[BORRADOR] MAZE RUNNER: El secreto de CRUEL [Minho]

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Qué estúpida... Sigrid se sintió tonta por pensar que él llegaría a preocuparse lo suficiente por ella como para ir a buscarla. Los tres chicos notaron una tristeza en su rostro pero ninguno quiso tocar el tema. Un rato después, Clint llegó corriendo para decirle a Jeff que lo necesitaban en el Pozo con Ben, así que el doctor se fue dejándolos a los tres.

Minho por otra parte caminaba dando zancadas, dirigiéndose al Pozo para ver a su amigo. Ahora que había visto a Sigrid estaba más tranquilo, aún con la preocupación que le provocó ver su cabeza vendada y su cuello lastimado, pero al menos respiraba y eso le bastó. Sin embargo, no pudo mantenerse calmado, pues ahora Ben estaba en problemas, su amigo, su compañero.

Thomas y Chuck ayudaron a Sigrid a llegar hasta su hamaca, en varias ocasiones la chica perdía el equilibrio gracias a la conmoción, sin embargo era muy resiliente como para aguantar todo ese malestar. Ya en el lugar, hicieron que se recostara y se quedaron con ella el resto de la tarde. Jeff y Clint también fueron a buscar a Thomas para vendarle la mano, pues se lastimó en el instante en el que forcejeó con Ben. Momentos después, Alby llegó hasta donde estaban los chicos, quería asegurarse de que el estado de Sigrid no fuera grave.

—¿Qué le pasó? —Thomas se atrevió a preguntar refiriéndose a Ben.

Alby se removió incómodo.

—Es la transformación. Es lo que pasa cuando pican a alguien —Chuck y Thomas lo vieron asustados, mientras tanto Sigrid escuchaba acostada la conversación —. Escucha, Ben no ha dicho una palabra clara desde que pasó, solo dice incoherencias... y creo que solo empeora. La infección se extiende, es peligroso... ¿y qué te dijo?

Thomas no pudo evitar sentirse mal por el chico, se preguntaba qué había visto Ben como para que lo culpara de todo lo que pasó.

—Ammm —al principio dudó en hablar —él dijo que me vio, y que todo era mi culpa. ¿Cómo puede ser mi culpa?

El líder se sintió desesperado. No pudo decir ni una palabra más, así que solo se levantó de su lugar decidido a marcharse.

—Descansen un poco.

—Pero, Alby —Thomas lo llamó.

—¿Sí?

—¿Qué le pasará a Ben?

El moreno no respondió, ese silencio confirmó lo que Sigrid tanto temía; iban a desterrar a Ben.

Alby comenzó a alejarse de las hamacas, entonces la chica se levantó de golpe y caminó lo más rápido que pudo para alcanzarlo.

—¡Alby espera! —al hablarle logró que detuviera el paso. Antes de estar frente a él Sigrid sintió un fuerte mareo, provocando que tropezara y cayera al suelo. Alby se asustó y de inmediato se agachó para auxiliarla.

—Carajo Sigrid, debes descansar.

—No puedes desterrar a Ben —hablaba mientras recuperaba la postura y lo miraba a los ojos implorando compasión de su parte para el chico.

—¿De qué hablas? Mira cómo te dejó, no puedes ni mantenerte en pie por más de cinco segundos. Te lastimó, rompió las reglas.

—¡No era él! Lo picaron y enloqueció, él jamás lastimaría a una persona.

—Lo hizo ahora, entiende. Es peligroso para todos incluso para sí mismo.

—No puedes enviarlo al laberinto —susurró mientras un nudo se formaba en la garganta y las lágrimas amenazaban con salir —no puedes sentenciarlo así.

—No quiero hacerlo, pero es lo que debo hacer. Debo mantener el orden, la seguridad de todos.

—Aquí ya no hay orden, Alby.

Él lo pensó un momento, era cierto que las cosas habían cambiado.

—Lo siento pequeña, no puedo dejar que él siga aquí.

Él se alejó dejándola sola. Se sintió mal, muy mal. No podía creer aún lo que había pasado; Ben, un buen amigo resultó infectado por la picadura de un penitente, y ahora ya no podría permanecer en el Área sin que no le hiciera daño a nadie. Ella jamás había presenciado un destierro, y no esperaba formar parte de uno nunca. No pudo evitar llorar, ese mismo día Ben se iría para siempre.

Chuck y Thomas corrieron con ella para asegurarse que no tropezara camino a su hamaca. Unas horas después, el terrible evento estaba a punto de comenzar.

Minho sostenía a Ben con las manos atadas, había ido hasta el pozo para sacarlo y llevarlo a las aperturas del laberinto. Con dolor, tuvo que guiar a su amigo hasta su trágico final. Ya en la entrada del Área, los habitantes los esperaban con grandes palos de madera, algunos terminaban en pico.

—¡Solo escúchame! ¡Por favor escúchame! ¡Por favor, Minho! —pasaron al lado de Alby, el cual miraba la escena con lágrimas en sus ojos —¡Alby!

Minho hizo que Ben se arrodillara frente a la entrada. Ahí sacó un cuchillo de su mochila y cortó la soga que juntaba las manos del rubio. Cayó al suelo mientras lloraba y de su boca salía un líquido espeso y de color oscuro. Detrás de todos ellos, Thomas, Chuck y Sigrid llegaron para presenciar el destierro. El novato lucía asustado, el niño estaba muy triste y tenía miedo, y la chica no pudo contener sus lágrimas, lloró en silencio. El asiático se aproximó al laberinto.

—No, no, ¿por qué?, no, ¿por qué?, no, no lo hagan —sollozó Ben.

Alby miró a Minho y asintió con la cabeza, entonces éste último arrojó hacia los pasillos una bolsa con provisiones para Ben. Mientras tanto, las puertas ya comenzaban a cerrarse, y la ráfaga de viento impactó a todos los presentes.

—Por favor...

—¡Postes! —Alby dio la orden para que todos bajaran los palos de madera y apuntaran hacia Ben, lentamente lo hicieron caminar hasta el laberinto para que entrara. Intentaba moverlos a un lado pero era inútil, de alguna forma u otra terminaría desterrado. Chuck no pudo quedarse más ahí, la escena por sí sola era perturbadora.

—¡No, por favor, por favor! ¡Puedo curarme! No lo entienden, ¡solo escúchenme! ¡No! —rogó hasta el último momento, las puertas por fin se cerraron, consumiendo al pobre Ben y llevándolo hacia la oscuridad. El silencio inundó el Área luego de los alaridos del joven.

Nadie dijo una palabra por unos instantes, la mayoría miraban al suelo con tristeza.

—Ya pertenece al laberinto.

Esas últimas palabras de Alby terminaron de herir a todos los presentes, pero especialmente a uno.

Minho.

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Heyyy!

Para avisarles que publicaré nuevo capítulo cada miércoles, y así aferrarme a algo constante, entonces, ¡nos vemos el siguiente miércoles!