Confiaba en tí...

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Desde que Akari pisó Hisui por primera vez, vivió una serie de aventuras locas que llenaron su corazón y la hicieron sentir feliz, completa. Aunque no recordara su lugar de procedencia, sentía que pertenecía allí. Pero el acontecimiento que la hizo sentirse llena de dicha y fortuna fue, tal vez, enamorarse. Digo "tal vez" por el desgarrador destino que aguarda al depositar tu confianza y afecto sobre otra persona.
Para Akari, Volo lo era todo. Un muchacho alegre, carismático, atractivo, amable y con un toque misterioso que la cautivaba. Como mercader errante de la compañía Grinkgo, sus caminos siempre se entrelazaban durante los viajes. Poco a poco se sintió más atraída por el particular encanto de Volo, hasta que sus sentimientos por él se desbordaron. Tras calmar a Electrode, coincidió con él una noche en el Pantanal Carmesí, mientras intentaba desentrañar el misterio encerrado bajo Ursaring y su evolución: Ursaluna.

  - Oh, ¡pero mira a quién tenemos aquí! La muchacha caída del cielo

Akari, que contemplaba la luna llena junto a Ursaring, dio un salto de sorpresa que la desequilibró para mandarla directo contra una charca de lodo. Escuchó una carcajada y al levantar la mirada, se le cayó el alma a los pies.

  - ¡V... Volo!- Tartamudeó, sintiendo las mejillas calientes por la vergüenza -¿Q... Que.... Qué demonios estás haciendo aquí?

  - Mmm...- Se acarició el mentón mientras entornaba los ojos -Digamos que venía a echarle un ojo a las ruinas Sosiego otra vez. ¿Y tú?- Soltó una risilla traviesa -No sabía que te gustaban los baños de lodo

Ella soltó un gruñido molesto.

  - No es gracioso...

No sabía cómo, pero tras charlar largo y tendido acerca de Pokémon señoriales una cosa llegó a la otra, y sus labios ya estaban devorando los de Volo.

  - Hey, hey, tranquila- El joven ofreció una amplia sonrisa -No me iré de aquí, ¿vale?

Maldita sea. ¿Cómo podía amar tanto a Volo?  Jamás había sentido tanta devoción y aprecio por alguien, ni siquiera por Rei o el profesor. Cuando la expulsaron de la villa y estaba completamente sola, Volo corrió a su rescate sin pensárselo, ofreciéndole un escondite y alimento. Confiaba plenamente en él, no fueron pocas las veces en que la ayudó a salir de un entuerto. Le enseñó a combatir, a capturar Pokémon de la forma más eficiente, crear cebos y también objetos útiles para su viaje. No siempre veía a Volo, era cierto, pero lo amaba. Lo amaba con todo su corazón, con cada trocito de su alma. Por eso, aquella noche de luna llena, cuando su Ursaring evolucionó mientras estaba con Volo, le confesó abiertamente sus sentimientos con aquél beso, y la relación entre ambos se estrechó. Tal vez esa fue la época en la que Akari sonrió más: Rei siempre se lo realcaba con un toque humorístico, pero no le tomaba mucha importancia. Lo único que le importaba realmente era Volo.

Y tal vez ese fue su mayor error.

Jamás puso en duda sus capacidades, sus vastos conocimientos ni su bondad. Compartió con él todos sus secretos; Volo era el único que la conocía por completo. Y cuando me refiero a "por completo" es, literalmente POR COMPLETO. Con Volo había aprendido lo que es amar a una persona de verdad, darlo todo por ella y querer hacer lo que sea para verla feliz.
Pero esa mentalidad provocó el declive. La ingenuidad puede ser una gran cualidad... O un grave defecto. En el caso de Akari era lo segundo. Tras acabar con los enfurecidos Dialga y Palkia, la grieta de la que ella provino se cerró por fin. Al principio de su viaje, Akari había sentido pavor por ello porque significaba no regresar a su época. Pero ahora su vida entera era Volo, por lo que no le interesaba en absoluto regresar. Incluso consideró en abandonar el equipo Galaxia para ser mercader de la compañía Grinkgo y trabajar junto a Volo, pero tanto Ginter como su pareja se lo negaron rotundamente. Resignada, continuó completando la Pokédex, aunque no con desgana, sino con nostalgia. Extrañaba a su amado. Desde que todo había terminado con la grieta, Volo compartía alojamiento con Akari en la villa, pero últimamente no se había pasado por allí en semanas.
No obstante, como si de un milagro por los viejos tiempos se tratase, el rubio pilló por sorpresa a su compañera en la Costa Cobalto mientras investigaba. Akari no daba crédito a lo que veía. Pero había algo distinto en Volo: parecía agitado y ansioso. Fue entonces cuando le contó acerca de su deseo de reunir las diecisiete tablas elementales. La última misión de Akari, y lo que torció todo. Estaba dispuesta a ayudar a su novio con todo lo que necesitara, aunque tuviera que enfrentarse a más peligros. Creía ciegamente que harían historia juntos y que podrían convocar a la deidad protectora de Hisui, pero...
Su mirada se paseaba de Giratina a Volo y viceversa. No podía asimilar lo que veía. No podía serlo, ¡no podía! ¡No Volo! ¡Él no era...!

𝘚𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘴𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯 ||•Volo x Akari•||Where stories live. Discover now