Capítulo 11.

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Stein

Mis pensamientos solamente se basan en que Anthonella debe estar precisamente en los brazos de alguien que no soy yo.

Anoche no pude evitar besarla, se veía tan linda. A pesar de sus marcas sangrantes en sus muñecas y su ojos rojos.

¿ Por qué justamente me tenía que enamorar ahora ?.

Estoy enamorado de una chica que no es mía.

Y lo que más me duele es que ella podría ser mía... pero no sé lo permite.

Verla tan vulnerable, drogada, con su piel cortada.

No es a la Anthonella que quiero ver.

Yo quiero ver a la Anthonella que le gusta la música, el fútbol. Que le gusta hablar en inglés sin que nadie entienda, esa chica que siempre quiere discutir por algo.

Quiero ver a la chica a la que le hice el amor aquella noche.

Pero ahora solo puedo ayudarla.

Hablé con mi padre hoy en la mañana y le dije que vendría mi novia a casa.

De alguna forma necesito descubrir que hay detrás de esto.

Mi hermano... ¿hijo de un narco?... ¿ Hijo de mi padre ?.

Llamo a Anthonella para avisarle.

- ¿ Qué quieres ?. - Espeta con voz ronca de acabada de despertar.

- Buenos días para ti también.

- ¿ Qué quieres ?. - Volvió a decir de mala gana.

- Deberías venir acá a mi casa. Tal vez así podamos...

- Estoy llegando.

Sentí unos estruendos antes de que colgara el teléfono.

Kaila irrumpió en mi habitación de forma violenta.

- Así que... ¿ Viene tu novia ?.

- Esto... si. Es que... si, somos novios.

Odiaba mentirle a Kaila. Pero no podía decirle lo de Anthonella.

- ¿ No pensabas decirme hijito del pecado?

- Es que fue reciente y no estábamos seguros de si...

- Voy a hacer la mejor comida del mundo.

Y con eso salió de mi habitación dando un portazo.

Me levanté y me arreglé lo mejor que pude. Esto no es real pero no puedo perder la oportunidad de que Anthonella vea lo hermoso que soy.

Un poquito de humildad no te haría mal querido.

Bajé las escaleras y me encontré a mi padre sentado en la mesa esperando por nosotros.

- Espero que valga la pena hacerme perder una noche entera de trabajo. Esa chica debe ser muy especial.

Estoy a punto de contestar pero el timbre me interrumpe.

Salgo corriendo a la puerta y abro para encontrarme con una Anthonella demasiado hermosa.

Lleva una falda roja ajustada a sus curvas que llega hasta un poco más de la mitad de sus muslos y una camisa blanca de encaje que le queda a la perfección.

- Eres la novia más hermosa que tengo.

- ¿ De qué...

- Tu solo sígueme el juego muñeca.

Stein ✅Where stories live. Discover now