xxxiii | huíste de ella, pero no huirás de mí

712 89 61
                                    

YOU RAN AWAY FROM HER,
BUT YOU WON'T FROM ME

YOU RAN AWAY FROM HER,BUT YOU WON'T FROM ME

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VIERNES
8: 57 a.m.

☼︎☼︎☼︎

Llámalo Zombi.

Cabeza, manos, pies, espalda, estómago, piernas, brazos, pecho… No había parte del cuerpo que no le doliera. Incluso hasta parpadear le resultaba doloroso. Así que lo único que podía hacer era intentar no moverse y tratar de no pensar demasiado en el dolor. Tratar de no pensar demasiado, punto. En los últimos meses, Zombie, había visto suficientes víctimas de la plaga como para saber lo que le esperaba al final del túnel infernal: un colapso total que empezaba por el cerebro.

La Muerte Roja, que también había sido apodada de otras diferentes maneras, convertía el cerebro humano en puré de papas antes de que los demás órganos se licuaran. Nadie sabía nunca dónde estaba, ni quién era, ni lo qué era.

Se convertía en un zombie, en un muerto que camina… Bueno, eso si es que aún tenía fuerzas para caminar, cosa que no ocurría.

Algo en su pecho se retorció de pronto, haciendo que se doblara al suelo y expulsara un par de gotas de sangre. Gimió de dolor al volverse a acostar.

Se moría. Se moría lentamente, y él era el primero en saberlo.

Diecisiete años y se había acabado la fiesta.

Una fiesta corta.

Hace seis meses, su mayor preocupación era aprobar el curso de química de nivel universitario, encontrar un trabajo de verano que le permitiera terminar la reconstrucción del motor de su Corvette del 69, y Estela. La única chica entre la numerosa población femenina de su preparatoria que era capaz de ignorarlo todo el día y de todos modos hacerlo sonreír como un imbécil.

Pero entonces, cuando la nave nodriza apareció por primera vez, bueno, él no pudo evitar negar que le dedicó parte de sus pensamientos, pero, al cabo de un tiempo, la nave pasó a ocupar un lejano cuarto puesto entre sus prioridades.

Veía las noticias como todo el mundo y pasaba demasiado tiempo compartiendo vídeos de YouTube que bromeaban sobre el tema, pero nunca pensó que lo afectaría personalmente. Las manifestaciones, las marchas y las revueltas previas al primer ataque que retransmitían por la tele eran como una película o las noticias de un país extranjero: no parecía que nada de aquello le estuviera ocurriendo a él.

Morir no es muy distinto, no parece que te vaya a ocurrir a ti…, hasta que te ocurre.

Soltó otro gemido de dolor.

Sabía que se estaba muriendo. No hacía falta que se lo dijera nadie.

De todos modos, cuando parpadeó y volteó su rostro, era ella, la clase de persona que le decía las cosas a la cara quién se apareció en la entrada de la tienda que compartía con alguien más, que le dijo:

✓ | MORNING STAR, the 5th wave.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora