- Es verdad, ¿cómo os habéis conocido? – Preguntó Dustin, curioso.

- Bueno, pues aquí el amigo – Le cogió la mano a Matt-, decidió cruzar cuando estaba en rojo, y por poco lo mato.

- Uy sí, me hizo un daño que flipas, yo llevaba el maletín del curro y al protegerme le rallé el coche. Y como soy suuuuuper majo, le invité a un café y le pagué la pintura sin rechistar – Matt siempre contaba las cosas con gracia.

- Qué bonito, estoy deseando que me atropellen para enamorarme – Añadió Liv, mofándose.

- Lo sé, suena muy loco, pero oye, no me arrepiento de que cruzara en rojo.

- No, si es muy original, hasta romántico – Comenté entre risas. – Ahora en serio, gracias por frenar y no matarlo, por aquí queremos mucho a Matt.

- No hay de qué – Se rio.

- Bueeeeno – Rosy vino cargada. – Pues aquí os dejo los cafés. Cualquier cosa me decís, ¿de acuerdo? Estoy por ahí.

- Gracias Rosy.

- De nada, pasadlo bien – Se marchó a atender otras mesas de la terraza.

- Madre mía qué bueno está esto... - Maddie sorbía con gracia.

- Tienes un poco de... De espuma, en la... - Le decía.

- ¡Mi bigote, mis normas! – Dijo, forzando algún tipo de acento.

- Vale, vale...

- Eh, oíd. Hogarth es fotógrafo, se le da de coña – Matt fardaba con gusto de su compañero.

- ¿Ah sí? Vaya, ¿qué clase de fotos haces? – Liv sentía curiosidad.

- Bueno, me gusta sobre todo paisajes tranquilos, la naturaleza, captar esos momentos. Aunque ahora estoy trabajando en una discoteca de por aquí, le saco fotos a la gente y a los eventos que hay – Hogarth hablaba con un tono muy tranquilo, era relajante.

- Anda, pues eso es genial.

- Sí, bueno, no es lo que desearía, pero es un trabajo. Tengo en mente un proyecto de fotografía para presentar en galería de arte pronto.

- Oye, pues nos encantaría ir cuando sea que ocurra eso – Añadió Dustin.

- ¿Sí? Vaya, qué majos sois – El recién llegado se sentía cómodo con nuestra compañía. Sacó su móvil y comenzó a enseñarnos varias de sus fotos. - ¿Qué os parece?

- Caray... Es como de lo mejor que he visto en toda mi vida... - Maddie se quedó boquiabierta.

- Tienes buen ojo, eso es innegable – Dije, asombrado por su trabajo.

- ¡Gracias! – Bebió de su taza – Sois buena compañía, y eso se agradece. Esta noche trabajo, y, si no hacéis nada, podríais entrar en la discoteca. Si os apetece, claro.

- Espera, dices... ¿Dices gratis? – Quise asegurarme.

- Claro, llevo ahí algo de tiempo, estoy seguro de que no habría problema. O sea, no os metáis ninguna droga chunga por la nariz u os metáis en una pelea, pero...

- ¡Qué va, si aquí somos todos muy sanos! – Comentó Matt.

- Genial, entonces... ¿Os apetece venir?

- Bueno, podría cerrar el Queen's una noche, no creo que pase nada. "Por motivos personales, estamos cerrados, disculpen las molestias".

- ¿Y qué se te ha muerto? ¿El pez? – Bromeó Matt.

MaddieOnde as histórias ganham vida. Descobre agora