El día que lo conocí esta muy presente en mi memoria...
Eran las tres de la tarde, apenas salia del colegio e iba apresurada a la parada del autobús, después de ahí tenia que ir al trabajo. Laboraba en una cafetería de cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche, mis días eran muy pesados en aquel entonces; sin embargo yo no podía dejar el empleo ni la escuela.
"Es muy tarde"
Pense al ver mi reloj, por lo que comencé a caminar mas rápido y justo en ese momento unas gotas de agua comenzaron a caer en mi piel.
"No puede ser..."
Sabia que tarde o temprano llovería, en las noticias habían avisado; sin embargo olvide llevarme una sombrilla ya que en esos días no tenia cabeza para nada.
Seguí caminando hasta que tuve que decidir entre dos opciones:
"Irme por el camino de siempre y llegar tarde al trabajo o Tomar un atajo por el callejón de la muerte y llegar a tiempo al trabajo"
Ambas sonaban igual de mal; pero tenia que elegir rápido o ninguna de las dos seria factible.
"Si no fuera porque la directora me quito tiempo, ahora no tendría que decidirme por el callejón de la muerte"
Y este no era conocido por muy buenas cosas que digamos, asaltos, desapariciones y cadáveres encontrados ahí, eran unas cuantas que lo caracterizaban.
Mire dudosa a aquel lugar oscuro y sombrío con olor a basura, pero la lluvia que cada vez se intensificaba más me hizo dejar de dudar.
Comencé a correr lo más rápido posible, tenia la ropa empapada y el cabello pegado a mi cara por la lluvia.
—¡Mierda!—Grite al tropezarme.
Justo cuando iba a ponerme de pie logre escuchar una carcajada que hizo que la piel se me erizara.
"Ni si quiera tengo dinero"
"¿Por qué corres en la lluvia? Es obvio que te caerías, y más con esos zapatos" Escuche decir a la voz de un chico entre risas. Lo que hizo que me pusiera de pie rápido y mirara hacia al lugar de donde provenía aquella voz.
Recargado en una pared se encontraba un tipo de cabello negro y ropa del mismo color.
—No tengo dinero, ni nada valioso—Dije rápidamente mientras daba pasos hacia atrás, y justo antes de que me echara a correr, el dijo algo que hizo que me quedara quieta.
—Sol, ¿Enrecio crees que tengo cara de ratero?, eso me ofende mucho eh...—Dijo esto mientras caminaba hacia mi dirección.
—¿Sol? ¿Como...?—Pregunte sorprendida .
—Tienes cara de sol—Dijo mientras se hundía de brazos y se ponía de pie enfrente de mi.
—Raro...—Dije mientras me daba la vuelta y caminaba con más prisa.
"Sol, ten cuidado" Escuche decir al chico, lo cual hizo que me entrara aun más miedo.
