Capitulo 10 Chris y Masumi

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Yakov voló bajo sobre el bosque, haciendo varias pasadas, explorando la región en un esfuerzo por identificar cualquier peligro que pudiera acechar a su gente. Tocaba la mente de Lilia con frecuencia, podía sentir su felicidad mientras preparaba lo que fuera que estaba haciendo para la cena de celebración.

No tenía ni idea de que hubiera echado de menos cocinar, y eso le avergonzaba. Había sido su compañero durante años, pero todavía estaba descubriendo cosas de ella. Disfrutaba de la preparación de una comida, la presentación, el placer de los demás al recibirla.

Lilia-Si, disfruto cocinando para los demás, pero te aseguro que no es algo que necesite en mi vida... como a ti. Mi vida está completa, y no me arrepiento de nada.

Su voz le llenó la mente de amor, manteniendo a raya los recuerdos
de la terrible y fantasmal soledad.
Ningún hombre de los cárpatos que hubiera perdido las emociones y la capacidad de ver en color y después lo hubiera recuperado todo para encontrar a su compañera la dejaría nunca.

El amor de ella le ayudaba a aliviar la terrible carga de saber que algunos de los guerreros sin pareja que habían vuelto para la celebración, hombres de honor e integridad, finalmente perderían su batalla con la oscuridad.

Lilia- Estás preocupado por Otabek

Yakov- Me siento... inquieto. Hay un problema en el viento, pero no puedo
encontrarlo. Otabek no me preocupa.
Ninguno de nosotros puede olvidar la soledad que sentíamos antes de encontrar a nuestra otra mitad, pero al mismo tiempo, también recordamos la oscuridad que se extendía,tomándonos, al demonio pidiendo libertad.

Había a la vez preocupación y advertencia en su voz.

Lilia-Otabek estará bien porque tiene que estarlo. Tú no puedes hacer mucho, Yakov Los demás tienen responsabilidades también. Tú no puedes crear especies.

Yakov- No, pero dejaron a mi gente en mis manos y tengo intención de que
florezcan. Me niego a permitir que la naturaleza o nuestros enemigos o incluso nuestra propia naturaleza triunfe sobre nosotros.

Lilia siguió en silencio por un momento, pensando. -Ya lo haces, crees que los cárpatos son objeto de extinción simplemente por un proceso natural, ¿verdad? Porque lo que sea que ha causado esto no es natural.

Yakov sonrió para sí mismo. Lilia siempre le apoyaba ferozmente a él y a su gente.

La nieve caía, más ligera ahora, pero
todavía firmemente volviendo el paisaje entero de un refulgente blanco. Le gustaba la nieve, siempre le recordaba a la luz del sol, empujando a la noche para que brevemente el mundo brillara de un hermoso plata.

Yakov sobrevoló la zona de ruinas ennegrecidas, ahora cubierta de
nieve, de lo que una vez había sido las tierras más ricas.

La batalla entre cárpatos y vampiros había dejado el terreno dañado y lleno de cicatrices. Últimamente había notado que cuando el no- muerto abandonaba una región, dejaba atrás los principios de una árida devastación que a veces parecía viva, avanzando arrastras para destruir las áreas circundantes.

Una cosa más de la que tenía que ocuparse... estaba cansado.

Los ojos avizores de la lechuza captaron algo, y descendió más para pasar rozando entre los árboles e inspeccionar el campo de batalla. En una sección, nuevos brotes diminutos habían traspasado la nieve que los cubría. Los árboles ya no estaban inclinados y retorcidos, sino altos y orgullosos, con sus ramas alzándose hacia el cielo. Sorprendido,

Yakov aterrizó brillando hasta su forma humana mientras lo hacía.

Allá donde miraba veía pequeños brotes verdes apareciendo, con tallos saludables y que crecían salvajes a pesar de la nieve. Se agachó para examinarlos. En vez del tóxico veneno que había habido, la tierra estaba oscurecida por los nutrientes... un milagro.

Historias OscurasWhere stories live. Discover now