[ Latidos ]

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Kenny en realidad es bastante inteligente. Más de lo que su grupo de amigos pensaba. Y Butters era el mejor en matemáticas de la clase para sorpresa de muchos.

Si bien Kenny no es el mejor de su grupo, sus calificaciones son más que decentes y podrían ser incluso mejor si de verdad se interesara en ello. Sin embargo, eso Butters no lo sabía. Así que cuando Kenny se le acercó para pedirle ayuda con su tarea de matemáticas no le pareció extraño.

El plan era simple.

Juntarse en la casa del pequeño rubio, fingir que está aprendiendo algo, y pasados unos minutos, comenzar a desviar la atención de Butters del estudio hacía algún tema de conversación más profundo, por así decirlo, y así Kenny poder decirle lo que siente por él.

Tal vez al llegar le diría algo como: "Hey, Butters. Luces lindo hoy." Quizá algo un poco menos atrevido.

Y si todo sale bien, al día siguiente estarían tomados de la mano y llamándose con apodos lindos como si fuera lo más normal del mundo. O al menos eso es lo que Kenny imaginaba mientras caminaba hacia la casa de Butters.

Finalmente, estaba frente a la puerta de su casa. Sería mentira si dijera que no estaba nervioso, pero ya estaba aquí, así que aún con el corazón en la boca decidió armarse de valor para tocar la puerta cuando de momento siente como una superficie dura lo golpea en la cara.

Soltó un leve gritó de dolor y comenzó a sobar su frente.

— ¡¿Kenny?! ¡L-Lo lamento! Es que te vi mientras ibas llegando por la ventana de mi habitación y bajé para abrirte la puerta, ¿estás bien? — Exclamó preocupado al darse cuenta que lo había golpeado al haber abierto repentinamente la puerta.

— Ugh, sí, estoy bien… — Aseguró aún adolorido. Enseguida recobró la compostura al darse cuenta a quien tenía enfrente.

Se recargó con una mano en el marco de la puerta con el objetivo de parecer más seductor y con una sonrisa coqueta dijo — Te hoy muy ves bien. —

— ¿Qué? — El chico miró con una expresión confusa.

Parece que Kenny no se dió cuenta de que la oración que dijo no tenía sentido hasta que vio la cara confundida del menor.

— Uhm, ¿por qué no pasas? Mis padres no están, podemos estudiar en mi habitación. — Esbozó una sonrisa e hizo un ademán para que lo siguiera a las escaleras hacia su cuarto.

Mientras ambos subían, Kenny podía sentir tantas mariposas en el estómago que sentía que podría vomitarlas en cualquier momento. Ya la cagó una vez. No podía arruinarlo de nuevo.

No era la primera vez que estaba en su casa, tampoco era la primera vez que estaba en el cuarto de Butters, pero esta vez las cosas eran distintas.

Al entrar al dormitorio, Kenny notó como el menor ya tenía todo preparado con anticipación.

Eso significa que me estaba esperando.

No pudo evitar emocionarse al pensar en eso.

Se sentaron en el escritorio para comenzar a estudiar. Aunque realmente Kenny estaba más ocupado pensando en cuál sería su siguiente movimiento que en lo que se supone le estaba enseñando su amigo. Por el contrario, pensó que era más interesante admirar el rostro de su amado.

Recargó su barbilla sobre su mano y se dedicó a observarlo. No pudo evitar notar lo lindo que era el pequeño cuando estaba concentrado. Tampoco pudo evitar notar lo bien que huele su hermoso cabello platinado y lo suave que se veía su piel tersa que parecía de porcelana. A los ojos de Kenny todo en Butters era perfecto.

Go For It, Kenny!ㅤ| Bunny SPWhere stories live. Discover now