—¡Yibo! —los interrumpió la voz de Yanli asustada—¿Qué te pasó? ¿Encontraste a Zhan?

—Llegue tarde... —respondió con tristeza el Alfa—. Lo siento... Llegué tarde...

La muchacha lo miro asustada, las lágrimas caían de los ojos del castaño y esa era suficiente respuesta. Yanli entro a la casa corriendo y vio a su hermano en el sofá inconsciente y con el cuerpo herido cubierto en sangre, lloro y cayó de rodillas lamentándose por no haber cuidado de él.

—Pagaran por haberlo lastimado... —dijo Ziyi tocando su hombro—. Pero primero debemos salvarlo, no tenemos otra opción que hacerlo dormir ahora.

—Es demasiado peligroso,no usaremos magia en mi hermano.

—Morirá si no lo hacemos —instó Yibo—. No podemos hacer más, debes confiar en él.

—¿Confiar en él? ¡Lo hice y mira como terminó! ¡Los humanos son lo peor que existe en el mundo! ...Zhan era demasiado inocente y no lo cuidamos bien...no volveré a ponerlo en peligro...

—Si no lo hacemos morirá lentamente frente a nosotros —insistió Huaisang.

—Hacerlo dormir podría meterlo en una pesadilla eterna mientras se recuperan sus heridas, pero encontraremos la forma de ayudarlo... —dijo Haikuan.

—Buscaré a la bruja... —señaló Wang Yibo caminando hacia la puerta.

—No —lo detuvo Yanli—. Iré yo, le pediré que lo proteja... tú estás demasiado herido. Quédate con él... Ustedes denle un poco de su energía para que pueda aguantar hasta que regrese.

—Yo te acompaño —dijo Ziyi.

Yanli se despidió con un beso de su hermano y salió de la casa seguida de Ziyi, cambiaron a su forma de lobo y corrieron hacia la montaña en búsqueda de l bruja.











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—¿Por qué eres tan travieso? No debí confiarme tanto, era obvio que me seguirías un día...

Wang Yibo acarició el cabello azabache del muchacho que descansaba en una cama de hospital. El fuerte ruido de Xiao Zhan al caer al suelo desmayado lo alertó, y su aroma era suave, pero aún conservaba tonos de tristeza.

¿Tal vez había recordado algo?

Besó su frente y apoyo sus brazos en la cama, observando a su Omega dormido.

—No sabes cuánto te extraño... —delineó sus labios con la punta de sus dedos—. Escuchar tu voz llamándome Alfa, el sentir tu aroma como antes y saborear tus labios. No sé cuánto más pueda soportar estar así...

—Yibo... — susurro aún dormido.

—Aquí estoy, siempre estaré aquí...

El castaño sonrió al ver que abría los ojos el contrario, y exhaló más calmado, sentandose a su lado en la cama.

—¿Cómo te sientes?

—No lo sé... Mareado y confundido...

—Te golpeaste al caer al suelo... —sujetó su mano— ¿Por qué me seguiste?

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