Sonidos Mentales

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Anya a veces tenía pesadillas en las noches, esas pesadillas que le hacían llorar en silencio e ir al cuarto de Loid o de Yor sin decirles que en verdad estas surgían porque soñaba con estar de vuelta en el Centro de Experimentación de Ostania, donde la manera en que se desarrolló su poder telepático, fue muy doloroso hasta ser el que hoy es actualmente.

La exactitud con la que pasó aquello, se había hecho cuando empezó a escuchar la voz amable de su madre dentro de su cabeza y sin saber que aquello era un peligro para ella, especialmente cuando le preguntó a su madre porque podía escuchar más voces que la suya y oírles hablar sin mover sus labios cuando los científicos la regresaban con la nariz sangrante, el rostro pálido y poco apetito.

La mujer había dicho que nunca hablara de ello, pero fue inevitable que le descubrieran y los "juegos" a los que sometían a su madre empezaron a aplicarlos en ella que escuchaba los pensamientos que a veces se cortaban como si de una antena dañada se tratara, pero que evidentemente eran poco agradables.

Su don era considerado de entre los otros experimentos un éxito, porque ella también era un experimento, hija de dos, del 003 que murió antes de que naciera y el 006 su madre que sabía que sus habilidades eran una maldición ocupada para supuestos fines pacíficos, a costa de su bienestar que no le importaba a nadie porque era importante sacar adelante el proyecto de los humanos con telepatía sin importar cuantos experimentos fallaran, sino que fueran resultados positivos, ya que era financiado por los poderosos de Ostania.

Su madre, una figura sin rostro y cabellos rosados como los suyos salpicados de uno que otro blanco causado por el estrés de la experimentación le decía que siempre estaría bien si regresaban las dos, pero lamentablemente ella murió y aunque había otros sujetos de prueba. Anya sintió que se quedó sola y a merced de los científicos que deseaban un mayor desarrollo de su súper oído que le servía para escuchar los pensamientos ajenos, pero también se ambicionaba que pudiera verlos.

Dieta rigurosa, estudios, experimentos científicos basados en estímulos sensoriales por medio de vibraciones que día tras día se volvían mayores hasta el punto de que la nariz o inclusive los oídos le sangraban a Anya que gritaba por ayuda a su madre muerta o suplicaba que la dejaran salir del cuarto donde el sonido agudo que supuestamente le ayudaban al hacer una fuerte presión en la red nerviosa del tálamo en su cerebro, de tal manera aquello le hizo escuchar mejor los pensamientos en cada día desde sus dos años y medio hasta los tres donde escapó cuando el Centro de Experimentación de Ostania fue atacado, los que eran como ella asesinados y la posibilidad de que le pasara lo mismo recorría su mente cuando fue apartada del científico que había sido interceptado a la mitad de su huida por un infiltrado de Westalis que asesinó al hombre haciéndola llorar, pero este no hizo lo mismo con ella, sino que le indicó a donde ir y nunca mirar a atrás para que pudiera ser libre.

Anya había corrido por todo el área y fue pura fortuna que halla llegado al orfanato donde fue adoptada y devuelta tres veces hasta que ahora era hija de los Forger y vivía una vida más pacífica que antes.

Sin embargo, los miedos aún no se alejaban de sus sueños y despertar gritando con el terrible temblor pasando por su pequeño cuerpo, sobre todo cuando la puerta se abrió de una patada por parte de Yor que estaba en pijama y amenazaba con uno de sus cuchillos a la nada, notó a la niña temblorosa en su cama de sábanas rosadas con el Sr. Quimera en el suelo y Pingüiman hasta los pies de la cama a punto de caerse.

Yor al verle sonrió torpemente y se excusó de la misma manera al guardar el cuchillo tras su espalda.

—Que mal Anya, tuviste otra pesadilla. —mencionó poniendo el cuchillo en el borde de la ventana que estaba del lado del escritorio de estudio de Anya, prometiéndose que se lo llevaría de ahí cuando saliera.

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