CAPÍTULO 1

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Un año y medio después...

NICOLE

La prestigiosa universidad de Nebraska me hace sentir muy pequeña mientras entro por sus enormes puertas. Este lugar es descomunal. Solemne. Formado por varios edificios que se conectan entre sí a través de un inmenso césped. Mi mirada se dirige hacia una edificación histórica de ladrillos rojos y marrones de demasiados pisos. Yo... no debería de estar aquí. Aún estoy a tiempo de volver atrás. De regresar por donde he venido. Por esas puertas enmarcadas en dorado. Ahora más que nunca sé que esto de venir aquí no ha sido una buena idea. Mis pulsaciones rebotan en mis orejas. Las manos me sudan mientras me llevo una uña a la boca y me recuerdo que he de dar este paso. Odio hacer ese gesto, pero siempre lo hago cuando estoy nerviosa. Y vaya, ¡este sitio impresiona!

Aunque sea exactamente igual que el panfleto que recibí de ella, siento que el estómago se me encoje al tiempo que avanzo y recorro lentamente lo que será mi hogar los próximos años. Un sudor frío cae por mi espalda al pensar en esto. Me siento más perdida que nunca. Cuatro años alejada de todo lo que era mi vida hasta esta mañana. Puede que a cualquier otra persona esto le pareciese algo maravilloso, pero a mí me parece horrible.

Tan solo quiero volver a mi casa, a mi habitación, y tumbarme a escuchar la última canción de John Legend. O ver la lluvia o la nieve deslizarse hacia el suelo. Ambas opciones me encantan si estoy acurrucada en el salón con varias mantas y una taza de chocolate caliente. Siempre he pensado que me encantaría tener una buhardilla en mi habitación para poder ver la lluvia y la nieve caer desde mi cama y me daba algo de rabia tener que hacerlo en el salón. Ahora mataría por volver a ese salón.

Observo a un grupo de chicas que se ríen y que son el centro de atención, sentadas en una mesa de madera que está colocada sobre el césped, totalmente cuidado y verde, cerca de Love Library. Noto una punzada en el pecho al seguir mi camino y pasarlas de largo. Nunca he querido ser popular. No lo fui en el instituto y no creo que lo sea en la universidad, pero al menos, quiero ser normal y no la rara que se encierra en el baño por culpa de algo que en este lugar quiero mantener en secreto. Algo que me hizo casi la vida imposible cuando salió a la luz en mi pasado.

A día de hoy, martes veintidós de septiembre, por mucho miedo que me de, estoy dispuesta -si no salgo corriendo a casa- a entrar en esta nueva parte de mi vida y olvidarme por completo de la anterior. Quiero borrar de mi memoria a todas las personas que me han hecho daño en algún momento, lo cual abarca a la gran mayoría de la gente. Y mucho más teniendo en cuenta que vengo de un pueblo pequeño, donde todo el mundo se conoce, pero también se juzga. Y qué fácil es juzgar lo que no se entiende, ¿verdad?

Suspiro, nerviosa, notando la garganta seca y como las pulsaciones siguen en mis oídos. Es como si estuviese metida en una especie de burbuja y caminase como si fuese un zombie, sintiéndome totalmente perdida. Solo los pasos de las dos personas que me acompañan me mantienen a flote. Esos mismos que hacen que muchas personas se giren a mirarme. Creo que ya va siendo hora de presentarme.

Me llamo Nicole Greenwood y tengo dieciocho años. Desde ayer. Sí, mi cumpleaños es el 21 de septiembre. Y ayer estaba tan nerviosa que no he podido celebrarlo porque me pasé todo el día enferma del estómago en la cama. Creo que nadie quiere celebrar así su dieciochoavo cumpleaños.

Mañana será mi primer día en la universidad, en Lincoln. Crecí en Pasadena, pero tras aquel fatídico día, en el que yo tan sólo tenía ocho años, me trasladé a un pueblecito de Nebraska, donde me criaron mis abuelos maternos. Mi abuelo se gana la vida con un taller en el que arregla vehículos, y yo he trabajado con él ahí y lo he ayudado en todo lo que he podido. Los habitantes del pueblo dicen que es adorable que una chica haga ese tipo de cosas, pero en el fondo sé que lo dicen despectivamente, como si fuese algo gracioso y no algo respetable. De todas formas, tampoco quiero ganarme la vida así. Yo aspiro a algo más, por eso precisamente me he obligado a montarme en el coche esta mañana, con un nudo en la garganta, y a sonreír a esta nueva etapa, aunque por dentro estoy muerta de miedo.

ABEJA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora