Capítulo 11

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Solté un gritito de alarma y la figura, masculina a todas luces, se giró en mi dirección. Justo cuando empezó a avanzar hacia mi sin decir ni una palabra salí corriendo en la primera dirección que tomaron mis pies; de vuelta al pasillo del que había salido.

El corazón me latía en la garganta, veloz como un conejo, intentando escapar. Antes de darme cuenta estaba otra vez al final de un pasillo, con una única puerta a mi derecha y ninguna salida. No tenía a donde escapar.

Me giré de nuevo, respirando fuerte y rápido. El desconocido se acercaba a mi con pasos lentos y firmes. No le podía ver la cara pero sentía su mirada fija y un escalofrío de miedo me recorrió la espalda.

—No me has dejado otra opción.

Entonces la figura oscura terminó de acercarse y un rayo de luz naranja de las luces de emergencia le iluminó la cara. Era Pablo.

—¡Dios! —Exclamé, soltando todo el aire que había estado reteniendo sin darme cuenta. Me llevé las manos a la cabeza y di una media vuelta sobre mí misma—. ¡Eres imbécil, me has dado un susto de muerte!

—¿De verdad? —Vi como se rascaba la nuca con aspecto avergonzado. Quería matarle—. Lo siento, pero no veía otra manera de hablar contigo.

—¿Has sido tú quien ha saltado la alarma de incendios? —Se encogió de hombros y me pareció adorable pero eso solo aumentó mi enfado—. ¡Eres idiota!

—Vale, lo siento, igual no ha sido la mejor manera de acercarme a ti, pero es que llevo intentando hablar contigo toda la semana y no sé cómo siempre te las ingenias para evitarme.

—Tal vez porque no quiero hablar contigo, capullo—. Le espeté comenzando a andar para largarme de allí lo más rápido posible.

—¿Por qué? —Su expresión desconcertada me pareció adorable. Y eso no podía ser. Era el capullo de Pablo. El ser mas aborrecible de toda la facultad.

—¿De verdad estás preguntándome eso? ¿No te pareció suficiente con haber colgado aquella foto mía en tu perfil, ni haber hecho copias y colgarlas por la facultad entera, verdad?

—¡No fui yo! —Intenté esquivarle para irme, pero se cruzó en mi camino. Cuando di un paso a la izquierda él lo dio conmigo. —Se que suena increíble, pero no fui yo, te lo juro, de eso quería hablar contigo.

Me crucé de brazos y esperé con una ceja alzada sin quitarle los ojos de encima. Parecía un niño al que han pillado en una trastada e intenta negar la mayor a cualquier precio. No me creía nada.

—Fue Bea—. Y, como no di muestras de haber creído ni una palabra, siguió hablando de aquella mentira que se había inventado solo dios sabía porqué—. Es mi ex. No para de molestarme desde que lo dejamos, es una pirada, le mandé aquella foto nuestra que viste publicada solo para que le quedara claro que lo nuestro se había terminado, pero lo que hizo fue publicarla…

—En tu perfil—. Yo seguía sin creer ni una palabra.

—Sí, me robó la cuenta hace meses, no me acordaba porque no lo uso demasiado—suspiró. Sabía que no le creía. Y me alegré de ello—. Está loca, ya no sabía qué hacer para que me dejara tranquilo, y esa fue la única manera que se me ocurrió en ese momento.

—Ah, entonces bien—. Le esquivé hacia el otro lado en un movimiento rápido y le sorteé por fin. Me giré un momento hacia él para decirle una última cosa—. Entonces dale las gracia a Bea por hacer mi vida diez veces más humillante, de verdad, es algo que me ha venido estupendamente.

Y eché a caminar a paso vivo por el corredor. Escuché como los pasos apresurados de Pablo me seguían.

—¡Espera! —Ni siquiera me detuve—. No era solo de eso de lo que necesitaba hablar.

—¿Y qué más quieres? —No tenía ganas de escuchar más tonterías. Solo quería llegar a casa y acurrucarme en el hueco protector del cuello de Abel.

