Capitulo 11 Jean y Isabella

Start from the beginning
                                    

Yakov-Como si me hubieran abierto un agujero en mi tobillo justo hasta el
hueso -admitió. Cuando Jean continuó mirándole, suspiró-. La pierna está débil y estoy mareado. Y tengo a medio mundo pidiendo explicaciones, más un Chris enfadado.

Isabella limpió la sangre, utilizando un paño suave húmedo. -Esto debería ayudar un poco con el dolor -explicó-. Sabía que estabas teniendo dificultades para controlarlo y puse un tranquilizante en el agua.

Antes de que pudiera tocar a su padre, Jean le cogió el brazo y la alejó de la herida. -Creo que trataremos esto como si fuera un veneno.

Isabella le miró fijamente. -Vas a entrar en su cuerpo y destruir el veneno, ¿verdad? Que importa si ayudo a mi padre a sentirse un poco mejor.

Jean se detuvo, sus cejas negras se dispararon. -Es impropio de ti gruñir a tu compañero, Isabella. Quizás estás
más nerviosa de lo que crees por que tu padre haya resultado herido. Y lloraste sobre ese ridículo plato que tu madre te pidió que hicieras.

Las mejillas de ella se colorearon.-No lloré por él. Te lo dije. -Le fulminó con la mirada. -No le digas eso a mi padre. Se lo contará a mi madre y ella se sentirá mal. Y deja de darme órdenes. Solo me siento rara hoy. -lágrimas nuevas empezaron a acumularse en sus ojos.

Jean la cogió por ambos brazos y la empujó al abrigo de su cuerpo. -Casi estás llorando otra vez. ¿Qué te pasa? ¿Es el bebé? -Su mano le acarició el pelo con exquisita gentileza.

Yakov-¿Bebé? ¿Qué bebé? -preguntó, cambiando de posición para poder ver el estómago de su hija. Isabella era pequeña como su madre.

Ahora que Jean había soltado la noticia, podía ver que estaba definitivamente más gruesa alrededor de la cintura y se encontró sonriendo a pesar del dolor. Ella jadeó y golpeó el hombro de Jean con el puño cerrado.

Isabella-Se suponía que no ibas a contarlo. Iba a decírselo yo.

Jean-¿Qué pasa? -exigió cogiéndole el puño y abriéndolo, para colocar en beso en el centro de su palma.Lanzó una mirada a Yakov-. Siempre puedo borrar los recuerdos de tu padre.

Yakov-Oh, ya me gustaría verte intentarlo -se mofó-. Y si estás haciendo llorar a mi pequeña, vas a ver lo que un príncipe puede hacer cuando se enfada.

Isabella-Estoy embarazada de gemelos -anunció-. Niñas. Para ser exactos.

Jean-Solo oímos un latido, sentimos una sola vida -objetó dirigiéndole una mirada entrecerrada-. Es un bebé. Un niño.

Isabella-La otra estaba ahí, escondida tras su hermana. Son dos, ambas niñas y voy a ponerme tan grande como una casa. Y tú vas a estar horrible, dándome órdenes todo el rato. Si crees que exagera dándote órdenes, Papá, confía en mí, es peor conmigo.

Jean sacudió la cabeza. -Niñas no, Isabella. Necesitamos hijos. Guerreros que protejan al príncipe.

Isabella-Bueno, siento decirte esto, pero son definitivamente niñas. Nada de hijos. Hijas. Estoy conectada con ambas. No hay duda. Además Yuuri me lo confirmo en la reunión que hicimos en las cascadas.

Yakov se recostó con una sonrisa satisfecha en la cara. -Y te merecez tanto esto, Jean. No puedes imaginarte lo mucho que voy a disfrutar viendote
sobrevivir, no a una, sino a dos hijitas. Serán como las trillizas Nishigori. O mejor, tan problemáticas como los gemelos Nikiforov.

Jean simplemente se quedó allí de pie con aspecto tan sorprendido como un cárpato podía tener. -¿Cómo pude no saber? Te examiné yo mismo. -Sacudió la cabeza de nuevo-. Debes estar equivocada. Yo no puedo equivocarme. - Las cejas de él se unieron.-Eso es inaceptable.

Historias OscurasWhere stories live. Discover now