XIV

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Nadie sabe al fin la ironía de los nuevos tiempos,
transcurridos con indiferencia y liberalidad.

Donde el sexo habla más que el amor.
Donde la prueba de amor es enviar desnudos.
Donde perder la virginidad es una experiencia más y no una virtud.

No se que oscuridades altas arderan en estos nuevos tiempos.
Pero los de mi generación observamos con ojos asombrados los frutos maduros del libertinaje.

Donde es normal renunciar a tus valores familiares, por un amor pasajero o por dinero.
Donde se juran amor eterno (al menos uno lo hace) y a la vez se mienten y andan con otro.
Donde es común fallarle al que te ama sinceramente, para ir en pos de alguien que solamente jugará con tus sentimientos.

Hoy solo quedan señales de una altivez madura, donde todo es materialista y donde ya no quedan valores ni principios.







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