Capítulo 16: El enamoramiento del Líder Wen

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Recordaba con creciente fervor las palabras de su señora, las veces que él le contaba cómo solía deslizarse entre esas mismas aguas, su cuerpo esbelto sumergiéndose en el lago. Se la imaginaba ahora, esa agua fría humedeciendo sus delicadas túnicas, haciendo que el fino tejido se le adhiriera a la piel como una segunda capa, revelando cada detalle de esa figura que tanto le obsesionaba. Podía ver en su mente cómo el agua helada endurecía aquellos irresistibles botones rosados en su pecho, tensándolos, haciéndolos aún más provocativos, reclamando su atención con cada respiro.

La cintura estrecha de Madame Wen se marcaba aún más bajo las capas mojadas, y Wen Ruohan no podía evitar recorrerla mentalmente, ansiando sentir el contorno de su piel bajo sus manos, su boca. El deseo lo quemaba desde dentro, un fuego que se avivaba con cada imagen que aparecía en su mente. Cada curva, cada detalle de su señora lo atormentaba, lo seducía. La visión de su pecho apretado bajo las túnicas mojadas, esos labios húmedos y entreabiertos por el frío, lo hacían desear hundirse en él, poseerla de una forma que solo él sabía.

Wen Zhuliu lo acompañaba a una distancia prudente, claramente consciente del estado de su líder, pero manteniendo la discreción que lo caracterizaba. Fingía no notar la mirada encendida de deseo que Wen Ruohan solo reservaba para Madame Wen. Pero en la atmósfera cargada de deseo, era imposible ignorar lo palpable de esa lujuria que se había apoderado del líder.

—¿No te parece hermoso este lugar? —preguntó el Líder Wen, rompiendo de golpe los pensamientos ardientes que habían invadido su mente.

Wen Zhuliu, siempre atento a las palabras de su líder, lo observó con una mirada tranquila antes de responder:

—Lo es, Líder Wen.

Wen Ruohan asintió, mirando de nuevo hacia el lago, sus ojos viajando sobre la superficie cristalina que reflejaba los lotos en plena floración.

—Es un lugar realmente hermoso... —hizo una pausa, con una leve sonrisa que no solía mostrar—. Lo único malo de este sitio fueron sus antiguos líderes —comentó de forma irónica, dejando caer las palabras como si fueran una verdad conocida, aunque en realidad solo él sabía a qué se refería.

Wen Zhuliu arqueó ligeramente una ceja. No comprendía del todo esa observación, pero sabía que no debía interrumpir a su líder cuando hablaba, por lo que permaneció en silencio, esperando más detalles.

Wen Ruohan, como perdido en sus pensamientos, continuó mientras una suave brisa agitaba sus ropas:

—¿Sabes? A-Ying solía nadar en este lago... —sus palabras se volvieron más suaves, casi como si hablara para sí mismo—. Venía a recoger las semillas de loto que tanto le gustan. ¿Puedes imaginarlo? Nadando aquí solo para conseguir esas semillas... y escapando de los regaños del viejo que cuida este lago.

Wen Zhuliu, podía sentir una calidez diferente en las palabras de Wen Ruohan, siempre que se refería a Madame Wen. No era solo un comentario distante; había una emoción genuina, casi cariñosa, cuando hablaba de Madame Wen.

—Madame Wen tiene un gran gusto por las semillas de loto —respondió con cuidado.

—Así es —Wen Ruohan rió suavemente, y una sonrisa poco habitual cruzó su rostro—. Le encantan, no puede resistirlas —afirmó con una expresión que parecía impropia de su usual porte imponente, su mirada brillando con un afecto innegable.

Wen Zhuliu, sabiendo bien cómo era su líder cuando pensaba en su esposa, decidió aprovechar el momento.

—Ya que estamos aquí, Líder Wen... ¿por qué no compramos algunas semillas de loto para Madame Wen? Estoy seguro de que le encantaría recibirlas directamente de usted.

El sol de QishanWen☀️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt