ERES MI CAMINO

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-Disculpen? - preguntó pero nadie le hizo caso, preguntó 1 y otra vez. - Hola!? - Habló más fuerte, los chicos se abrieron a los lados y ella se maldijo.

Era la estúpida pandilla de jauregui. Los peores de la escuela

-Qué quieres, tontita? - preguntó un Moreno alto

-Mme me dejan pasar, por favor - Susurró

-Mme me me ddde dejan pasar - Otro arremedo y Camila trago saliva - Pasa, imbécil - Camila empujó la bicicleta, bajo la mirada pero antes alcanzó a ver que Lauren estaba en medio de ellos y justo cuando estaba pesando frente a ella, Lauren jauregui le pateó la rueda trasera haciendo que casi perdiera el equilibrio

Camila volteo brevemente a verla, vio sus ojos, nunca había visto a jauregui de cerca, era la primera vez, pero vio una pupila oscura, dilatada a lo máximo y el contorno que debería ser blanco ahora era rojo. Estaba demasiado drogada. No le diría nada, sabía que era mejor callar y huir

-Muévete de mi maldita vista! - me gruñó Lauren.

Camila respiró hondo, rodó los ojos y se fue.

-Idiota. - Mascullo al montarse a su bici y dar un vistazo atrás.

Concideraba a Lauren la más grande idiota de todo el universo.

Camila llegó a su trabajo, los señores Dowson eran una pareja de más de 70 años, los típicos gringos rubios de ojos azules pero eran buenas personas, de inmediato le dijeron que harían inventario

-Niña - La señor Rossy Dowson llevó a Camila a la bóveda - Nos llegó algo increíble y quiero mostrártelo y enseñarte su debido trato - Camila abrió la boca viendo en precioso reloj de bolsillo - Tiene un costo de 135 mil dólares, ya está vendido y solo estará aquí una semana más.

-Es precioso - lo admiro de lejos, había aprendido a ver las obras invaluables y a cuidarlas

-una vez al día debemos encerarlo y cubrirlo con su guarda polvo de terciopelo, tu harás esa tarea

-Claro que sí Rossy

-Ya tomaste tu hora de comida? - Camila asintió - Bien, vamos a la bodega a hacer el inventario?

-Sí, estoy lista para trabajar en cerio - Rossy sonrió. La niña era joven pero era muy servicial y le gustaba aprender.

Lamentablemente no terminaron el inventario ese viernes y continuarían el lunes. El fin de semana Camila lo pasó trabajando y el lunes a la escuela.

Había horneado galletas, algunas veces  cuando tenía tiempo y dinero lo hacía y las vendía. Llevaba 15 galletas que planeaba vender por 2 dólares cada una, sus galletas eran deliciosas así que siempre las terminaba antes del primer período de descanso.

Le quedaban 3 o 4 que llevaba en una pequeña cesta de mimbre, ya saben las típicas cestas que se usan en los picnics, muy vintage. Se acercó a su casillero para tomar sus libros pero un impacto precisamente en su espalda la hizo que soltara todo lo que tenía en las manos, ella golpeó contra el metal pero ya sofocada por el golpe en la espalda.

Había sido una pelota de fútbol americano, escucho risas, tenía los ojos llorosos por la falta de aire y solo se concentró en respirar, el pasillo estaba desierto y sólo 3 grandulones amigos de jauregui se reían.

Uno de ellos se acercó a tomar el loboide que estaba a su lado.

-Te dolió, tontita cabello? - Preguntó riéndose Colle Vauseman, podía identificarlo como el mejor amigo de jauregui. Camila se enderezó y respiró profundo, pasando desapercibida de la mirada sucia y depravada que el idiota le dio.

Camila era hermosa, su rostro, su cuerpo y aún que no se vestía a la última moda o con la ropa más nueva y selecta o sexy como otras chicas de su edad, ella tenía ese porte natural de sensualidad latina.

Llevaba un jens que le quedaba tan ajustado en su voluminoso trasero, pro de la rodilla hacia abajo era acampanado, una blusa que se adheria a su piel, era de manga larga y tenía 3 botones que protegían su escote.

Colle se lamio los labios. Nunca había mirado detenidamente a Camila, estaba buena.

Sonrió, pensando qué tal vez podía llevársela a la cama.

-Oye Colle vamonos, L nos espera

Colle asintió y se alejo un poco de la menor, vio también las galletas en el suelo, tomó una y sacó un billete de 5 poniendolo en la canasta

-Adiós, preciosa.

Camila parpadeo y lo miró extrañada. Primero era tontita y ahora preciosa.

Estúpido imbécil. Que se joda.

Ahora le sacaría la vuelta a el y a toda su bola de simios salvajes.

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Bien, bien. Veamos que les parece esta historia.

Planeo que sea intensa pero algo corta.