Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas

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—¿Funeralzilla? —alzó Solange una ceja.

—No quieras avergonzarme haciendo como que no comprendes Solange Soleil. Funeral y Godzilla. Lo usan para referirse a novias que se vuelven locas en la planeación de su día. "Bridezilla". De "bride" que significa novia y Godzilla, monstruo japonés que...

—Pres... no tienes que explicar todo tan a detalle. Sí entendí, solo me pareció chistos...

—¿Y por qué entonces sigues en el asiento que no te corresponde? —remarcó Pres.

—¡UGH! —se quejó Solange y se movió al otro asiento. ¿No había forma de ganar su simpatía? De por sí, su estúpido enamoramiento adolescente le hacía ya sentir bastante ridícula frente a él, y él muy posiblemente lo sabía, siendo que los vampiros podían escuchar latidos y hasta las pupilas cambiar de tamaño. ¿No podía calmarse un poquito tras aquella clara desventaja?

—GRACIAS —dijo Pres de forma condescendiente antes de soltar un quejido e ir hacia al otro lado del lugar para mover a Vener, el baterista, quién despreocupado, se había dejado caer en uno de los asientos traseros y se había aflojado la corbata.

Solange refunfuñó también pero entonces un rostro familiar con cabello rosa pasó frente a ella y por unos momentos no pudo ni respirar.

Era la profesora Alemina Helios.

Mina volteó hacia Solange, le dirigió una sonrisa cortés y siguió caminando antes de girar confundida por un segundo y luego seguir su camino.
Solange quedó balbuceando un "hola" que no le salió de la boca.
Su maestra no la había reconocido.
Era obvio, le habían borrado la memoria hacía ya unos años y jamás recordaría ninguna de sus interacciones pasadas en la academia, Torn le había contado de su romance con Mina pero jamás los había visto juntos.
Lucía muy bonita con el cabello de ese color y los tatuajes le quedaban increíbles.
Sintió cierta calidez y en su mente no pudo evitar estar agradecida en todo lo que había aprendido de ella, definitivo esos conocimientos le habían salvado la vida varias veces.
Le vino a la mente por un momento el preguntarle algunas cosas, con la academia y los cazadores jóvenes estando en una situación tan tensa pero se reprendió, cualquier mención a su pasado borrado le podía desatar una migraña incapacitante.

La banda acompañada de un trío de violines y una cantante inició una melodía bellísima que rompió el silencio y del cielo cayeron pequeños pedazos de papel en forma de mariposas que revoloteaban en el aire.

Torn se apareció al otro extremo con una sonrisa orgullosa y caminó por el pasillo con paso lento y elegante, su atuendo era exquisito en un estilo barroco con diamantes incrustados que proyectaban pequeños arcoiris en la alfombra.

Todos voltearon a mirarla. Llevaba un ramo de flores secas mezcladas con flores frescas que colgaba casi hasta sus rodillas. En su cabello negro descansaba su corona y velo, ambos exquisitos. La combinación de ambos la hacían lucir como un ser divino. Los aretes enormes parecían una extensión de su corona.

El sol estaba casi por salir. Había un reloj enorme que marcaba el tiempo. Todos la miraron caminar, varios dándole palmadas en la espalda con sonrisas melancólicas.

Al final del pasillo, junto a la torre estaba Mina y otro vampiro de cuerpo escultural que Solange no reconoció. Torn se acercó y besó a ambos en los labios.

—Nos reunimos hoy —dijo el vampiro junto a Mina —, para despedir a nuestro gran amigo y de muchos amante, Torn —añadió, Solange pudo notar que ese chico llevaba los ojos vidriosos y guardaba las lágrimas en sus ojos con esfuerzo.

Hubo unas risitas nerviosas por todo el lugar al tiempo que Torn volteó hacia sus invitados con una mirada traviesa mordiéndose los labios y dando un guiño.

SolangeWhere stories live. Discover now