La niña indeseada

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Mi pequena Lorelei, escúchame! ¡No puedes tener un destinado! ¡Debes rechazar a tu pareja! Si no, tú... tú..." sus gritos se desvanecen en la oscuridad.

Me desperté bruscamente, siento mi cuerpo temblar y el aire es difícil de coger, esa fue la última vez que vi a mi nodriza María antes de que mi padre la matara...

"¡Lorelei! Lorie solo fue una pesadilla... Estoy aquí contigo" me consoló Belkam mientras me acariciaba la espalda.

Solo deseo una noche sin pesadillas.

No soy más que un mal presagio para los que me quieren, espero que nadie más me quiera... nunca.

A la mañana siguiente Belkam se fue a cumplir con sus deberes de alfa, abrí los ojos todavía mirando al techo para descubrir que estoy atrapada en este laberinto de pasillos fríos y oscuros, de paredes grises y esperanzas muertas.

Dirijo mi mirada a la puerta y encuentro mi desayuno deslizado bajo la trampilla de la puerta, hace frío, quiero algo diferente, cálido, algo que me haga sentir viva.

Quiero cazar, no. Necesito cazar.

Me pongo un vestido ligero y oscuro para poder correr con facilidad, sería fácil bajar las escaleras pero sé que recibiría un montón de miradas tensas de los sirvientes, además nadie se dará cuenta si me caigo bajando por la pared de ladrillos. Cuando el suelo levanta mis pies me dirijo al bosque escondiéndome entre las sombras del castillo, me desprendo del vestido y lo escondo en uno de los troncos de los árboles.

El viento frío acaricia la piel de mi cuerpo desnudo.

"¿Estás lista Historia?" Cierro los ojos y sonrío.

"Sí Lorelei, libérame" saltamos en el aire y se libera, los susurros del bosque en nuestro pelaje, el suelo y la hierba bajo nuestras patas, nuestras garras se tensan y nuestro cuerpo de lobo se estira, la respiración constante, me encantaba la sensación de libertad y salvajismo, correr... cazar me encantaba ser un lobo... me encantaba como eso hacía sentir a mi loba, al menos no me juzgaría.

Corrimos por el bosque hasta que el aire se llenó de un delicioso aroma, la presa estaba localizada, a pocos metros, casi podía saborear aquel hermoso ciervo dorado, sentía la calma y a la vez la tensión de matarlo.

Estaba lista para abalanzarme sobre él cuando sentí mi enorme cuerpo de lobo ser abordado y soltar un fuerte gruñido advirtiendo accidentalmente a mi presa que emprendió la huida.

Belkam me dedicó una enorme sonrisa, volviendo a su forma humana y extendiendo su mano hacia mí.

"Ese era mi desayuno, odio cuando interrumpes mi cacería", me desplacé hacia atrás protestando decepcionado mientras veía al ciervo alejarse.

"Necesitas comida humana, no quiero que te asilvestres" acarició mi mejilla con su dedo índice que colocó bajo mi barbilla levantando mi cara "Y sabes que no me gusta que salgas a cazar sola, eres la hija del alfa"

"Eres el heredero...además siempre estoy sola" enfatizó ante sus palabras.

"¿Quién lo dice? Bueno, ¿qué te parece si en lugar de ^hija del alfa^ te llamo mi Luna?" sonrió mientras me besaba dulcemente.

"No podemos Belkam.... María dijo..." Intenté romper el beso pero su firme agarre me mantuvo firme en el mismo lugar y mi mirada cae al suelo.

"No me importa lo que dijo María" volvió a levantar mi rostro " Lo que tenemos es mucho más poderoso que cualquier advertencia, debes sentir lo atraídos que estamos el uno por el otro"

"Ahora déjame vestirte, no quiero que otros machos observen a mi pareja" sonrió mientras deslizaba mi vestido desde mis pies, no sabía cómo se sentía la atracción de la pareja pero nada en el mundo se sentía mejor que sus dedos rozando mi piel.

"Sabes que juré no tomar un compañero" le respondí tratando de sonar fría.

"No hay nadie en el mundo que signifique más que tú, ninguna otra hembra me satisfaría jamás, te amo y en cuanto mi lobo te reconozca esta noche te marcaré y te haré mía como es debido" murmuró en mi oído haciendo que me sonrojara.

Odiaba lo abierto que era sobre su enamoramiento hacía mí, quería corresponder a sus sentimientos casi desesperadamente pero algo en mi interior se sentía raro.

La Maldición De Mi Luna: Quédate Conmigo (Libro 2)Where stories live. Discover now