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—No podemos quedarnos toda la vida aquí niño, anda, ven conmigo.

Dudoso, tomó la mano de la chica, quien lo ayudó a levantarse. Se dieron cuenta de que sus pantalones estaban húmedos, la carita del pequeño se pintó de rojo. Sigrid actuó rápido, y se quitó la camiseta verde que traía puesta para ponerla en la cintura del niño y cubrirlo, quedando únicamente con una blusa blanca de tirantes cubriendo su torso, igualmente dejando al descubierto sus brazos repletos de cicatrices, pero eso no le importó, ahora solo quería proteger al novato.

Ambos salieron de la caja, arriba se encontraban Alby y Gally, supervisando todo y esperando a que salieran para así poder subir las provisiones que habían llegado. Sin poder evitarlo, las miradas se posaron en Sigrid, específicamente en su cuerpo, en sus brazos, en sus marcas. Ella no le tomó importancia, los demás sabían que si se atrevían a hacer un comentario terminarían con la cara enterrada en el lodo.

Antes de alejarse lo suficiente, Newt llamó su atención.

—¡Oye Sigrid! Ven a ver esto —la chica volteó, y vio a su amigo sosteniendo en sus manos una pequeña caja de madera —. Esto... es para ti.

En la tapa de aquella caja había una nota:

“Para ella”

Gally y Alby se acercaron para ver, entonces, el pelirrojo habló con sarcasmo.

—Vaya, al parecer los creadores tienen una favorita.

Sigrid se encontraba esperando al nuevo en el bosque, lo había llevado ahí para que pudiera darse un baño. Ignoró por un momento el tema de la caja, aunque no pudo evitar sentir mucha curiosidad. ¿Por qué enviarían una caja exclusivamente para ella? Al principio creyó que era algo normal que hacían con todos los habitantes, pero Newt le dijo que eso nunca había pasado. Alby dijo que nadie la abriría, ya que podrían ser cosas personales y no querían invadir su privacidad.

—Ya... terminé —habló el niño, apareciendo con su cabello mojado y oliendo a limpio.

—¿Estás mejor?

—Sí, sí. Muchas... muchas gracias Sigrid.

—De nada. Ahora, ¿crees que podamos hablar ya?

El pequeño solo asintió, ella lo tomó por los hombros y lo llevó hasta un tronco que se encontraba tirado, ahí se sentaron ambos y Sigrid comenzó con el pequeño interrogatorio.

—Bien, primero que nada, lamento que estés pasando por esto. Tal vez no recuerdas nada, pero no te preocupes, eso nos pasó a todos aquí. Dime, ¿recuerdas tu nombre?

—Chuck, eso creo. Mi nombre es... Chuck.

—De acuerdo Chuck, ¿recuerdas algo más?

Él se quedó callado, en realidad su mente estaba en blanco. Se esforzó lo más que pudo pero no encontró nada, sus memorias se habían esfumado.

—No, no recuerdo nada —sollozó.

—Hey, tranquilo —se acercó para abrazarlo —, no pasa nada.

—¿Qué es este lugar?

—Es... como un hogar, uno temporal.

—¿Temporal?

—Sí, ah, es complicado de explicar. Pero no te asustes, aquí es seguro —Chuck solo bajó la cabeza, mirando al suelo con desilusión —. ¿Sabes algo? Todos aquí te preparamos una sorpresa.

—¿En serio?

—¡En verdad! De hecho, todos estaban muy emocionados por tu llegada, en especial yo. Eres el primer novato que veo llegar, yo vine antes que tú.

—Y tú, ¿eres la única chica?

—Pues, para mi buena o mala suerte, sí, sí lo soy. Pero todos aquí han sido buenos conmigo, también lo serán contigo. Me aseguraré de eso.

Chuck se sintió más relajado, en respuesta le regaló una linda sonrisa a su acompañante.

—¿Y cuál era la sorpresa? —preguntó con ilusión.

Sigrid llevó de la mano al novato hasta la fogata. Él miraba todo con asombro pero a la vez con desconfianza. Cuando los demás se percataron de sus presencias, los recibieron con aplausos y gritos, la chica dio un salto en el tiempo y volvió a sentirse como una novata, aunque ésta vez no era ella la invitada de honor.

—¡Hey, el novato por fin salió!

La fiesta comenzó, aunque Chuck se sentía intimidado, sabía que estaba seguro al lado de su nueva amiga. Él se sentó frente a la fogata, Sartén le pasó una brocheta con pedazos de carne en ella, las cuales disfrutó como si nunca hubiese comido algo parecido.

—Hola nuevito —saludó el líder —¿Podrías decirnos tu nombre?

El niño volteó a ver a la chica, ella asintió con una gran sonrisa.

—Chuck, soy Chuck.

Alby sonrió, levantando el vaso de la receta secreta de Gally que sostenía con su mano izquierda gritó el nombre del niño.

—¡Chuck!

Todo mundo reaccionó ante esto con más aplausos, gritos y felicitaciones para el novato que había recordado cómo se llamaba. Esto lo hizo sentir más cómodo.

La celebración continuó, el niño ya se desenvolvía con los demás, habló incluso con los corredores y los constructores, que de inmediato lo recibieron amablemente. Sigrid se sintió orgullosa de él, aunque la bienvenida no había terminado; aún hacía falta explicarle qué eran el Área y el laberinto, pero Newt sugirió no hacerlo hasta mañana, no quería que Chuck tuviese pesadillas.

—¿Te recuerda a algo, navajitas? —su amigo rubio llegó a su lado.

—De repente me siento en el pasado.

—Ya un mes...

—Y luego sigue otro, y otro, y otro, y otro hasta... siempre, no sé cuándo.

Él la observó con atención.

—Saldremos de aquí.

La plática se vio interrumpida cuando Gally le gritó a la chica.

—Oye, navajitas, ¿revancha? —todo mundo sabía a qué se refería, en seguida los chiflidos se hicieron presentes. Al parecer, Gally quería revivir aquel enfrentamiento que tuvieron la primera vez que se conocieron.

Una gran sonrisa se formó en su rostro, ya era tiempo de demostrarle quién debió ganar esa noche. Cuando Sigrid se acercó al círculo trazado en la arena las porras aumentaron.

—¿Listo para perder? —cuestionó mientras se quitaba los zapatos.

—Noto que has dejado de entrenar como antes, no estás en condición.

—Aún recién salida de la caja te partí la cara.

Todos los habitantes rieron, incluido Chuck.

—Hoy veremos quién le hubiera partido la cara a quién.

Ambos se colocaron en un extremo del círculo, se lanzaron una mirada desafiante antes de ponerse cada uno en su posición de combate. Las sonrisas que se asomaban en sus rostros demostraban la confianza que tenían en sí mismos. Todos estaban atentos, esperando ver quién sería el que lanzara el primer golpe.

Los corredores también llegaron al lugar, Minho y Ben recordaron el primer momento en el que la chica había tomado un riesgo.

—Aquí vamos de nuevo... —suspiró el asiático.

[BORRADOR] MAZE RUNNER: El secreto de CRUEL [Minho]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon