𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟 𝑎𝑝𝑜𝑑𝑜

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—¡Sero, adivina lo que conseguí!

Estuvo a punto de caerse de su cama al escuchar a Kaminari entrando en su cuarto. Ni si quiera con los cascos y música puesta, la voz de Denki era opacada. Paró el reproductor y fijó su atención en lo que el rubio había traído consigo, que era un videojuego.

—¿Smash bros? ¿Cuándo lo compraste?

—Hace unos días, pero ha llegado hoy. ¿Quieres probarlo? Porfi, quiero jugar con alguien y Kirishima está estudiando con Bakugo, seríamos tú y yo.

Esa idea le agradaba, y se levantó dejando de lado la asignatura que estaba estudiando, yendo con Kaminari a su habitación. Habría estado bien dormir en la misma planta, pero era divertido moverse de un balcón a otro gracias a su cinta.

—¿Tus padres saben que te has comprado un videojuego nuevo? —le preguntó al entrar al cuarto, y Kaminari negó.

—No tienen por qué saberlo —sonrió de lado y Hanta notó mariposas en su estómago.

Se quedaron los dos en la cama, y empezaron a jugar. Ninguno lo había hecho antes, pero ambos estaban emocionados. Claro, hasta que Sero empezó a notar que Kaminari se dio cuenta de que jamás podría llegar a dominar a Pikachu, y menos cuando no le dejaba tiempo para poder reaccionar.

—¡Es la primera vez que jugamos! ¡No puedes ser tan bueno! —se quejó en cuanto vio a su personaje caer de nuevo por el barranco.

—Es que te has cogido a un personaje difícil, Kirby es mejor. —Sero se defendió como pudo, sin reír de milagro. Pero se llevó un almohadazo en la cara.

—Tramposo.

—Acabas de firmar tu sentencia de muerte, Denks.

Tomó otra almohada y le dio con ella, pillando desprevenido al chico. No se dio cuenta de su expresión hasta que notó que no le seguía el juego, y entonces vio que le estaba mirando, algo rojo. Fue entonces que bajó su cojín, y le preguntó.

—¿Te pasa algo?

—Me llamaste... Denks. —Sintió que también se ponía rojo, y de inmediato se disculpó.

—Lo siento, fue un impulso.

—¡No! No, yo... tranquilo. No me molesta, me gusta. Nunca me pusieron un diminutivo de mi nombre, es agradable. —Sero se relajó al ver que su amigo sonreía, al menos no le había molestado—. Yo te llamaré Han.

—¿Qué? —parpadeó confundido, viendo que Kaminari sonreía más.

—Si tú me llamas Denks, yo te llamaré Han.

Sero notó algo cálido recorrer su cuerpo. Kaminari podía decir eso fácilmente, pero no tenía ni idea de lo que provocaba en el interior del otro chico. De todas formas, que le llamase así le resultaba demasiado tierno para rechazarlo.

—Está bien, puedes llamarme así de aquí en adelante —le dio unas palmaditas en la cabeza, y después señaló la pantalla—. Pero no me ganarás al Smash bros.

Nuestras primeras veces | SerokamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora