Capítulo 7

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Cómo aquella mañana, me había levantado con un horrible dolor de cabeza. Miré a mi alrededor y por un segundo no supe donde me encontraba, estaba desorientada, de no ser por un gran bulto a mi lado, no hubiese reaccionado.
Por un momento me asusté, hasta que miré a la persona y solté un suspiro de alivio al ver qué se trataba de Milo. Estaba en su casa, en su habitación, en su cama, justo a un lado.

Me levanté y me dirigí al baño, al entrar observé mi reflejo en el espejo. Parecía un zombie, entonces me di cuenta de otro detalle. No cargaba mi vestido, si no una pijama de Milo. Mis mejillas se enrojecieron, ¡¿Acaso el me había cambiado la ropa?! ¡Joder! Eso es lo más lógico, me sonroje aún más al entender que si el me puso ese conjunto, había visto en ropa interior; vió mi cuerpo casi desnudo.
Me apoye en el lavabo, está era la señal para que no volviese a tomar. Ya era momento de parar, cometí muchas, muchas estupideces que no se pueden enmendar. Y ayer, pudo haber pasado algo más arriba que los besos, porque, para variar y mi conciencia. Esta vez podía recordar todo muy bien, sin necesidad que el chico me dijera algo para hacer click en mi cabeza.

¡Estaba jodida!

La cordura que se había esfumado por toda una semana, estaba de vuelta en su lugar para poner en marcha su trabajo. Me sentía mal, estaba apenada por todo lo que había hecho, ¿Cómo miraría a la cara a Milo? O peor aún, a Mariam. Ahora, era inevitable no sentirme horrible, lo cual sería ser una cínica o doble cara, porque de solo recordar el beso con él... ¡Agh! Me hacía pensar cosas y sentirme flotar en una nube para después caer en impactarme en el duro suelo.

— ¿TN? —escuche a mi mejor amigo hablarme— ¿Dónde estás?

—Uhm, en el baño—me miré al espejo una vez más. Seguía sonrojada y comenzaba a ponerme nerviosa. Lave mi cara y salí. Vergüenza. Eso era lo que tenía en estos momentos—ya me voy.

—Espera—como de costumbre para detenerme, tomo mi muñeca— ¿Podemos hablar?

—No lo creo Milo, es hora de que me vaya a casa.

— ¿Otra vez?

—Lo siento, nos vemos mañana en la escuela—salí de su habitación, pero recordé algo y regresé—emm... ¿Dónde está mi vestido?

—En el baño, tirado en suelo, vomitado.

—Demonios, que asco—mordí mi labio.

—Te puedo prestar alguna prenda o si quieres, te puedes ir así.

—Bueno, mejor iré por Andy.

— ¿Para qué mierda lo quieres? Lo que sea que le vayas a pedir a él, me lo puedes pedir a mi.

—No te pongas de esa manera, quiero ver si me puede ir a dejar a casa en su motocicleta. Estoy con pijama para irme a pie.

—Eso lo puedo hacer yo.

—Sabes perfectamente que no deja que toques a su amada Karen.

—Pero lo puedo hacer en Katia.

— ¿Ya la compusieron?

—Así es, esa hermosura hace una semana que está como nueva. No había podido decirte.

—Oh, la verdad no quiero molestarte. Mejor le diré a Andy, hasta mañana—intente acercarme para despedirme, pero me retracte y salí.

Yo nunca me acercaba a darle un beso de despedida. No tenía porque ser así ahora

Comencé a buscar por todos lados a ese molesto chico, pero no lo encontraba. Imaginé que estaría desparramado en algún sillón, inclusive en el suelo, más no estaba por ningún lado.
Decidí subir de nuevo y buscarlo en su habitación, como debí hacerlo desde un principio y no dar vueltas como loca en la enorme sala.

"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]Where stories live. Discover now