Prologo

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El tiempo que pasa,

es la verdad que huye.


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Universidad de Keiō, Tokio. 

11:02 p.m.

Kai Chisaki, el renombrado político, avanzaba tambaleándose bajo un sótano de la gran universidad de Keiō. Arremetió contra el primer libro antiguo que vio, un Raro 1699 obra de Robert Boyle, fundador de la ciencia moderna de la química. Agarrando la portada, aquel joven hombre de veintinueve años tiro el libro y cayendo en el suelo, arranco las hojas y se desplomo, cayendo boca arriba con las hojas encima. 

Tal como había previsto, cerca se oyó el chasquido de una reja de hierro que, al cerrarse, bloqueaba el acceso a la sala. El suelo de madera tembló. Desde lejos se disparo una alarma. 

El político se quedo ahí tendido un momento, jadeando, evaluando la situación. 

«Todavía estoy vivo»

Se dio la vuelta, se quito las hojas que tenia encima suyo y busco con la mirada algún sitio donde esconderse en aquel espacio polvoriento. 

—No se mueva —dijo una voz muy cerca de él.

El político se quedo inmóvil y volvió despacio la cabeza. A solo seis metros de donde se encontraba, del otro lado del mueble de libros. Era alto, con la piel pálida, fantasmagórica, y el pelo era un celeste claro. Los iris de sus ojos eran rosas y las pupilas, de un rojo oscuro. Saco una pistola del abrigo y la apunto con ella entre los libros polvorientos. 

—No debería haber salido corriendo. —Su acento no era fácil de ubicar—. Y ahora dígame donde está. 

—Ya se lo e dicho —balbuceo Chisaki, de rodillas, indefenso, en el suelo de aquel sótano— ¡No tengo ni idea de que me habla!

—Miente. —El hombre lo miro, totalmente inmóvil salvo por el destello de sus extraños ojos—. Usted y su familia tienen algo que no les pertenece. 

El político sintió que le subía la adrenalina. 

«¿Como podía saber algo así?»

—Y esta noche volverá a manos de sus verdaderos custodios. Dígame donde lo ocultan y no lo matare. —Apunto a la cabeza del político—. ¿O es un secreto por el que seria capaz de morir?

Chisaki no podía respirar. 

El hombre inclino la cabeza observando el cañón de la pistola. 

Chisaki levanto las manos para protegerse. 

—Espere —dijo con dificultad—. le diré lo que quiere saber. 

Escogió con cuidado las siguientes palabras. La mentira que dijo la había ensayado muchas veces... la que repetía una y otra vez desde aquel juicio, rezando siempre por no tener que recurrir a ella. 

SIN MIEDO A LO QUE PASE ENTRE NOSOTROS 【Tododeku】Where stories live. Discover now