V

36 3 0
                                    

CAPITULO 05

Once años después.

En el castillo de Leo.

Tenía puesto un largo vestido rojo, su larga cabellera dorada y ondulada caía como una cascada por su espalda, sus labios estaban pintados de rojo, sus ojos ambar observaban a su alrededor. Se detuvo por unos segundos al sentir que alguien la estaba siguiendo, sabía perfectamente de quién se trataba. Era Hughard , el hijo de Zephyrus, rey de Corvus y el que actualmente se encontraba reinando con crueldad lo que un día fue el brillante reino de Leo.

—¿Tu padre no te enseño que no es de buena educación espiar a las personas?—comentó Lexandra girándose y viendo fijamente al hombre frente a ella de cabello negro hasta los hombros, ojos negros, piel blanca, delgadas cejas arqueadas, nariz recta. Sin mencionar la cicatriz en el ojo derecho.

—¿ Tus padres no te enseñaron a no hablarle así a tus superiores? Ah, perdona, ellos ya están muertos. Te recuerdo que mi padre es el rey. Tú y los demás solo siguen vivos porque él y los otros reyes decidieron que los querían como nuestras parejas, aunque los débiles de Virgo terminaron muriendo hace once años. No eres más que una antigua princesa que ahora es nuestra esclava —pronunció esas palabras con una voz frívola mientras se acercaba más a Lexandra, ella retrocedió hasta sentir su espalda chocar con la pared.

Él hombre coloco ambos brazos a los lados de ella antes de volver a hablar.

—Cuando cumplas veintidós años te convertirás en mi esposa, darás a luz a un niño, y te quedarás el resto de tu vida encerrada en este castillo, prometo que te usaré cuántas veces me dé la gana —Él no tenía ninguna expresión en su rostro, solo miraba fijamente a la leonina que tenía enfrente.

Ella solo sonrió de lado y le respondió: —Primero muerta antes que dejar que un hombre como tú me haga su esposa —Una media sonrisa se formó en los labios del de ojos negros.

—No te preocupes, te haré olvidar todas esas palabras cuándo seas mía. Además, recuerda que soy el príncipe y tienes que hablarme con respeto —Le susurro en el oído a la pelidorada. Hughard levanto su mano izquierda y apretó las mejillas de Lexandra con fuerza para que ella lo mirará a los ojos —¿Entendido? —cuestionó esperando una respuesta.

—Sí, príncipe —contestó guardándose las ganas de darle un golpe. Él heredero de Corvus la soltó para luego irse del lugar.

La de ojos ambar se quedó recostada en la pared unos segundos. Luego caminó hacia su habitación y se dejó caer en su cama. Extrañaba profundamente a sus padres. Había sufrido por tantos años en manos de esos invasores que se apoderaron de su reino y desde entonces ellos no la tratan más que como un simple objeto. Ella y los otros son obligados a asistir cada año a la fiesta que Drakon ofrece para celebrar el día de la invasión a los reinos, la única ocasión en la que ellos se pueden ver y conversar, para después enfrentarse entre ellos con el fin de entretener a los actuales gobernantes. Sentía ira de tanta solo recordar las muchas veces que salían muy golpeados de esas luchas.

Recordó cuando ella junto a los demás príncipes se reunían y jugaban en los jardines, todo era felicidad en ese entonces. Lágrimas bajaron por sus mejillas al recordar que los de Virgo ya no estaban con ellos, pero se alegraba de que no estuvieran pasando por el infierno que los otros y ella sí. Seguramente ambos estaban en los campos Eliseos, en paz junto a sus padres.

Saga Elementales: La Rebelión #PGP2023Where stories live. Discover now