le cantaba a su bebé para que no llorara.

Syusuke era un bebé normal pero para estos padres primerizos era muy complicado. Apenas se enteraron del embarazo, tomaron clases de paternidad. Pero a la hora de poner en práctica lo aprendido, la mente se les ponía en blanco.

Hasta el día anterior una niñera los había ayudado a cuidar al bebé pero ahora deberían hacerlo ellos por su cuenta.

Luego de darle la leche al bebé, sin complicaciones, por suerte. Se dieron cuenta que Syu-chan necesitaba un cambio de pañal. Lo que causó los siguiente:

- ¡¿Otoya, qué hago con esto?!-preguntó el peliazul, con cara de asco sosteniendo el pañal.

- N-No lo sé, Toki~ -dijo sollozando, derrotado.

Continuará...


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