"Yo". Geng Meng fue al grano: "Soy su hijo".

    Shen Meng siguió a la enfermera para extraerse la sangre. El pasillo se quedó en silencio por un momento, la asistente se frotó la cabeza torpemente, sólo parecía existir algún secreto inimaginable: "Yo... iré a comprar algo para beber, ¿qué quieres?"

    "Lo que sea".

    "¡Oh, oh, vale!" La asistente se escabulló y se alejó con un flash.

    Sólo quedaba Geng Meng en el pasillo terriblemente silencioso. La luz roja parpadeante caía sobre el rostro pálido y frío de Geng Meng, que permanecía inmóvil, mirando la puerta de la sala de emergencias, sus manos colgantes cerradas en puños.

    Era como si volviera a estar en aquella noche lluviosa e impotente.

    Temía que su madre se fuera.

    Temiendo que la tía Shen se fuera.

    No me dejes solo.

    No quería... volver a estar solo.

    Al final del pasillo, una larga figura se acercó lentamente, Geng Meng estaba tan concentrado en la sala de urgencias que no se dio cuenta de que alguien se acercaba. De repente, un calor le llegó a la mejilla, y ladeó la cabeza sorprendido. Lo primero que vio fue el logotipo de una marca de té con leche, para luego darse cuenta que era una lata.

    Entonces, vio una cara conocida.

    Geng Meng se sorprendió: "¿Primero de la clase?"

    "Estoy aquí para ver al doctor". Fu Jingsi le lanzó el té con leche a Geng Meng.

    Fu Jingsi había seguido a Shen Meng todo el camino, cuando sintió que algo iba mal: había visto todo lo que pasó en el pasillo y había escuchado el nombre real de Geng Meng.

    Empezó a preguntarse por qué Geng Meng había permitido que el verdadero Shen Meng le hiciera una transfusión de sangre a Shen Yangqin. Entonces tuvo una conjetura: Geng Meng y Shen Meng, no estaban intercambiando sus identidades, sino que habían intercambiado almas.

    Esto también explicaría el hecho de que la feromona de Shen Meng, el que solía oler a menta, traía consigo otros olores dulces en él, los que seguramente pertenecían a la feromona de Geng Meng.

    Geng Meng no respondió: "¿Quién está enfermo?"

    "Yo". Fu Jingsi se sentó en el banco de a un lado: "¿No estás cansado de estar siempre de pie?".

    Hubiera sido mejor que no lo mencionara, pues cuando lo hizo, a Geng Meng sintió que le dolían las piernas; había estado en un estado de alta tensión mental durante casi dos horas desde el accidente.

    Se sentó destapando la lata, luego inclinó la cabeza y se bebió la mitad del té con leche de un solo trago: el té con leche estaba caliente y calentó su incómodo estómago.

    "Gracias". Levantó la lata de té con leche: "Está bueno". La mano de Geng Meng ya no estaba tan fría y preguntó: "¿Qué tienes?".

    "Una enfermedad menor". Fu Jingsi cambió de tema: "Y tú, ¿qué te pasó?".

    "..." La mano de Geng Meng se tensó, "Mi madre... fue atropellada por un coche".

    Fue su culpa.

    Si no hubiera insistido en volver a Guicheng, Shen Yangqin no le habría perseguido hasta el aeropuerto, y sin ir al aeropuerto, Shen Yangqin ya se habría reunido con Shen Meng, en lugar de estar tumbada en una fría mesa de operaciones.

Un par de AcesWhere stories live. Discover now