No debí tirar esa máquina de escribir.

Por favor, no tomes mi mano.

Por favor, no tomes mi mano.

Por E. Cortés

Por favor, no tomes mi mano. Por favor, no hagas que toque el cielo más azul y más brillante con mis palmas.

Por favor, no tomes mi mano para bailar la canción más perfecta del mundo. No me hagas sentir que puedo volar y puedo ser libre. Ni mucho menos me des la ilusión de que todo es posible, a tu lado.

Por favor, no entrelaces tus dedos larguiruchos con los míos estropeados. Por favor, no des pequeños apretones en mi mano maltratada que solo provocas que duela mi pecho, que duela mucho mi corazón. No acaricies con tu pulgar mis nudillos escarapelados, como si quisieras repararlos de todas las veces que golpe la pared.

Por favor, no me mires como si fuera lo más hermoso que has visto. No me mires con esos ojos castaños tan intensos que provocan que mi aliento se escape, que mis piernas fallen y que sólo me enamore. Por favor, no me mires con esos ojos castaños que maravillan. Aquellos ojos que, en la puesta de sol, tornan a un color rojizo y sólo opacan los tonos naranjos a nuestro alrededor.

Por favor, no digas "te quiero". Por favor, no lo susurres cuando estás conmigo, ni lo digas en mi oído. No cantes nuestra canción favorita con tu voz desafinada que para mí, igual es hermosa. No me prometas un "Donde quiera que estés".

Por favor, no me des esa sonrisa. Esa que sabes que me encanta. Esa sonrisa ladeada, donde achicas tus ojos y tus espesas pestañas pareciera enredarse.

Por favor, no me abraces. No me aprietes contra ti, ni me hagas escuchar los latidos de tu corazón. No hagas que esconda mi rostro en tu pecho aunque sea mi lugar favorito y ahí pueda percibir perfectamente tu loción combinada con el aroma al detergente que utilizas, ni tampoco apoyes tu barbilla en mi cabeza. Tampoco beses mi frente, pues siempre me has visto como si me fuera a romper con ese simple gesto.

Por favor, no me hagas sentir segura. No seas mi confidente ni mi refugio.

Por favor, por lo que más quieras, no roces tus labios con los míos. No me hagas sentir un millón de mariposas en el estómago, ni me hagas ver un millón de fuegos artificiales aun con los ojos cerrados.

Por favor, no me hagas sentir un millón de cosas.

Por favor, no lo hagas. Por favor, no me rompas.

Por favor, no me destruyas. Por favor, solo no lo hagas.

Por favor, no tomes mi mano...

... Si después vas a soltarla.

Si después alguien más sentirá un millón de cosas contigo.

Si después tus labios besaran otros labios y alguien más verá esos fuegos artificiales.

Si después dejaras ser mi confidente, mi compañero y mi aliado.

Si después dejaras de abrazarme, si después dejare de escuchar tu corazón, si después dejaras de besar mi frente con ternura.

Si después ya no me vas a sonreír de esa manera que me encanta. Si después la dedicaras a alguien más.

Si después sólo vas a susurrar te quiero para que los demás no te oigan decirlo. Si después sólo vas a olvidar nuestra canción favorita y las promesas se van a perder.

Si después no podré volver a verte a los ojos una tarde durante una puesta de sol. Si después dejaras de mirarme.

Si después dejaras de acariciar mis nudillos, dejaras de darle apretones de ánimo a mi mano. Si después tus dedos de pianista se alejaran de los míos.

Si después no bailaras conmigo. Si después no estarás conmigo para hacer lo imposible, posible.

Si después de tocar el cielo, me precipitaré al suelo.

Ahora es tarde. Ahora solo puedo decirte una cosa más.

Por favor, no sueltes mi mano.