estrellas

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"Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!" (Cap.XXVI, Pág 116.)


Jisung lo había llevado a un pequeño barrio relativamente cercano al hospital, dónde cada lucecita de las casas a lo lejos, lucía como un adorno en la obscuridad.

Llevaban cinco minutos sentados sobre un muro alto pero que ocultaba una vista asombrosa a la parte privilegiada de la ciudad, con grandes edificaciones, la larga vía por la que pasaba el tren, similar a un mundo lleno de lujos que se percibía como un realidad alterna. Era lo más parecido a una frontera entre dos mundos.

Tuvieron una charla corta, pero amena. Era fácil sacar respuestas al menor, pues las daba como si desconociera la vergüenza.

Eran solo él y su hermano contra el mundo. Hyunjin, que lo cuidaba y estaba para él, era lo que le quedaba luego de que su madre muriera de Hepatitis, la cual Minho también padecía hasta que ésta se erradicó, pero dejó su estado anémico particular.

5 meses en cama, y era la primera vez en todo ese tiempo... Que Minho veía el espectáculo nocturno de lo cotidiano. Aunque lo deseaba tanto, así como la energía que le faltaba.

Lo malo de estar junto a Jisung, era que le hacía querer y añorar el estilo de vida que ya no podía tener. Entonces se dejaba llevar por el moreno e incluso cruzar el mar en balsa se volvía pan comido.

Era magia.

Al apoyarse cada uno en el muro, con los brazos estirados a sus costados y las manos sobre la superficie fría... Estas tuvieron un diminuto roce al estar una al lado de la otra.

Aquel toque inesperado, que para muchos es una tontería, hizo que ambos tomaran distancia y esquivaran sus miradas. El corrientazo que había recibido el mayor, disparó desde su corazón hasta su presión arterial, o al menos con eso era comparable la sensación.

Estaba nervioso y lo sabía. Minho podía estar experimentando lo mismo.

Han giró un poco su cabeza y observó discretamente al castaño de pijama. Luego sus manos, así que finalmente con cuidado pero muerto de miedo, fue arrastrando sus dedos por la superficie, mientras avanzaba para volver a unirse a él.

Eran movimientos tan lentos y llenos de incertidumbre, pero solo duró segundos para alcanzarlo. Nuevamente sus manos rozaron, Minho se estremeció y Jisung tensó su mandíbula, evitando a toda costa voltear para no confirmar sus sospechas, así no se sentiría tan imbécil.

El más alto echó un vistazo, cuestionándose por casi una eternidad si estaría bien hacer lo que el cosquilleo en sus palmas le indicaba, pero finalmente tomó la mano de Jisung y entrelazó sus dedos con este. No quería saber si había cometido un terrible error, sus pensamientos iban y venían como ansiedad.

Los dos chicos se miraron directamente.

Han soltó una risa nerviosa, que Ho respondió con una sonrisa tímida y dulce.

— ¿Has visto la velocidad a la que van los trenes? Tan increíblemente rápido, que no puedes detenerte a detallar nada, porque se pierde de tu vista. — Preguntó el moreno, haciendo evidente su estado. — A cuánto podría estar en marcha en tan solo segundos, minutos u horas...

— Lo he visto... — Contestó sonriente el castaño.

— Pues sin mucho problema puedo que le hago competencia, por como va mi corazón. —Confesó el moreno, volviendo a reír. —  Lo siento. Es tonto, pero así me siento.

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