—Que no puedo olvidarlo—. Me detuve en seco. Intenté no bufar, pero no tuve éxito.

—¡Dios…! ¿Eres un crío de trece años o qué? Te das unos cuantos besos con una chica y…

—¡Es en serio! —casi gritó. Estaba tan cerca de mi que, a pesar de la oscuridad, podría ver perfectamente como sus ojos radiactivos me traspasaban. No podía hacer que mis pies siguieran andando—. No puedo olvidarme de ello. ¡Y lo he intentado! Me ha quedado bastante claro que no es mutuo, pero… ¡Joder, no puedo!

Su mano veloz atrapó mi nuca y me besó. Quise apartarme de él con todas mis fuerzas, pero sus dedos eran firmes en mi cabeza y me mantenían pegada a él. No tan contra mi voluntad como me hubiese gustado. Cerré los ojos e inspiré el aroma que me entraba a raudales por la nariz. Delicioso y cálido y… Un montón de cosas más que me odiaba por pensar. Sus labios contra los míos hicieron que aquel escalofrío fantástico me recorriera de la cabeza a los pies. Exactamente igual que cuando estábamos bajo la lluvia. Como si pudiera pasarme allí, dentro de ese beso, mil años y al despertar aun siguiera siendo joven.

Puse mis manos en su pecho y me separé de él. No quería hacer aquello. No tenía nada claro porqué Pablo me hacía sentir de aquella manera, pero no traicionaría así la confianza de Abel. Nunca, jamás, haría aquello que Marcos me había hecho a mi tan alegremente. No podía. Abel era mi amigo antes que mi novio y aquello nos destrozaría a ambos. Y ¿porqué? Lo triste es que en realidad no tenía ni idea de porqué. Solo por la sensación indescriptible que me provocaba cada vez que me tocaba. O que estaba cerca. O que le veía de reojo entre la multitud. No, no podía hacer aquello. Yo misma no sería capaz de perdonarme jamás.

—¿Sabes? —Empecé a decir, tratando de que mi voz sonara lo más indiferente posible. Quería que le doliera. Que le doliera tanto que nunca más volviera a interrumpir mi ordenada felicidad con las sensaciones increíbles que me provocaba—. Yo ni siquiera recuerdo la primera vez que nos besamos. Estaba tan borracha que solo recuerdo despertarme en tu cama.

Vi perfectamente el instante en que su corazón se hacía pedazos a mis pies. Intenté que no me importara. Me dije que, aunque tal vez todo lo de su exnovia era cierto y él no había subido aquella foto por todas partes, se lo merecía. No era una buena persona y ni siquiera éramos amigos. Le detestaba pero mi cuerpo prefería ignorar eso cada vez que estábamos cerca. Pero mi cabeza no lo hacía. No podía ignorar que Pablo no sería bueno para mí. Que sería una versión más de la historia vivida con Marcos. Demasiada llama para una mecha tan corta. Aquella bomba me explotaría de nuevo en la cara. Lo tenía más que claro.

—Por favor, déjame.

Y me giré sin volverme. No quería verle allí, destrozado y solo en la oscuridad sabiendo que yo le había hundido. Solo quería olvidarme de él y de todo lo que me había dicho.

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Hola qué tal? El nuevo capítulo recién salido del horno! Espero que os haya gustado. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, Wattpad me está dando algún tipo de problema y no me deja contestar ni ver nada! He mandado un aviso, a ver qué me dicen… Mientras tanto, GRACIAS! Me alegra el día leeros, de verdad, sois geniales!

Volveré la semana que viene con un nuevo capítulo, este ha quedado un poco así… Sandra luchando de nuevo contra sí misma y sin ver más allá de sus narices, (jaja) en fin en la vida a veces una se encabezona con algo y de ahí no hay quien la mueva… Y eso está pasando.

Dejadme en los comentarios qué os ha parecido y dadle a la estrellita!

Bss Hayaroja

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⏰ Last updated: May 08, 2022 ⏰

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Huyendo de miWhere stories live. Discover now