» 𝚝𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚗 ; 𝚗𝚘 𝚜𝚞𝚛𝚙𝚛𝚒𝚜𝚎𝚜 «

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-No te preocupes, hablaré con ella. 

Gabriel apretó los labios en una mueca de incertidumbre. 

- ¿ Estás seguro ? Sabes que puede tener mucho temperamento a veces. 

- Tranquilo, lo se. - masculló, recordando las muchas veces que la mujer no había tenido tapujo alguno para echarle las cosas en cara. - Tal vez hasta nos sirva para arreglar nuestras diferencias. 

- Sabes, no creo que seáis tan diferentes como piensas. - habló mientras se incorporaba, retirando con delicadeza las sábanas que revelaban su cuerpo desnudo. Esto obligó al rubio a apartar la vista, aunque de soslayo pudo vislumbrar la figura de espaldas del hombre a contra luz, contrastando con los rayos de luz que se colaban por la ventana. 

Mirándole de reojo, Gabriel sonrió divertido, siguiendo con el exhibicionismo solo con la intención de molestar a su amante un poco más. 

- Oh, vamos. Ni que no me hubieras visto antes. - Rio, mientras  Belos se resignaba a seguir apartando la mirada, más por vergüenza que por respeto. Esto solo le dio al moreno más ganas de seguir picándole, por lo que suavemente le tomó del mentón, clavando sus ojos castaños en los azules y profundos del contrario. Se inclinó un poco más sobre él, casi podía sentir aquel cuerpo temblar debajo del suyo propio. - No parecías tan avergonzado ayer. 

- Te encanta ponerme nervioso ¿ No ? - Murmuró, tratando de sonar lo más claro posible, aunque su voz seguía entrecortándose. 

- Sí, lo siento. - Dijo el otro entre risas. - Eres demasiado tierno así. 

- No creo que esa sea la palabra. - Gruñó mientras volvía a envolver los brazos alrededor del cuello de Gabriel, hundiéndose en el aroma apaciguante de este a la vez que le atraía más hacia él. 

- Oh, para mi lo es. - con suavidad volvió a tomar al contrario el rostro, disminuyendo la distancia entre ambos. No pasó demasiado tiempo hasta que sus labios se volvieron a encontrar, iniciando un vaivén suave, que se convirtió en mitad agonía y mitad placer. Las manos del rubio trepan desesperadamente hasta la nuca del otro hombre, enredando los dedos entre sus rizos castaños. Lento, tortuoso. Se dio cuenta entonces de cuanto había deseado que ese momento llegara. 

- Nunca...había amado a alguien de esta manera. - Habló Gabriel en un susurro en cuanto se separan. Su voz se arrastraba silenciosa, como si alguien más pudiera oírle.  - Te has convertido en lo más hermoso que me ha pasado nunca. 

- No merezco que me digas eso... - Responde Belos en el mismo tomo. - Quizás no sea ni la mitad de las palabras bonitas que me dices. 

- No te tortures así, por favor. - murmuró a la vez que deslizaba sus dedos por la tez del contrario. 

- Solo digo la verdad, Gabriel. Deberías saberlo... 

El mencionado siguió acariciando su rostro con gentileza. 

- Mi amor, no eres mala persona. Eres humano, y estás herido. Quizás eso no justifique las acciones del pasado ni pueda hacerlas desaparecer de la nada, pero se que estás intentando arreglar esos errores. Si no, no estarías aquí. - Besó su frente con suavidad. - Créeme cuando te digo que no te mereces todo el odio que te das a ti mismo. 

- Es difícil de creer a veces. 

- Entonces tendré que amarte lo suficiente por los dos. - El rubio le miró sin entender. - Hasta que puedas curarte a ti mismo y te veas de la manera que yo te veo. 

Los  ojos de Belos se entrecerraron, a la vez que intentaba encontrar las palabras para responder a aquello, pero el nudo en su garganta le impedía decir nada. 

» ᴅᴇᴍᴇɴᴛɪᴀ « | goldric ; hundric Where stories live. Discover now