John Michael corría con él de un lado a otro cada vez que se ponía mal, sin embargo, lejos de darle buenas noticias conforme corrían los días, los médicos eran realistas con su situación e inevitable futuro. Y poco a poco se hacía a la idea de que el día menos esperado, aquel anciano daría su último suspiro. El solo pensar en tener que pasar y lidiar por esa situación, le causaba pánico.

Su cuerpo y corazón le estaban pasando la cuenta, y en el momento menos esperado emprendería ese viaje al que todos debemos enfrentar, ese sueño eterno llamado muerte. Y una vez más se encontraba frente al médico escuchando lo que varias veces éste le había dicho, luego de que el anciano sufriera una nueva recaída por su enfermedad. No obstante, cada vez que el médico se lo recordaba, dolía como la primera vez que tuvo la desgracia de escucharlo.

-No me diga eso. -Un desconsolado John Michael le pedía al médico tratante no recordarle lo que en desgracia sabía- No puede ser verdad, a mi tata le falta mucho para irse al cielo.

-Qué más quisiera que fuese así, -por mucho que no quisiera recordarle la triste realidad, debía hacerlo, posando su mano sobre el hombro de John Michael para darle consuelo, algo muy difícil considerando el estado de salud del hombre- pero la realidad es otra y ya no podemos hacer nada por él, toma en cuenta su avanzada edad. Fue un hombre de trabajo durante la mayor parte de su vida, y ahora, dada su condición, solo nos queda esperar el desenlace. Solo trata de que esté bien, que no pase malos ratos y sobre todo que no trabaje tanto.

-Está bien doctor, haré todo lo que esté en mis manos para que mi tata esté bien, no quiero perderlo, -expresaba cabizbajo ante la noticia, y es que a pesar de saberlo no lo aceptaba, por el contrario, se aferraba a una falsa ilusión- yo sé que su cuerpo tiene muchos años encima y que no soy el único en esta ciudad que le tiene cariño, tonto no soy, el tiempo junto a él es más que suficiente para notar que es un hombre muy querido aquí.

-Así es mi amigo, ha logrado sobrevivir a muchos males, y por fortuna en su camino te encontró para acompañarlo y cuidarlo en sus últimos días.

El médico le daba palabras de aliento, intentando darle a entender a John Michael que de él dependía que aquel anciano pasara sus últimos días de la mejor forma, que no era casualidad el que ambos entrelazaran sus vidas. Pero cualquier palabra de aliento en ese minuto era en vano, la realidad y el cruel final que le deparaba al anciano tendría que afrontarlo en cualquier momento, y aquello siempre le causaba cierto grado de temor.

-No diga eso doctor, a mi tata le quedan muchos años por delante. -Sin embargo, John Michael seguía en su estado de negación, simplemente se rehusaba a la idea de verlo partir de este mundo.

-Eso solo depende de él, y de los cuidados que puedas brindarle, pero más que eso, tu compañía es vital para darle una razón más que suficiente para querer vivir por mucho tiempo. Debes estar pendiente de él, y que se tome los medicamentos a las horas correspondientes. No lo sanarán, pero harán que su pasar sea más llevadero.

Ya estabilizado, no pasaría mucho tiempo para que estuvieran de vuelta en el taller, a muy altas horas de la noche. John Michael pasaría el resto de la velada en su compañía, durmiendo a saltos sobre el sillón, y ante cada queja o ruido que provenía del dormitorio, daba un salto y corría para ver cómo se encontraba el anciano. Fue una de las tantas largas noches que franquearía junto a él, pero ya estaba acostumbrado a ese tipo de jornadas.

Para el anciano, su única familia era John Michael, por lo que siempre trataba de guiarlo por el buen camino y enseñarle lo que más pudiera, para que cuando él ya no estuviese, no dependiera de nadie para salir adelante. Una de las tantas noches en que John Michael se había quedado en el taller para hacerle compañía cuando éste no se sentía bien, le había confesado que en diversas ocasiones no tenía donde pasar la noche, que en realidad venía de un pueblo muy lejano y abandonado del mundo exterior, y que de cuando en cuando lograba alcanzar a llegar a dormir al albergue. Cuando no le daba el tiempo de llegar, simplemente se quedaba en la calle.

UNA NUEVA IDENTIDAD. (COMPLETA)Where stories live. Discover now