Capítulo 20

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-Brigada Inquisitorial mis calzones -suelta Fred con una carcajada. Yo lo imito al recordar el rostro aterrado de Montague.

-No deberían haber hecho eso. Ahora que Umbridge es la directora de Hogwarts... -comienza cal, con el ceño fruncido y una exresión desaprobatoria. Sarah, a su lado, asiente, estando de acuerdo con mi amigo.

-A veces me pregunto si nos escuchas realmente, Calum -comenta Fred, suspirando y mirándolo con ojos entrecerrados-. Ahora que Dumbledore no está...

-Es justamente el momento de hacer este tipo de cosas -completa George con una sonrisa enorme.

Escucho que Cal refunfuña algo por lo bajo y golpeo su brazo con mi codo, dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

-Tú no tuviste nada que ver, ¿cierto? -Dice de repente con los ojos muy abiertos, como si la idea se le acabara de ocurrir y ello lo dejara aterrado -. Puede que Fred y George estén decididos a armar unos cuantos líos, y Merlín sabe que nadie podrá detenerlos, pero tú aún tienes esperanzas. Te haré un hechizo para mantenerte quieta, si es necesario -añade último, advirtiéndome.

- ¿Esperanza? Hablas como si fuéramos casos perdidos -exclama George, completamente divertido y risueño.

-Gracias por la observación -agrega Fred. Una sonrisa gigante está pintada en sus labios, la misma que hace cuando una situación supera sus expectativas. Supongo que la resignación de Cal le da a entender que alguien ha comprendido al fin su rebeldía.

Suelto un bufido irritado y ruedo los ojos, ignorándolos.

-Aunque ahora mismo quisiera haber visto cómo Montague desaparecía en el armario evanescente -aclaro, dejando claro que hubiera querido participar -, ninguno de ellos me dejó tomar parte. -Los miro a ambos con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados -. Egoístas -suelto, más enfadada de lo que aparentaba estar.

George besa mi mejilla sin perder en ningún momento el buen humor.

-No te enojes. Has oído a Calum, tú tienes esperanzas todavía -señala con toda la buena intención.

Estoy a punto de soltarle unas cuantas verdades, quizá más en broma que seriamente, cuando todos nos detenemos al vislumbrar que los enormes relojes de arena que marcan los tantos de Gryffindor y Ravenclaw dejan ir unas cuantas gemas, perdiendo así varios puntos en ambas casas. Bajo ellos, observando tan fijamente como nosotros, están Ron, Harry, Hermione y Ernie Macmillan, un compañero de Gryffindor. Todos ellos miran con los ceños fruncidos y no reparan en nuestra presencia hasta que nos acercamos y Fred exclama, con bastante menos humor del que tenía:

-Se dieron cuenta, ¿verdad?

Todos ellos se voltean y nos ven, caminando unos pasos para crear un solo grupo.

-Malfoy acaba de descontarnos cincuenta puntos-explica Harry furioso mientras unas cuantas gemas más bajan a la parte inferior del reloj de arena.

A la mención de tal chico, mi corazón suelta un latido potente. Antes lo hubiera interpretado como desprecio sin problema, pero ya no estoy tan segura. Ya nada en mí es tan firme y decidido con respecto a él.

-Sí, Montague también intentó reprendernos en el recreo -asegura George, recuperando su diversión ante la anécdota.

- ¿Qué quieres decir con eso de que lo intentó? -Ron se apresura en preguntar. Tengo, sin poder evitarlo, que soltar una risa entre dientes.

-No pudo pronunciar todas las palabras-explica Fred tranquilamente, como si estuviera detallando por qué nació-porque lo metimos de cabeza en el armario evanescente del primer piso.

"Rejas"Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt