Bala De Plata

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I

—Un placer verte, Reed —saludó el arácnido de modo casual y amistoso. Mr. Fantástico sonrió y le extendió su mano. Spidey no dudó en estrecharla.

—Lo mismo digo, Hombre Araña —respondió sonriendo—. Y gracias por la ayuda con abominación. Se escapó del cubo y--

—¿¡Ayuda!? —la mujer de piel verde, y fuerza letal, gritó en son de protesta llevándose ambas manos a la cadera—. ¡Interfirió en asuntos oficiales de Los 4 Fantásticos! ¡Debería darle un escarmiento!

Alzó su puño con furia dando un paso hacia el arácnido. Spidey, sintiéndose amenazado, se escondió detrás de Reed, quien alzaba sus manos para tratar de calmar a la más reciente inclusión del equipo.

—Oh, basta, Jennifer —una suave y melodiosa voz se presentó en la situación. Su dueña le colocó una mano sobre el hombro a Spidey mientras arrojaba una mirada sobre su nueva compañera—. Spidey solo trataba de ayudar. Lo cual es bastante gentil si consideras que, además de salvarte, irrumpiste su propia pelea al llegar a abominación a las calles de la ciudad.

Jennifer, más conocido como SheHulk, apretó los labios buscando algún contraargumento. Cualquiera era bueno y bien recibido. Pero en vista de que ninguno haría acto de presencia en su mente, optó por cruzarse de brazos y mirar molesta hacia otro lado.

—Es bueno que todos nos llevemos bien —expresó de forma razonable y gentil. La mano que tenía sobre el hombro de Spidey lentamente se movía para terminar en su espalda, dando pequeños y leves palmaditas sobre esta—. Spidey ha sido un valioso aliado desde hace mucho tiempo. Solo que sus principios no le permiten unirse a nuestro equipo.

—Sus principios de hombre pobre —susurró La Mole para su amigo llameante dándole un par de codazos para llamar su atención. Ambos rieron por lo bajo... Hasta que la mujer invisible les arrojó una mirada fulminante—. E-Eh... Lo siento.

—Aun así —dijo SheHulk—, los justicieros no deberían involucrarse en asuntos oficiales. Ya lo tenía donde lo quería.

—¿Encima tuyo golpeándote? Porque si. Se notaba que ya lo tenías.

—¡Insecto!

Sin poder controlarse más, Jennifer lanzó el primer golpe. Spidey apartó a Reed y Sussy empujándolos para luego frenar el puño de la mujer con su mano derecha. La mirada sorprendida de Jennifer lo dijo todo.

—¿¡Como carajos hiciste eso!? —gritó estupefacta ante tal acción. Lanzó otro golpe, y terminó igual.

—Es fuerza de araña, señorita —reveló el arácnido. Sus manos llenas por los puños verdes de furia de la mujer empezaban a temblar por causa de la presión que ella ejercía cada vez más.

—¿No se supone que los justicieros son unos debiluchos? —espetó molesta. Se frustraba más y más a cada segundo por no poder liberar sus manos de alguna manera.

—Bueno, señorita, tiene que admitir que luchar contra tiranos temporales, súper robots genocidas, señores de la guerra interestelares y amenazas potencialmente apocalípticas te harían parecer un debilucho cualquier día de la semana —objetó Spidey ante el comentario tan nefasto de la mujer.

—¡Grrr! —gruñó aun más frustrada ante su imposibilidad de zafar el agarre—. ¡Sueltame, insecto!

—Lo que usted diga, Madame.

Spiderman y AmigasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora