Capítulo 1: Nuestras miradas

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Ni si quiera se dio cuenta de que Félix estaba allí, estaba concentrado en otra cosa, se dio la vuelta y regresó con su amigo bastante molesto.

—¿No lo encontraste?

—Sí, pero estaba con una tía.

—Haciendo qué.

—¿Qué va a ser? Se estaban liando en el baño.

—Y... Pero... ¿Tú estás seguro de que te miraba a ti?

—Claro que sí, claro que me estaba mirando.

—Bueno, no te cabrees, yo te doy cariño en casa.

—No, dámelo ya —dijo Félix y tiró de su mano para que se levantara de su asiento y así besarlo.

Bangchan y él tenían una relación especial. Eran muy amigos, como hermanos, pero de vez en cuando si se lo pedía el cuerpo también se acostaban. No estaban enamorados como para ser novios, simplemente... eran folla amigos.

Después de estar liándose un rato, beber, bailar y volverse a liar, se sentaron para descansar. El chico guapo no volvió a aparecer por allí, y eso le molestaba a Félix, por eso estaba allí sentado con su copa mirando la pista aburrido y deseando largarse a casa, no le gustaba la fiesta, y desde ese día menos todavía.

A Félix no se le había olvidado fácilmente aquello. En las siguientes semanas algunas veces se pasaban por allí y estaban un rato de fiesta, tenía esperanza de encontrárselo, aunque eso nunca pasó.

Tampoco pudieron permitirse el lujo de estar saliendo muchos días, era mayo y se acercaban los exámenes finales. A Bangchan le daba igual, él ya había terminado su carrera y estaba allí trabajando, daba clases a los niños de distintos deportes. Siempre trabajaba de tarde y muchas veces se iba al gimnasio cuando terminaba. A veces por las mañanas tenía temporadas que también trabajaba, en una cafetería, en alguna tienda... Siempre quería ganar dinero extra para poder pagarse unas clases privadas de música, le encantaba, y de hecho se le daba bien, pero era un hobbie caro y debía trabajar un poco más para tener las cosas que él quería.

A lo tonto habían ido pasando las semanas, dejaron de salir porque el menor estaba encerrado estudiando, quería sacar muy buenas notas para poder entrar en un máster al año siguiente. Le gustaba vivir en Corea, le gustaba la independencia y le gustaba el país, así que tenía que trabajárselo mucho para que sus padres cedieran de nuevo.

—¿Cómo lo llevas?

—Oh... No sabía que habías llegado.

—Acabo de llegar a casa —dijo Bangchan, había empezado a trabajar en un gimnasio también.

—Voy bastante bien, ya terminé todos los esquemas, luego quiero seguir con un trabajo de una exposición.

—Es bastante tarde, deberías parar para cenar y despejarte un rato.

—Oh... ¿Haces la cena hoy?

—Vale, pero descansa un poco.

—Termino con esto y voy a cenar.

—Está bien...

Bangchan le cuidaba mucho, se conocían desde hacía bastante tiempo. Él también era Australiano, de hecho allí en su país todos le llamaban Chris, pero en Corea siempre utilizaba el nombre coreano. A veces a Félix se le pasaba y le llamaba por su nombre en inglés, de hecho, él mismo seguía usándolo porque le gustaba más.

Se sentaron a cenar y conversaron acerca de cómo le había ido en el trabajo al mayor y en los estudios al rubio, era de lo que solían hablar cuando se sentaban en la mesa porque eran los acontecimientos más recientes, pues se sabían sus vidas prácticamente enteras.

—¿Quieres dormir conmigo hoy?

—No, que tú dices dormir y luego dormimos poco —dijo Félix riéndose de aquella forma tan adorable.

—Lo digo en serio, estoy cariñoso.

—Pero me quiero dormir temprano, y tengo que seguir con el trabajo.

—Tú trabaja, yo me quedo escuchando música hasta que acabes en la cama.

—Pero... nada de sexo.

—Qué mal pensado eres... No quiero sexo hoy, en serio —dijo Bangchan mirándolo con sinceridad.

—Está bien... estoy cansado.

—¿Y el trabajo de fin de carrera? ¿Cómo lo llevas?

—Bueno... Lo llevo.

—A mí me pasó, me quedé un poco atascado... Me sirvió de mucho leer otros trabajos y ver cómo los desarrollaban o ver qué temas trataban...

—Ya... Es que yo quería hacerlo del alzheimer, luego de los tratamientos psicológicos con música...

—Y lo de los tratamientos con ayuda de animales, también las terapias de las personas que habían sido captadas por sectas, o lo de la bipolaridad...

—Exacto, y me tuve que quedar con la depresión.

—¿Tan difícil es?

—Es terrible, tiene tantas causas, tantas terapias distintas, es un mundo, estoy atascado. Tenía que haber elegido los tipos de apego cuando aún pude elegir entre las pocas cosas que quedaban.

—Pero la depresión es algo que tendrás que tratar con tus pacientes, es muy común, te va a venir bien.

—Pero Chris que no quiero ser psicólogo.

—Sigo sin entender esa parte de tus conexiones cerebrales que estudian una carrera y no quieren trabajar de ello.

—Quiero investigar el cerebro, no tratarlo, te lo he dicho mil veces.

—¿Y cómo vas a investigarlo? Tenías que haber estudiado biología.

—No es así... Espero que me cojan en el máster. ¿Tú escuchas cuando hablo?

—Sí, pero sigo diciendo que o te equivocaste de carrera o me temo que muy a tu pesar terminarás siendo psicólogo.

—Ya, pues muy a tu pesar hoy duermes solo.

—Anda... No te enfades.

—Es que estoy cansado de explicarte esto Channie... —se quejó Félix con pesadez y cierta desesperación, pero aún así se veía adorable.

—Te doy un masaje.

—Vale, puedes seguir durmiendo conmigo.

—Hecho.

—Pero no vuelvas a sacar el tema de trabajar de psicólogo.

—Está bien, hecho también.

Los dos quedaron conformes con el improvisado trato y se sonrieron. No solían discutir, pero porque enfadarse con la adorable sonrisa de Félix era una tarea complicada y porque Bangchan sabía cómo enfadarlo hasta cierto punto de que fuera divertido pero sin pasarse para que le mandase al diablo.

Maniac [Hyunlix]Where stories live. Discover now