Introducción

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Amé su cuerpo entonces y su alma.

Su piel fue para mí la tierra firme;

la soñé como un sexto continente

no registrado en mapas todavía.

Soñé con la bahía de su boca.

Su pelo era una selva virgen

que abría su misterio mineral y oscuro.

Soñé con las ciudades de sus pechos.

Los ríos de las venas que afloran en su piel

eran rutas abiertas

a la navegación y al gozo.

Se podía viajar en su mirada.

En las blancas llanuras de sus manos

yo cultivé el maíz y buenas relaciones.

Después no pude estar sino en su cercanía.

Brasserie Berry → historia cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora