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—¿Estás mejor? ¿Ya no sientes mareos?

—Sí, gracias... emmm.

—Jeff —el chico soltó una risa.

—Jeff —respondió sonriendo amablemente. La chica se sentía mejor, en la enfermería comió y se cambió de ropas. Ya se había ocultado el sol, y ella se preparaba mentalmente para salir de nuevo y enfrentar a la multitud.

—Y de casualidad, ¿recuerdas algo importante? ¿tu nombre? ¿de dónde eres? —preguntó Jeff.

Se detuvo a pensar, para después negar con la cabeza.

—No, no sé nada —comentó con cierta tristeza.

—Bueno, descuida, en realidad eso nos pasa a todos la primera vez, estoy seguro que en poco tiempo recordarás cómo te llamas. Pero bueno —volvió a reír, con nerviosismo —, esto Newt te lo explicará, espera un momento, voy por él.

Jeff salió corriendo de la choza dejándola sola, se sentó en la cama y soltó un suspiro. Todo aquello le parecía extrañamente familiar, aunque claramente seguía asustada, fueron muchas sensaciones y sentimientos por un solo día, y solo esperaba relajarse y pensar por un momento. Miró hacia sus manos y las examinó, encontrándolas con varias marcas y cicatrices alrededor de las muñecas, quedó desconcertada.

Minutos después, tocaron dos veces la puerta de la pequeña choza, seguido de esto, el rostro del chico rubio que la descubrió en la caja se asomó, mostrando una gran sonrisa amistosa.

—Buenas noches novata, ¿cómo sigues?

—Amm, creo que bien, me siento bien —sonrió ligeramente.

—Me alegro, por un momento creímos que tendrías un colapso nervioso, estabas muy aterrada. Mucho gusto, me llamo Newt —extendió su mano en forma de saludo, el cuál la joven recibió con gusto.

—Hola Newt, yo soy... ammmm.

—Hey tranquila, no es necesario que te esfuerces en recordar, en un día o dos nos podrás decir cómo te llamas. Ahora dime, ¿estás lista para la fiesta?

—¿Cuál fiesta?

—Tu fiesta de bienvenida, shank. Los habitantes siempre organizamos celebraciones para los nuevos novatos, al menos para que se sientan como en casa, en medio de tanta incertidumbre.

Shank, qué chistoso... Pensó la novata con cierta gracia.

—Antes, puedes decirme ¿qué es este lugar?

—Primero lo primero —la tomó de los hombros ayudándola a levantarse —vamos a darte tu recorrido.

Ambos salieron hacia el Área. Una brisa refrescante los recibió, la chica pudo respirar sintiéndose libre, aún encerrada entre cuatro grandes muros. Cuando se sintió con los pies en la tierra, se dispuso a observar el panorama: era un campo demasiado grande, rodeado de bosque, y, por supuesto, aquellas enormes murallas cubiertas de hiedra. Caminaron hacia una fogata que había sido encendida por los demás habitantes. Tocaban, bailaban, comían y se divertían entre ellos. Cuando estuvieron cerca de la multitud, los chicos recibieron a la nueva con chiflidos y gritos de alegría, mucho más amistosos que en la mañana.

—¡Eeeeh, navajitas!

—¡Bienvenida novata!

—¡Buenas noches navajitas!

—¡Novata, novata!

Ella se sintió abrumada, sin embargo, la felicidad la invadió al sentirse bien recibida. Sonreía de vuelta a cada habitante que le hablaba en agradecimiento por aquella cálida fiesta. Volteó a ver a Newt, quien ahora era la persona con la que más sentía confianza, después de Jeff.

—¿Por qué “navajitas”? —preguntó incrédula.

—Fue el apodo que te pusieron, cuando te pusiste como loca en la caja apuntándome con ese fierro. Fue idea de Winston —se burló.

La castaña soltó una risa, avergonzada.

—Lo siento.

—No te preocupes. Es una buena anécdota —Newt le dedicó una bonita sonrisa y luego se giró para señalar a ciertos habitantes —. De acuerdo, ven. ¿Ves a ese grupo de chicos? Son los constructores, son buenos con las manos, pero en realidad son unos idiotas, Gally es el que dirige todo. Ahora, ve a ese chico, su nombre es Sartén, es encargado de la cocina, no te atrevas a criticar uno de sus platillos porque son sagrados. Por allá están los chicos que te ayudaron, Clint y Jeff, y ahí se encuentran los carniceros, Winston, el que te puso el apodo, es el encargado. ¿Ubicas a alguno?

—En realidad solo a Jeff, y un poco a Alby.

—Bien, descuida, son buenas personas, todos confiamos entre todos, así este lugar se ha mantenido en pie.

Los dos jóvenes se dirigieron a un tronco tirado en el suelo y se sentaron en el pasto recargándose en él, observaban la celebración.

—Ahora, nuevita, pregunta todo lo que quieras.

—De acuerdo, amm... —se detuvo a pensar que pregunta formular primero, claro que tenía muchas dudas, pero no quería parecer muy curiosa —¿Qué es este lugar en realidad?

—Realmente, no sabemos, pero te daré nuestra definición —abrió ampliamente sus brazos —: éste lugar, es el Área, aquí vivimos, comemos, sembramos, hacemos todo lo indispensable para nuestra supervivencia. El lugar por dónde llegaste, aquel elevador, es la caja, sube una vez al mes, sin falta, con víveres y por supuesto, un novato. Ésta vez fue tu turno, todos estaban asombrados porque eres la primera chica en el Área. Supongo que... te sientes un poco incómoda.

—Algo, pero, no me molesta. Todos lucen... amigables —sonrió tiernamente —. Quiero saber ¿qué hay detrás de los muros?

Newt resopló.

—Mira, hay tres reglas: la primera, jamás lastimes a otro habitante, nos cuidamos entre todos, así ha sido siempre; dos, tienes que hacer tu parte del trabajo para que esto funcione, no nos gustan las personas holgazanas; y número tres, nunca, bajo ninguna circunstancia, salgas de estos muros.

—¿Qué es lo que hay allá afuera?

—Un laberinto —expresó con total seriedad —escucha, quien sea que nos haya encerrado aquí, está demente. No solo es el laberinto lo que nos rodea, también están los penitentes.

—¿Qué es eso?

—Son criaturas horribles, viven entre esos muros, acechan a quien sea, son realmente peligrosos. Nadie sobrevive una noche afuera, mucho menos ve un penitente y vive para contarlo.

Se asustó, ahora, no podía sentirse más segura dentro del área. Se preparaba para una pregunta más, sin embargo, no la dijo ya que creyó que sería estúpida. Como si Newt le leyera la mente, continúo hablando.

—Hemos intentado muchas maneras de salir de aquí; escalar las paredes, bajar por la caja, buscamos algún tipo de entrada secreta, todo, en serio todo. La única salida, es el laberinto.

—En serio, ¿nadie sale del Área?

—Pues sí, solo unos pocos son los valientes —se enderezó en su lugar y señaló a otro grupo de chicos, notablemente más en forma y serios que los otros —. Ellos son los corredores. Cada día, cuando las puertas se abren, ellos salen, arriesgan su vida, memorizan, corren, buscan una salida por nosotros —enseguida, señala a un chico alto, fornido, de brazos cruzados y con expresión neutra, piel morena y ojos rasgados —. Él, es Minho, el líder de los corredores.

[BORRADOR] MAZE RUNNER: El secreto de CRUEL [Minho]Where stories live. Discover now