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— ¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?

Marcy vio con su único ojo disponible, ya que el otro estaba detrás de una pequeña toalla con hielos y se encogió de hombros.

La fiesta de cumpleaños era exclusivamente familiar, pero era porque Marcy no tenía amigos para invitar, todos habían quedado en Taiwan, y no podían venir.

Así que solo estaban ellas dos, entre los padres de Marcy, su abuela y un par de tíos, porque, de nuevo, muchos se habían quedado en Taiwan.

—    Ni si quiera te tengo un regalo, Marcy — dijo, pero la otra chica solo se encogió de hombros—. No, no hagas eso, a mí me molesta mucho cuando no me traen un regalo en mi cumpleaños, es que... Es una de las pocas ocasiones del año donde te dan un regalo.

Marcy la apuntó y luego movió el dedo negativamente.

—    Bien, yo no me contengo cuando quiero regalarte algo.

Eso hizo a Marcy sonreír, pero hizo una mueca de dolor cuando el gesto le tiro la herida del labio.

Anne suspiro, todavía tenía ganas de matar a esas chicas.

Las vio salir del baño, carcajeándose, una de ellas la miro, con esa sonrisa egocéntrica.

"Tu novia te esta llamando" dijo para luego hacer una "o" con los labios, burlándose de la mudez de Marcy "Oh cierto" y no escucho más porque había ido corriendo hacia el lugar.

Marcy se dio cuenta de qué debía estar pensando Anne, se acerco a ella para apoyar una mano en su hombro, negando con la cabeza para que se olvide.

Anne alzo la vista hacia ella.

Marcy era una chica muy dulce, demasiado cálida para un mundo tan frío, con personas que querían apagar ese calor, ese brillo en los ojos y que planeaban amargarla.

Anne temía que desgraciadamente, habían enfriado bastante la personalidad de la chica aunque con ella no era así, en cuanto Marcy volvía a estar sola parecía apagarse.

Y no lo merecía, no merecía nada de eso.

—    Marcy, creo que deberías cambiarte de escuela — dijo.

Las palabras hicieron que las cejas de Marcy se alzaran, abriendo los ojos con lo que parecía miedo, comenzó a negar efusivamente, haciendo señas con su única mano disponible.

Anne intento tranquilizarla, tomando su mano entre la suyas, conteniéndola.

—    Tranquila, shhh... Yo me cambiaré de escuela también — dijo —. Estaremos juntas, seguiremos juntas.

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