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Uno de los lujos que Beomgyu podía disfrutar en esa torre es el permitirse tener largas sesiones de baño sin molestos guardias vigilándolo constantemente o su antiguo mayordomo recordándole cada maldito segundo que debía apresurarse

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Uno de los lujos que Beomgyu podía disfrutar en esa torre es el permitirse tener largas sesiones de baño sin molestos guardias vigilándolo constantemente o su antiguo mayordomo recordándole cada maldito segundo que debía apresurarse. En palacio nunca pudo asearse en paz, le angustiaba tener que enjabonarse ante varios pares de ojos posados en su cuerpo.

Esto hacía un contraste muy grande con como era en la actualidad, donde se baña a la hora que él quiera, en completa privacidad y tranquilidad.

Si bien la bañera de la torre no era tan grande como la de palacio, Beomgyu estaba más que satisfecho con que fuera funcional.

Se había establecido una rutina para no abusar de ello, por lo que únicamente los viernes la llenaba por completo de agua caliente para luego meterse y quedarse ahí hasta que sus dedos empezaran a arrugarse, no sin antes enjabonarse correctamente el cuerpo y cabello, claro.

En el momento que todo estaba lleno de espuma era la señal para recostarse en el borde y dejarse llevar por el suave aroma del gel y la agradable sensación de estar calentito aún sin llevar ropa alguna, soltando un fuerte suspiro satisfecho cuando la tensión de sus músculos desapareció por completo.

Y aunque amaba bañarse solo, en algún punto siempre llamaba a su plumoso amigo para que le hiciera compañía. Después de todo, su presencia es mil veces más agradable que la de cualquier persona.

—Duun~

Obedientemente, el ave entró volando por la puerta —que Beomgyu siempre dejaba abierta— y se posó en el borde de la bañera.

—Cada vez que te llamo vienes súper rápido~ —canturreó divertido, mostrándose agradecido por ello, a lo que el búho rodó los ojos—. ¿Vas bañarte?

Con esa cuestión, el ave abrió las alas haciendo amago de irse, pero Beomgyu lo atrapó antes de que ocurriera.

—No era una pregunta —aclaró hundiendo un poco al ave dentro de la bañera—. Esta mañana tenías un olor... peculiar, ya te tocaba baño.

En respuesta el búho lo picó en la mano.

Un quejidito de dolor salió de su boca, y luego de sobarse un poco la zona dijo: —No seas así. Si quieres estar en la cama debes ser un búho limpio —con el ceño fruncido.

Eso fue suficiente para que Eoduun se mantuviera tranquilo mientras el rubio lo enjabonaba. Sabía que el animal amaba acurrucarse en su almohada durante el día, y muchas veces debía hacerle chantaje con ello para que se dejara bañar.

Una vez bien limpito y sin rastro de jabón, Beomgyu lo dejó fuera de la bañera con cuidado de que no se le cayera, justo encima de la toalla para que se secara al natural mientras él seguía disfrutando del agua calentita.

Hace tiempo, sin querer le arrancó una pluma al secarlo. No se arriesga a frotarlo con la toalla de nuevo por si vuelve a pasar, no después de casi llorar por la culpabilidad luego de haber escuchado el lloriqueo y quejas del ave. Se sintió muy mal y lo estuvo mimando mucho durante una semana como disculpas.

Un profundo suspiro salió de su boca al recordarlo. Desde ese suceso, ha tenido mucho cuidado a la hora de darle caricias con la idea de que posiblemente el ave es muy sensible cuando se trata de sus plumas. No lo sabía con exactitud, pues a veces se le caían como si nada o él mismo se arrancaba las que estaban en mal estado.

Realmente no sabía casi nada de los búhos, y le encantaría investigar más sobre estos misteriosos animales, pero...

—No hay ni un libro sobre búhos en esta torre —murmuró para sí mismo, finalizando con un puchero.

—¿Buh uhh?

Me gustaría saber más de tí, Duun.

El ave abrió ampliamente los ojos con cierto brillo en estos, así como hizo aquella vez que Beomgyu le dijo 'Te quiero'.

—Eres tan expresivo cuando digo ciertas cosas que llega a ser adorable —admitió en voz alta con una cálida sonrisa en su rostro—. ¿Crees que el hechicero volverá? Me gustaría pedirle que quite la maldición o lo que sea que me impide salir.

El ave se mantuvo cabizbajo hasta que salió  caminando del baño —aún algo empapado—, y a los minutos volvió con un papel en el pico, el cuál tenía escrito en grande "¿Te irás?" con la misma mala caligrafía de siempre.

—No dejaría de vivir en la torre si eso es lo que te preocupa; mucho menos te dejaría aquí solo si realmente quisiera irme —admitió sin pensar a la vez que volvía a recostarse en el borde de la bañera—. De todos modos, no está en mis planes huir, sólo quiero buscar libros nuevos, especialmente sobre tu especie.

Y así, luego de unos minutos más estando en la bañera rodeado de un cómodo silencio, Beomgyu se tiró en la cama al terminar de ponerse el pijama y cepillarse el cabello. Se pasaría lo que quedaba del día releyendo por  quincuagésima vez los libros que tenía del tal 'Soule'.

A la mañana siguiente fue sorprendido con una gran cantidad de libros nuevos en el suelo, cerca de la ventana más grande de la torre. Entre ellos había algunos con información sobre los búhos.

Aún no sabe con exactitud quien le traía las cosas, pero Beomgyu comenzó a dejar pequeñas notitas de "Gracias" en las zonas donde las encontraba, sintiéndose muy satisfecho cuando estas desaparecían, dándole a entender que esa persona ha visto y aceptado sus agradecimientos.

Porque podrá ser un chico —según él— imperfecto con nula experiencia en interacciones sociales, pero jamás un maleducado.

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𝐃ear 𝐓ower...¹ ꒰ ᵗᵃᵉᵍʸᵘ ꒱ ☑️Where stories live. Discover now