Mis ideas habían llegado a los dos mil caracteres, estaba listo para ser publicado, por lo tanto coloqué el ratón sobre el botón de enviar y lo presioné.
No estaba a favor de hacer que mi blog fuera un diario intimo, y tampoco estaba en contra de quienes lo hicieran, simplemente quería hacer de este un espacio de opiniones completamente personales.
Mi estomago rugía como si un monstruo estuviese viviendo dentro de él. Justifiqué eso pensando que no había comido desde hoy en la mañana, así que fui a la cocina en busca un paquete de galletas. El nudo en mi estomago seguía allí, como si fuese una carga, una carga que me daba nauseas. En el instante que tuve una galleta dentro de mi boca comprendí todo. Estaba nerviosa. Había publicado en el blog reiteradas veces, pero aún así, los temas eran más simples. Traté sobre mis antepasados, sobre el empleo y sobre las guerras, pero esta vez, era diferente. Había escrito sobre pensamientos completamente internos. No había nombrado a ninguna persona, pero aún así había hablado de todos. ¿Había hecho lo correcto en escribir sobre todo lo que somos nosotros? ¿Podía tocar el tema de quienes somos sin excluir a alguien?
Volví a mi lugar con el paquete de galletas en manos y me senté frente a mi computadora a releer mi entrada. Definitivamente me cuestionaba cosas que no tenían repuesta. Seguí deslizando la rueda del ratón hasta que algo me dejo sorprendida, mi entrada tenía un comentario.
"¿Quién erés?"
Rasqué mi barbilla con interés. Me decidí a responderle, así que con el teclado escribíMegan Tomlinson. Pero antes de enviarlo, algo en mi me hizo repensar esa pregunta. ¿Yo era mi nombre? ¿O era algo más que eso? Definitivamente mi nombre no decía nada sobre mí. Quizá algunas personas podían identificarme por él, pero, ¿Qué hay con el resto? ¿Qué hay de mi yo interior? Mi nombre para una persona desconocida no era completamente nada. No hablaba de quien soy, no hablaba de como pienso, no hablaba de mi personalidad en general. Podría cambiarme el nombre mañana, y yo podría asegurar que sería la misma persona. Así que en definitiva, yo era algo más que mi nombre, pero no sabía con complejidad que era ese algo. Borré mi respuesta y me levanté de mi lugar, por primera vez en mi vida, había pensado como en mi misma como algo completamente complejo.
Acostada sobre el sofá de mi habitación, comencé a dejar que mi mente volara a donde ella quisiera, hasta terminar observando el aburrido techo de madera que había sobre mí.
El clima notablemente había disminuido y yo frotaba mis manos tratando de conseguir algo de calor en mi cuerpo. Ya que esto estaba siendo en vano, me coloqué la primer campera que vi sobre la pila de ropa lavada y coloqué mis manos en los bolsillos. Lo primero que sentí fue la suave textura de un papel fino, como el de un pañuelo.
Al ponerlo frente a mis ojos la sorpresa fue enorme. "¿Qué es ser feliz?" Estaba escrito con tinta roja.
Era completamente extraño encontrar un papel intacto dentro de una prenda recién lavada. Probablemente se mezclo con esta ropa, pensé buscando una respuesta realista.
Aún así percibí que la pregunta era extraña... Ser feliz. Parecía tener una respuesta fácil, pero estaba segura que no lo era si lo pensaba en profundidad. La felicidad se siente de una forma extraña dentro de nosotros, es como si atacara nuestro cuerpo y lo llenara de una chispa especial, una chispa que nos hace tener actitudes positivas. Tal vez cada persona es feliz a su manera, unas amando, otras siendo amadas. Otras cumpliendo metas, y algunos recibiendo noticias. Hay infinitas formas de serlo, pero todas atacan de la misma forma. En realidad, nadie sabe que es la felicidad, pero aún así, todos la buscamos.
Sin darme cuenta, estaba teniendo una pelea interna conmigo misma, estaba cuestionándome cada pequeño rasgo de mi vida como nunca lo había hecho.
Capítulo 1.
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