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Su estómago se encogía de solo pensar en él. No le tenía miedo, para nada, más bien, su presencia la estremecía, con ese semblante serio, y mirándola fijamente sin expresión alguna. Casi no hablaba con él, a veces era seco, otras veces ni siquiera se daba cuenta de que ella lo saludaba, era el único habitante con el que no convivía abiertamente, bueno, a excepción de Gally, pero era porque ambos se llevaban pesado.

Tenía que planear bien todo, desde cómo se le acercaría hasta la manera en la que le iba a pedir una oportunidad para ser corredora. Newt ya le había explicado que ellos son los que eligen a los corredores, pero no tenía idea de cómo llamar la atención del asiático para que la considerara como candidata. No iba a ser fácil.

De repente 'se le prendió el foco', Ben. Él era mucho más accesible que Minho en cuanto a actitud, ya había tenido conversaciones con él, algo triviales, pero definitivamente existía conexión entre ellos. Si tan solo le demostrara que era funcionaba como corredora...

Todo este revoltijo de pensamientos la condujo a una idea que ya había ejecutado antes: quería ir de nuevo a la Sala de Mapas. Ésta vez era más factible, aunque no habría tanta iluminación, definitivamente tendría tiempo para husmear por cada rincón de la choza. Emocionada, bajó rápidamente del mirador y corrió hacia el bosque. 

Minho se despertó gracias a los ronquidos de Sartén, quien estaba recostado a escasos metros de él.

—Agh, maldito garlopo —se quejó en voz baja mientras se levantaba de su lugar. Observó a todo mundo dormir aún con aquellos ruidosos sonidos que salían de la boca del chico —. Desgraciados, ¿cómo pueden dormir así? 

Echó un vistazo al lugar, algo llamó su atención. Una hamaca vacía. El asiático frunció el ceño, ¿quién se habrá levantado a esta hora y por qué? Revisó a todos los habitantes, enseguida se dio cuenta de quién faltaba. Confundido, se dirigió a la cocina para buscar a Sigrid, tal vez había ido por un poco de comida. Se llevó una sorpresa cuando no la encontró ahí, entonces se dirigió a los lugares que él sabía que frecuentaba, aunque no lo parecía, él le prestaba atención. Fue al matadero, al huerto, a aquella roca en la que solía sentarse en compañía de Winston, pero nada. La preocupación transformó su rostro, solo quedaba un lugar, el bosque.

Por su parte, Sigrid estaba a punto de entrar al lugar, antes de llegar volvió por una antorcha y un par de cerillos, pues los árboles bloqueaban la mayo parte de la luz proveniente de la luna. Abrió la Sala de Mapas y entró con mucho cuidado, ya que en esta ocasión llevaba fuego, y no quería arruinarlo. La imagen de ella quemando la choza invadió su cabeza, pensó en cómo los corredores la odiarían y pedirían que la enviaran al pozo, incluso imaginó que podría ser desterrada. Se asustó por sus ideas tan gráficas, sacudió su cabeza esperando liberarse de aquel aterrador pensamiento. Ahora mucho más precavida que antes, encendió unas cuantas velas que encontró por ahí y las colocó en puntos en donde el fuego no alcanzaría los mapas de papel. Ahora sí, manos a la obra. Primero, tenía mucha curiosidad por saber qué cubría la manta en aquella mesa redonda, aunque lo primero que había llamado su atención era aquel baúl oscuro. Lentamente retiró el gran pedazo de tela, sus ojos se abrían con asombro a la par que descubría lo que los corredores querían ocultar. Era una maqueta del laberinto.

Se apoyó en la mesa con sus dos manos mientras miraba la maqueta detenidamente, le daba la impresión de que estaba completa, pero, ¿por qué? Newt le dijo que aún continuaban haciendo mapas. Tocó cuidadosamente los bordes del laberinto a escala, pronto se percató de varias piedras con números pintados en ellas que lo rodeaban, al parecer lo dividían en secciones, de la número 1 hasta la ocho. Sigrid no pudo evitar pensar en el sueño que tuvo, pues una de las voces repetía una secuencia que también involucraba ocho números, abrió la boca con sorpresa al percatarse de esa coincidencia, la felicidad también la invadió, sintió que había hecho un descubrimiento importante. Otro pensamiento le vino a la mente, que sinceramente no tenía nada que ver con el anterior; se imaginó a Minho trabajando en aquella maqueta, concentrado, pegando cada palito de madera hasta formar los caminos del laberinto, sonrió ante la imagen del asiático que se presentó en su cabeza.

—Veamos qué secretos ocultas —susurró para sí misma, refiriéndose al laberinto. Se dispuso a desenvolver un par de mapas que estaban a la mano, en ambos habían notas, números y una ruta trazada, solo era un pequeño fragmento. Buscó similitudes en ambos mapas, si el laberinto cambiaba cada noche debería de tener una secuencia, un patrón.

Minho vio a lo lejos una tenue luz que provenía de la Sala de Mapas, pensó que podría estar incendiándose por dentro así que corrió. Al no oler nada extraño, se asomó por una de las aberturas de la cabaña, encontrándose con Sigrid analizando varios mapas a la vez.

—Diablos —susurró para que no lo escuchará. A este punto no sabía si enojarse, asustarse o sentirse como un idiota al no haberle advertido con más firmeza que no debía entrar ahí. Pensó que por un momento Sigrid estaría triste o desconsolada al descubrir que el laberinto ya había sido explorado completamente, y que tal vez no existía una salida, sin embargo, se sorprendió al verla con una sonrisa entusiasmada al revisar los mapas. Seguía con sus ojos los caminos trazados ahí, miraba atentamente, tratando de memorizarlos, ¿para qué? Pensaba que tal vez en alguna ocasión tendría la oportunidad de salir.

El encargado de los corredores la observó por el resto del tiempo que ella tomó para seguir estudiando los mapas, cuando Sigrid se dispuso a guardarlos en su lugar y a acomodar todo para que luciera igual que antes, Minho se percató de lo que estaba haciendo, y se sintió como un estúpido por haberle prestado atención durante tanto. La chica caminó hacia la puerta, no sin antes apagar las velas y cerciorarse de que todo ya estaba en su lugar. El chico retrocedió rápidamente para ocultarse detrás de un árbol. Antes estaba lo suficientemente molesto como para ir con ella y reclamarle, ahora solo esperaría a la mañana para ver qué haría Sigrid sabiendo todo lo que sabe ahora.

Y bueno, ahora la chica no tendría más dudas. Se esforzaría lo suficiente para ser corredora.

[BORRADOR] MAZE RUNNER: El secreto de CRUEL [Minho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora