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Ya casi era medio día, Sigrid y Winston habían estado trabajando muy duro haciendo cortes de carne —tanto de animales como su propia piel, el carnicero terminó yendo a la enfermería—. También decidió ir a ayudar a Newt con las cosechas y a plantar algunas semillas; ayudó a Sartén a lavar todos los trastes sucios, e incluso fue con los constructores para apoyarles acarreando material pesado.

—¿Tú de dónde te apagas? —preguntó su rubio favorito.

—Ni lo digas, aún tengo energía para lavar ropa —comentó mostrando su pulgar en señal de que todo estaba bien, su apariencia era graciosa; a pesar de tener el pelo atado, varios cabellos quedaron sobre su cara o incluso estaban parados, el sudor la hacía ver brillosa de todos lados y también su ropa estaba empapada. Aunque no pudo volver a dormir después de su aventura revisando los mapas, era cierto que le sobraba energía.

—Ajá, solo que después de bañarte ponte la ropa que ya traías, no permitiré que me robes otros pantalones.

Ambos chicos caminaron riendo hasta la cocina, para pedirle a Sartén que les diera un poco de comida extra. En el camino saludaron a varios habitantes como era costumbre. Se encontraron con Minho y Ben, quienes iban trotando a la entrada del laberinto, al parecer salían tarde.

—¡Hola Ben! —Sigrid lo saludó amablemente, con una gran sonrisa y sacudiendo su mano de un lado a otro.

—¿Qué tal navajitas? —respondió el corredor mientras se acercaba a ella para dar unas cuantas palmadas en su hombro.

—Buen día, Sigrid —ésta vez fue Minho quién saludó, cosa que sorprendió a la chica y a Newt. Ambos corredores siguieron su camino, el asiático solo les dirigió una mirada fugaz antes de marcharse. A Sigrid no le dió tiempo de responder.

—Oye, él casi nunca saluda a alguien que no seamos yo, Alby o los corredores.

—Me imagino —respondió mientras continuaba caminando al lado de Newt. ¿Y a éste qué le pasa?... Pensó, claramente refiriéndose a Minho.

El corredor había decidido mantenerla bien vigilada el tiempo que podría estar en el Área, temía que les dijera a todos lo que vio en la madrugada, aunque no lo creyó posible, sería un acto muy imprudente.

El día transcurrió como cualquier otro; como Sigrid había mencionado, fue a lavar su ropa acompañada de otros chicos que tenían la misma tarea. Ella les arrojaba jabón y agua de vez en cuando, y los habitantes no tardaron en seguirle el juego, entre risas y bromas terminaron todos empapados. Cuando concluyeron el trabajo, Newt fue a preguntarle si la iba a dejar para que se duchara, pero la chica se negó diciéndole que entrenaría un rato en el bosque.

Ya habían pasado varios días desde que empezó aquella emocionante rutina, el dolor de sus músculos aumentaba cada día, la solución: entrenar más y más de forma gradual. Llevaba a su lugar solamente lo necesario, agua, una toalla, y adicional, unas vendas y ropa que Newt le dio especialmente para el ejercicio. Con total seguridad se quitó la ropa quedando en calzoncillos y con las vendas que colocó el otro día para reemplazar el sostén. Se colocó unos pants holgados junto con una playera dos tallas más grande, y cambió sus botas por un par de tenis. Se sentía cómoda así, aunque las mangas no eran lo suficientemente largas como para cubrir todas las marcas que tenía en ambos brazos; esperaba que, en algún sueño, pudiera encontrar las respuestas a esas horribles cicatrices, de solo verlas le causaban tristeza, por lo que tenía el presentimiento de que habían sido producto de un pasado muy doloroso. Cerró sus ojos con fuerza por un momento, tal vez eso no importaba ahora, y las marcas ya eran parte de ella, tendría que vivir con aquello durante toda su vida, y pensar en ello le provocaba coraje; exactamente lo que necesitaba en ese momento. Cada vez se exigía más y más a sí misma, si quería ser una corredora tendría que demostrar que estaba hecha para ese trabajo; convencer a Ben de que la ayudara también era parte del plan, así que después de su rutina iría a verlo personalmente para presentarle la idea.

Pasó dos horas en el medio del bosque, entrenando con sus respectivos descansos, claro. Antes de ir a revisar si los corredores ya habían regresado, Sigrid tomó una ducha y se colocó la ropa que llevaba al llegar al Área, solo que limpia. Quiso correr hacia el campo, sin embargo su cuerpo dolía demasiado. Le tomó un par de minutos llegar hasta donde se encontraba Ben, por suerte estaba hablando únicamente con Sartén.

—¡Hola Ben! ¡Hola Sartén! —saludó la chica pegando un salto, asustando a ambos chicos.

—Hola, hola, ¿por qué tan contenta? —preguntó el cocinero con curiosidad.

—Ah, no, por nada. Bueno, de hecho vengo a robarte a este corredor —respondió mientras tomaba al rubio por los hombros, acto que lo sorprendió.

—Claro, claro, arreglen sus asuntos y a mí déjenme afuera —levantó los brazos en un gesto de burla. Los tres soltaron una risa.

—Ya, solo será un segundo.

Ambos habitantes se alejaron caminando hacia cualquier dirección.

—Y bien, ¿qué pasó? —preguntó Ben con notable curiosidad.

—Eh... en realidad, quería preguntar algo importante.

—Ajá...

—¿Qué debo hacer para volverme corredora?

Ben se detuvo en seco y volteó a ver a Sigrid con confusión.

—¿Qué estás diciendo? ¿Corredora?

—Sí bueno —ya estaba comenzando a ponerse nerviosa —sé que no es un juego ni nada de eso, pero en serio quiero ayudar. Podría ser de mucho apoyo, soy rápida, fuerte, y siempre, pero siempre tengo ganas de trabajar. Además, entre más mejor, ¿no crees? Varias cabezas piensan mejor que... ¿pocas? No sé qué estoy diciendo, solo quiero una oportunidad, te prometo que lo haré bien.

Ben la miró pensativo por unos segundos, luego mostró una media sonrisa y asintió levemente con la cabeza.

—Emm... no sé qué decirte.

—Si tan solo me ayudaras a convencer a Minho para que me ponga a prueba o algo así, te lo agradecería mucho.

Suspiró.

—Bueno, pues... a decir verdad tienes razón, muchos aquí no quieren ser corredores, y el hecho de que alguien tan capaz como tú se ofrezca es algo muy bueno para nosotros. Pero, no te prometo nada.

—¡Gracias Ben! —Sigrid lo abrazó con emoción, el chico solo rió ante su acto —No los voy a decepcionar.

—Confío en ello. Ahora, deja que vea a Minho y le comento, ¿de acuerdo?

—¡De acuerdo! Gracias otra vez.

Ben se fue a descansar un poco, mientras Sigrid se alejaba de él pegando saltitos por haber concluido su misión con éxito.

El rubio llegó hasta su hamaca y se recostó en ella por unos momentos.

—Hey, te estaba buscando —Minho apareció de repente.

—Qué hay amigo, de hecho también necesito hablar contigo.

—¿Qué pasó?

—Es Sigrid. ¿Sabías que quería ser corredora? Está entusiasmada con la idea, hace rato me pidió que la ayudara para decirte...

—De acuerdo.

—¿De acuerdo qué? Todavía ni termino de platicarte.

El asiático se sentó en su hamaca al lado de la de Ben, soltó un largo suspiro y luego continuó.

—Sé lo que intentas decir, y está bien. Aunque Alby no cederá, lo haremos. Pongámosla a prueba.

[BORRADOR] MAZE RUNNER: El secreto de CRUEL [Minho]Where stories live. Discover now