34. No puedes decírselo a nadie.

Comenzar desde el principio
                                    

—Hola, cariño.— Ella pone un brazo alrededor de mi hombro. —¿Dónde estabas?— Llevaba un vestido del mismo color que el mío, solo que con un diseño diferente. Su cabello estaba recogido en un elegante peinado sostenido por unas pinzas.

Muevo mi mano para descartar su pregunta. —No fue nada,— mentí. Me dirijo a Michel que, como de costumbre, lució uno de sus increíbles trajes. —Hola, Michel.

—Ah, Bonjour Cassie—. Él me sonríe. Siempre prefería cuando hablaba en francés con él. A pesar de que odiaba a los franceses, por lo que vino aquí, debe haber sentido al menos un poco de nostalgia. Así que siempre he hecho todo lo posible para que se sintiera más como en casa aquí.

—Bonjour Michel, quel joli disfraz tu as— Complementé su traje con una leve sonrisa. Mi madre gimió a mi lado.

Ella quitó su brazo de mi hombro. —Esa es mi señal para irme— Se alejó para hablar con otro invitado.

Michel se volvió hacia mí con una sonrisa traviesa. —Maintenant qu'elle est partie, nous pouvons passer aux chooses sérieuses—. Ahora que se ha ido, podemos ponernos al día.

—Michel, ¿de qué diablos estás hablando? Ella ni siquiera entiende francés— le digo en inglés ya que mi madre se fue.

Aparentemente eso no fue bueno. —¡En français!— Me reprendió en voz alta, haciéndome saltar.

—Désolé, qu'est-ce que c'est?— Yo pregunté. Lo siento, ¿Qué fue?

Puso una mirada pensativa. —Manteniente, ce n'est pas une façon de parler à quelqu'un qui a des informations importantes pour vous—, chasqueó la lengua con un movimiento de cabeza. Ahora, esa no es forma de hablar con alguien que tiene información importante para ti.

Rodé los ojos ante su dramatismo. —Tu fais que ça ressemble à un deal de drogue—. Haces que esto suene como un negocio de drogas.

—Cállate—, dice en inglés. —Je suis sûr que ta mère détesterait découvrir ce garçon que tu embrassais—. Levantó una ceja hacia mí. Estoy seguro de que tu madre odiaría enterarse de ese chico que estabas besando.

Mi boca se abrió ante sus palabras. —¡Aquí no!— le susurré. —¡La gente puede oírnos!

—Oui, mais ils ne peuvent pas nous comprendre. Personne ne parle français sauf nous—. Sí, pero no pueden entendernos. Nadie habla francés excepto nosotros.

—Rory parle français—, le digo con cautela. Rory habla francés.

Pone los ojos en blanco ante mi escepticismo. —Elle n'est pas douée pour ça, et tu vas lui dire de toute façon—. Ella no es buena en eso, además se lo vas a decir de todos modos. Siempre le molestaba el francés de Rory. Era bastante divertido de ver a veces.

Pude ver a otro invitado mirándonos a mí ya Michel con curiosidad, sin duda preguntándose de qué estábamos hablando. —Tu ne peux le dire à personne— le digo con severidad. No puedes decírselo a nadie. Ni siquiera me molesté en preguntarle cómo lo sabía. Solo quería saber que nadie más se enteró.

—No lo haré, solo quiero que recuerdes esta conversación la próxima vez que te pida que me alejes de los cisnes. Lejos de los cisnes no significa hacia el cisne—. Me amenaza mientras trato de no estallar en carcajadas al recordar la broma que le hice.

—No lo haré si tú no lo haces—, acepto mientras extiendo mi mano para que me la estreche. —¿Trato?

Agarra mi mano en la suya con un movimiento de cabeza. —Trato.

↢ 🍒 ↣

—¿Realmente necesitas tantos libros?— Mi mamá me preguntó desde lo alto de mi cama.

Cherry | Jess Mariano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora